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No hace falta un bola de cristal para adivinar que el Racing volverá a la Segunda B la próxima campaña. A estas alturas el objetivo de la permanencia empieza ya a desvanecerse como una nube de verano. Toca pensar en la siguiente temporada. Y toca ... ponerse en lo peor. El breve paso por el fútbol profesional ha resultado un descalabro. Deja un golpe en el presupuesto del equipo y supone un trastazo aún mayor en los ánimos de la afición. Vuelta al barro y reacción en cadena. Con el descenso al infierno llega también el vía crucis económico. Aunque el club aún no se ha pronunciado sobre el presupuesto para la temporada 2020-21, ya que hay que planificar cada detalle con la precisión de un cirujano plástico, la merma económica va a ser importante. Sólo con echar un vistazo a la cantidad que se va a volatilizar con la desaparición de las retransmisiones de partidos basta para hacerse una idea.
La calculadora echa humo. Cada euro cuenta y aunque las cantidades de ingresos por derechos televisivos aún no están determinadas, desde el Racing calculan que con el equipo en Segunda B la próxima temporada el club dejaría de ingresar aproximadamente 5,5 millones de euros. El tijeretazo es importante. En esta temporada en Segunda División el Racing contó un presupuesto de 9,11 millones de euros, de los que destinó 4.679.000 para los 24 futbolistas y el cuerpo técnico de la primera plantilla, además de un remanente de 321.000 euros para el mercado invernal. La entidad se afanó en sacar músculo económico –aunque no dejaba de ser uno de los presupuestos más modestos de la categoría– en un intento que sin embargo no le ha valido para mantenerse en el fútbol profesional. Y eso que en la última Junta de Accionistas la propiedad ya adelantó que de esa permanencia dependería en buena medida la viabilidad del club. Aunque se cuenta con un seguro por descenso de categoría, desde el Racing se asegura que no está definido aún.
Sobrevivir en Segunda B será un reto, y el escenario que deja tras de sí el covid-19 no ayuda mucho. Es más que posible que los ingresos publicitarios del club también se vean mermados. El impacto financiero de la pandemia en las empresas puede traducirse en partidas publicitarias menores. Un nuevo recorte. Desde el club aseguran que habrá que ver qué escenario deja el coronavirus, pero remiten a los 529.000 euros que se ingresaron en concepto de publicidad en la última temporada en Segunda B, la 2018-19. Una cifra que pretenden, al menos, igualar.
El Racing también contará con los ingresos derivados del juicio contra Francisco Pernía, celebrado durante este año. Aunque la sentencia contra el expresidente aún no es firme y cabe recurso, amén de la posibilidad de que el de Cóbreces se declare insolvente, sí hay unas cantidades que el Racing debería percibir. Y son las impuestas a los intermediarios Iñaki Urquijo y Juan Vergara. A los acusado en este proceso se les condenó en «concepto de coautores» por el delito de apropiación indebida, por lo que tendrán que abonar un total de 60.840 euros, además de hacerse cargo de un tercio de las costas del juicio.
Y si el público no vuelve pronto a los estadios, a la venta de entradas también le amenaza su particular seísmo. Uno de esos de más de ocho grados en la escala Richter que se puede considerar cataclismo y causa graves daños en zonas a muchos kilómetros. Y es que el tiempo corre inexorable y sin apenas darse cuenta también está al caer la campaña de abonados. De ella dependerá otra parte del presupuesto disponible, pero hay que ofrecer una compensación a los socios por los partidos que no han podido ver en El Sardinero a causa de la pandemia y el obligado fútbol sin público. El presidente, Alfredo Pérez, ya adelantó que la idea es ofrecer varias alternativas. Sí se baraja la vía de la compensación, pero también se sopesa pedir al racinguismo que haga un esfuerzo. «Cuando tu club necesita ayuda, muchos de sus abonados y aficionados están ahí para echar una mano. Habrá que dar varias opciones y que cada uno elija. Está claro que una de ellas va a ser devoluciones de dinero», señaló Pérez en una entrevista a El Diario. Y de sus palabras se desprende que se va a proponer a los aficionados que echen una mano al Racing renunciando quizá a esa devolución. Una pluma más para el escuálido colchón sobre el que se prevé se tendrá que acostar el equipo.
Y eso que en su último año en Segunda B, el Racing batió su récord de abonados en la división de bronce y superó el objetivo de los 10.000 carnés. Cerró la campaña de captación y renovación de abonos con un total de 10.126 socios. Esta campaña, en Segunda, la cifra aumentó aún más, hasta los 12.000 socios. Pero los resultados de esta temporada pueden desanimar a más de uno.
No hay que olvidar que además de los gastos ordinarios del club, y tras haber pasado incluso por unERTE, el Racing debe hacer frente al pago de más de 5 millones de euros –5, 2 concretamente– antes del 31 de diciembre de este año. Los que corresponden al último plazo del pago concursal. Esta última cuota, la mayor de todas, ya que equivale al 50% de la deuda principal, de alrededor de 5.700.000 euros, es una cantidad invariable, independientemente de la categoría a la que el equipo pertenezca. Claro que de mantenerse en Segunda el impacto sería menor porque tendría unos ingresos más altos.
Además el Racing tiene que confeccionar de nuevo el esqueleto del equipo. Y a la fuerza. Únicamente diez jugadores se van a quedar en la plantilla para afrontar la nueva temporada. Y un plantel que cuenta con futbolistas del caché de Álvaro Cejudo o Jordi Figueras seguirá siendo algo más caro en sueldos. La reconstrucción pasa por buscar jugadores con el cartel de bueno, bonito y barato. Y a tenor de los resultados de los últimos años, parece que la tarea no es tan sencilla.
Si se echa la vista atrás, hasta la última campaña del Racing en Segunda B, en la temporada 2018-2019, cuando se obtuvo el ascenso, el club contó con un presupuesto de 3,5 millones de euros, una cifra que aumentó en 155.000 euros por su participación en la Copa del Rey y 70.000 euros más por la subvención de la Federación Española, además de una ayuda de 27.000 euros para el pago de los árbitros.
El gasto que se destinó a jugadores fue de 1,8 millones, una cifra que después se incrementó ya que en ese ejercicio se distinguía entre 'Coste de la primera plantilla' y 'Coste de técnicos deportivos'. Por lo tanto, a esa cifra hay que añadirle los salarios de Iván Ania, entonces entrenador, y del resto de su cuerpo técnico, que en total fueron 197.000 euros. Así con todo, esa temporada la perspectiva del club creció en algo más de medio millón de euros en comparación con el último año de Manolo Higuera en la presidencia, en la 2017-18, y también en Segunda B, cuando el Racing tuvo un presupuesto de 2,99 millones de euros.
Quizá toque volver a las trincheras, no solo en lo deportivo sino también en lo económico. Eso sí, con la esperanza de no emular a aquel equipo de la 2017-2018. Ese Racing es ya histórico. Aparecerá en los libros, para más señas, con un triste récord: es desde todos los puntos de vista el peor Racing de la historia. Será muy difícil que a los verdiblancos les pillen otra vez en un renuncio así, pero también es cierto que en una Segunda B ampliada el ascenso estará no menos complicado.
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