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El Racing estima que su límite salarial rondará esta temporada entre los nueve y los diez millones de euros, una cantidad que debe aún ajustarse de forma definitiva y, sujeta a diferentes variables, no se conocerá hasta, al menos, dentro de un par de semanas, con lo que puede fluctuar al alza o ligeramente a la baja de acuerdo con los criterios de LaLiga. Pero será en cualquier caso mayor que el curso pasado como consecuencia del crecimiento del club en todos sus departamentos.
Cuando el Racing regresó a Segunda División en la temporada 22-23 lo hizo con el fuerte impulso económico que supuso el traspaso de Pablo Torre, lo que unido al crédito de CVC y otros factores le permitió tener un límite salarial de ocho millones de euros que creció hasta acercarse a los diez en febrero, cuando con el mercado de invierno cerrado LaLiga publicó sus nuevos topes.
9-10 millones de euros
puede rondar el techo salarial de este año que crecerá sensiblemente.
Antes de comenzar la temporada siguiente, en una fase en la que Manolo Higuera y Alfredo Pérez negociaban la venta del club, ya no se contó con este ingreso extraordinario, los fondos de CVC fueron sensiblemente inferiores (menos de la mitad), la campaña de abonados no funcionó como se esperaba y el distanciamiento social con la directiva –que no con el club ni con el equipo– redundó en menos ingresos por márketing y otras partidas. De hecho, la tienda estaba transferida a su matriz, con lo que sus ingresos eran muy limitados, al menos los que redundaban en el Racing.
La nueva directiva se encontró a su llegada con que con los ratios que se manejaban en julio de 2023 LaLiga autorizaría un límite salarial de no más de cuatro millones y medio, de modo que una de las primeras decisiones de Ceria e Higuera fue lanzar una ampliación de capital de cinco. Esta medida, unida al incremento de ingresos –y de su previsión– ya durante el verano y a los ajustes que llevó a cabo el vicepresidente económico, Juanjo Uriel, permitieron que el club pudiera inscribir a toda su plantilla, contratar a los últimos refuerzos y salir a la competición con solvencia. De hecho, en la actualización de febrero LaLiga actualizó al alza este techo hasta acercarse a los 7,9 millones.
Los ingresos se hanincrementado entodos los capítulos
Ceria e Higuera tuvieron que lanzar y asumir a su llegada una ampliación de capital.
El escenario este verano es mucho más alentador. Por una parte, la ampliación de capital del año pasado todavía repercute en el ejercicio que ahora arranca. Además, esta temporada han aumentado respecto al año pasado los fondos de CVC y los ingresos por abonos (con récord del club en Segunda División y uno de los mejores saldos de toda su historia). En otras facetas, se han multiplicado los ingresos en la tienda del club y online, con diferentes iniciativas de márketing y nuevos productos que han tenido una gran acogida.
También la partida por derechos televisivos se prevé superiores por la mejor clasificación del curso pasado, cuando el equipo terminó séptimo, y, por último, el traspaso de Peque supondrá unos ingresos de cuatro millones de euros (ponderados, eso sí, por lo invertido en contrataciones). En consecuencia, el club estima que tendrá un techo salarial sensiblemente mayor al del curso pasado y que se puede aproximar al que se le autorizó hace dos años para consolidarse entre la clase media de la categoría de plata, siempre en lo que a este apartado se refiere.
7,358 millones de euros
fue el límite de la temporada pasada, que subió hasta los 7,883 en febrero de este año.
8,505 millones de euros
como tope tuvo el Racing en la campaña 22-23, convertidos en 9,773 en febrero.
Como es habitual, LaLiga no hará público hasta septiembre el límite de los clubes, tanto de Primera como de Segunda División, pero se estima que el del Racing puede rondar los nueve o diez millones de euros en una situación mucho más holgada de la que vivió el año pasado. Esto no significa que vaya a ser el gasto efectivo en salarios de la primera plantilla, puesto que se trata solo del máximo que permite la patronal del fútbol bajo sus criterios de estabilidad financiera, pero que después los clubes pueden o no apurar al máximo.
En cualquier caso, el esfuerzo salarial verdiblanco sí ha aumentado al asumir la ficha de Juan Carlos Arana, ya jugador en propiedad al que ha sido necesario firmar un contrato acorde con su estatus en el equipo, el millón y medio de euros pagados por su contratación y la cláusula de rescisión que se le ha colocado. Lo mismo ocurre con Andrés Martín, que también ha llegado –regresado– traspasado, en su caso desde el Rayo Vallecano.
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