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El Racing nunca disputó un partido oficial a puerta cerrada, así que, en caso de que se decida jugar mañana contra el Lugo a causa de la expansión del coronavirus, habrá que apuntar en la agenda de los hechos inéditos un caso más para ilustrar la historia de las curiosidades del club verdiblanco.
Cierto, no jugó un partido a puerta cerrada, pero el equipo sí que tuvo que convivir con otra contundente epidemia, la peor de todas las que ha vivido nuestro territorio, la mal denominada 'gripe española' de 1918, que en nuestro país causó la muerte de unas 100.000 personas.
Entonces el conjunto cántabro estaba iniciando una etapa brillante que se desarrollaba simultáneamente con la expansión de la maldita gripe. El 6 de octubre de 1918, el club se estrenaba en la máxima categoría de la Federación Regional Norte con una victoria ante el Erandio (3-1) que tuvo lugar en los Campos de Sport. Entre los jugadores racinguistas que se alinearon en aquel partido estaba el santanderino Fernando Torre, un medio que en el ala derecha defendía con tal tesón, entusiasmo y voluntad, que el público le apodó 'El clavo', porque se clavaba materialmente en su zona y no dejaba pasar a ningún rival. Su excelente rendimiento y el cariño que despertó entre la afición motivaron al club a sufragarle el dinero (500 pesetas) para convertirle en 'soldado de cuota' y así liberarle del indeseable servicio militar que le hubiera llevado a África. Pero los virus, tan belicosos como los rifeños, no perdonaron y días después, Fernando Torre enfermó. Fue una pandemia que se llamó 'gripe española', aunque no se originó en nuestro país, ya que el primer afectado se localizó en Estados Unidos durante la primavera. El virus llegaría a Cantabria a finales de agosto, aunque la epidemia se confirmaría en septiembre. Fue un joven de Burgos quien la trajo al Seminario Pontificio de Comillas, donde se registraron los primeros 46 casos. En un principio fue considerada «benigna», pero pronto se convirtió en una virulenta plaga que creció de forma rápida y alarmante en Cantabria y en el resto de España. Para evitar la propagación, en los primeros días de octubre las autoridades sanitarias decretaron el cierre de centros de enseñanza, cines y teatros; establecieron estaciones sanitarias para reconocer a los viajeros que llegaban a la provincia y se aisló a los enfermos, trasladando a los más graves a centros hospitalarios. En Santander se estableció un puesto sanitario en Cajo, a la entrada de la ciudad, dispuesto por el Ayuntamiento, para hacer cumplir las medidas de desinfección y aislamiento.
Tras el partido contra el Erandio, el campeonato futbolístico se aplazó, no tanto por evitar el contagio, ya que las medidas sanitarias se concentraron en los espectáculos que se desarrollaban en interiores. El motivo del aplazamiento de los partidos fue el hecho de que entre los afectados se encontraban bastantes jugadores de varios equipos. Así que durante ese compás de espera impuesto por el virus que en España fue conocido como 'el Soldado de Nápoles', recordando la popularidad y el abuso de la canción, los equipos decidieron disputar partidos amistosos, entre ellos dos del Racing contra el poderoso Athletic Club, en los que los aficionados cántabros vieron, con agradable sorpresa, cómo cayó derrotado en los Campos de Sport (2-1 y 4-0), dedicando los jugadores racinguistas la segunda victoria a Fernando, su compañero convaleciente, que semanas después se reincorporaría sano y salvo al equipo.
Un tercer partido amistoso del Racing antes de la reanudación de la competición oficial fue precisamente el que disputaría en un festival benéfico para los vecinos que sufrían la epidemia. El evento se celebró en los Campos de Sport el 27 de octubre de 1918 e incluyó en primer lugar un enfrentamiento entre el campeón de la Serie B de la Federación Regional Norte, el Club Siempre Adelante, que era el equipo del Club de los Exploradores, contra el Esperanza, otro conjunto santanderino que mantenía una intensa rivalidad con su oponente y que aquel día ganó a los exploradores por el resultado de 2-1. Tras este encuentro se disputaría el de los racinguistas contra una selección de jugadores procedentes del Club Deportivo Cantabria y del Barreda Sport. El festival supuso un éxito económico que no se correspondió con el espectáculo deportivo, ya que hubo demasiada dureza en el partido, que terminaría con el triunfo de los racinguistas por 5-3.
Si el primer partido del Campeonato Regional Norte se disputó el 6 de octubre, el segundo tuvo que esperar al 24 de noviembre. Ése fue el intervalo de tiempo que aquel año tuvo que trascurrir para que las cosas, al menos en el aspecto deportivo, volvieran a la normalidad. Con el coronavirus todo es una incógnita. Sólo nos queda lavarnos las manos, ventilar nuestro aire, toser con cuidado, evitar las grandes aglomeraciones y estar atentos a las retransmisiones para comprobar si el Racing es capaz de superar la gripe de los empates y el mareo de los últimos minutos, enlazando dos victorias consecutivas.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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