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Una ligera neblina atascada contra la montaña, de esa que no se va hasta que la fuerza del sol consigue vencerla, el murmullo del viento ... soplando entre las copas de los árboles y algunas hojas marrones desperdigadas por el suelo. Y eso en pleno agosto, aunque cualquiera diría que la estampa responde a un día cualquiera de otoño. Era la imagen que dejaba ayer el Santuario de la Bien Aparecida, en Hoz de Marrón. El silencio solo lo rompía el prior Vicente Basterra, que iba de una lado para otro afanándose en tener todo listo para la llegada del Racing, que fiel a la tradición iba a realizar la ofrenda floral a la Patrona de Cantabria antes del inicio de la Liga, y de paso, pedirle algo de ayuda para lograr el ascenso. Por aquello de que el fútbol es la única religión que no tiene ateos.
Media hora antes Basterra ya tenía preparada la bufanda verdiblanca bien visible en el altar. «Me voy con pena. Esto es un acto muy bonito que recordaré siempre, pero eso sí, de aquí a unos años espero ver como el Racing gana a la Lazio, por lo menos 3-0», decía el prior, que ayer recogió la ofrenda de los verdiblancos por última vez, ya que regresa a Roma.
También el párroco de Liérganes, Hilario Obregón, racinguista con solera, entraba y salía de la ermita saludando a los poco aficionados que iban llegando para acompañar al equipo. Uno de ellos era Pepe Barros, inasequible al desaliento, no solo acompaña al Racing a todos los desplazamientos sino que lleva la friolera de sus 72 años como socio acudiendo al Santuario. «Un año más aquí estoy. No he faltado nunca. Hasta cuando estaba trabajando siempre pedía el día de vacaciones para poder venir», explica Barros.
Alfredo Pérez, Presidente
Íñigo Sainz-Maza, Jugador
Guille Romo, Entrenador
A eso de la una menos diez el autobús verdiblanco asomaba ya por la serpenteante carretera que lleva hasta Hoz de Marrón. El equipo había salido de La Albericia tras la sesión de entrenamiento matinal, que ayer fue más exprés que de costumbre. Prácticamente testimonial. Apenas 30 minutos largos sobre el césped. Había que salir con tiempo para no llegar tarde a la cita con la Patrona. Y allí acudió toda la plantilla, con las ausencias de Villapalos y Jack Harper. El primero se ausentó con permiso del club y el segundo, además de lesionado, atraviesa un proceso febril, aunque por ahora la sospecha de covid queda descartada ya que en las pruebas de antígenos que se realizaron el pasado martes todos los jugadores arrojaron resultados negativos. Junto a los futbolistas, el cuerpo técnico, encabezado por el entrenador Guille Romo, y el presidente del club Alfredo Pérez, junto al vicepresidente Pedro Ortiz, además de otros directivos como Víctor Diego. El ritual fue el de siempre. Bueno, el de casi siempre, porque a causa del protocolo sanitario instaurado por el covid este año tampoco se pudo pasar al camarín de la Virgen para besar las reliquias.
Tras la tradicional foto frente a la ermita, se pasó al interior del Santuario. Íñigo Sainz-Maza, que ayer jugaba en casa al ser de Ampuero, e Isma López, fueron los encargados de portar el ramo de flores hasta la ermita y entregárselo al prior para que lo depositase frente al altar. «Es el tercer año que vengo y para mí es un orgullo portar las flores. Además de que soy de Cantabria y llevo toda la vida en el Racing, también soy de Ampuero y me siento muy identificado con esta zona», decía el canterano, que por ahora ejerce de capitán junto a Isma López hasta que la semana que viene vote formalmente la plantilla. «Somos los que estamos manejando el vestuario, pero todavía no hay nada decidido», aclaraba Sainz-Maza.
Tras el tañido de las campanas y ya dentro de la iglesia, Hilario Obregón tomó la palabra. Y tuvo para todos. «He escuchado sus declaraciones y tiene que transmitir esa energía y liderazgo a los jugadores, saber gestionar el vestuario y estoy convencido de que va a hacerlo con éxito. Toda Cantabria creemos que estáis capacitados de sobra para llevarnos a ese triunfo», decía sobre Romo y el esperado ascenso a Segunda el párroco, un incondicional más del Racing, que no dudó en mostrar su devoción por los colores y recordar a los jugadores lo que anhela el racinguismo. «No pedimos más que sudéis la camiseta, que no escatiméis en esfuerzo. Los aficionados captamos quién da todo y quién no. El que da todo saldrá siempre con una ovación, con el cariño de la afición y aplaudido del estadio», arengaba Obregón, que también echó cuentas a los aficionados. «Yo ya he sacado mi carné y espero que lo haga todo el mundo. A ver si podemos llegar a los 12.000 abonados, por lo menos la mitad del estadio», decía el párroco, que lleva la camiseta verdiblanca casi como segunda piel.
Su discurso caló hondo en el entrenador del Racing, que ayer participó por primera de vez de esta tradición. «Ha sido una experiencia muy bonita. Creo que todo suma. Mantenernos constantes en estas buenas costumbres es importante para coger este sentido de pertenencia a la región, a la ciudad y al club. Es un punto a favor», decía el madrileño, que prefirió mantenerse prudente a la hora de hablar de ascenso porque «todavía es pronto». Y eso que la Bien Aparecida ya está acostumbrada a que el Racing le pida año tras año que obre el milagro. «A ver si nos oye, que la Virgen tiene muchos compromisos», decía Pepe Barros entre risas.
En 2019, con Ania al frente del equipo ya lo hizo. Y el presidente del Racing, Alfredo Pérez, está convencido de que esta temporada la historia se repite. «Estamos haciendo un equipo muy competitivo y muy importante, para este año ir directos a esa lucha por el ascenso. Tenemos la mejor situación posible», comentaba Pérez, que repite visita al Santuario por cuarta vez, pero mantiene la misma petición que hizo el primer día. «Todos los años subimos con la misma ilusión y esperemos que este año sea como la primera vez que subimos, que tuvimos la suerte de ascender. Siempre pedimos lo mismo: que tengamos salud, que podamos divertirnos en los campos y que al mismo tiempo nos acompañe en ese ascenso que todos necesitamos». Cuando el buen fútbol ocurre agradezco el milagro, que diría Galeano.
Pero en el Racing no solo lo agradecen en el aspecto deportivo. Las cuentas también importan y Alfredo Pérez recordó que «el equipo viene del peor año de su historia en la parte económica y eso es algo que es imprescindible para ayudar al club, manejar La Albericia... la parte económica tiene que funcionar y tiene que hacerlo desde el propio Racing. No es cuestión de que le presten. El Racing tiene que generar y la mayor forma de hacerlo es con sus socios. Por eso animo a todos los aficionados a que nos acompañen esta temporada y se hagan socios».
Tras la ceremonia religiosa le tocó el turno a una más terrenal, pero no menos tradicional. La comida de confraternización en Hoznayo que en este día comparten plantilla, cuerpo técnico y directiva a base de arroz con pollo y merluza rebozada. Una costumbre que se ha retomado este año después de que el curso pasado no pudiera celebrarse a causa de la pandemia. Lo que importa es que los jugadores se hayan quedado con hambre de fútbol.
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