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En las oficinas de los Campos de Sport mantienen la misma prudencia que en el vestuario de las Instalaciones Nando Yosu, pero ya empiezan a mirar de reojo a la próxima temporada. Hay trabajo por hacer. Mucho. Y por eso el Racing espera certificar ... el ascenso a Segunda División cuanto antes para activar la búsqueda de un secretario técnico que apoye al técnico, Guillermo Fernández Romo, en la confección de la plantilla. Porque, tal y como anunció el presidente verdiblanco, Alfredo Pérez, en una entrevista a El Diario Montañés el pasado mes de noviembre, «si subimos a Segunda, contrataremos a alguien que ayude al entrenador». Cuando se cumpla ese primer condicionante, comenzará el trabajo para completar el segundo.
El club ya tiene trabajo avanzado y manejan sus preferencias para el cargo, su lista de futuribles, pero aún no ha comenzado el cásting y no lo iniciará hasta que la participación la temporada que viene en el fútbol profesional sea un hecho sin marcha atrás. Así pues, cuanto antes se produzca, más tiempo para preparar el próximo curso. Pero al mismo tiempo tenía claro, tal como publicó El Diario en marzo, que nunca comenzará a buscar un nuevo colaborador -que no jefe- para Romo. Ahora, con el ascenso virtualmente asegurado -y el matemático inminente- está a punto de ponerse en marcha.
Tal y como reiteró el propio Alfredo Pérez en sus declaraciones, el plan del Racing es buscar alguien que «ayude» a Guillermo Fernández Romo. Una forma de operar diferente a la de la última estancia en Segunda División con Chuti Molina. El club no quiere otro director deportivo plenipotenciario que haga la plantilla y se la ponga delante al entrenador. La idea actual es descargar de trabajo al míster, pero manteniendo un canal de comunicación fluído entre el banquillo y el despacho a la hora de confeccionar el equipo.
«Si subimos, tiene que haber una persona que sea el responsable de los fichajes. Lógicamente compartirá las decisiones con el entrenador y con esas figuras de confianza que hemos ido incorporando estos años al club y todos aportan -Gonzalo Colsa, César Anievas...-. Tenemos gente alrededor de nosotros que ya ha visto cómo hacemos las cosas y que tiene voz para aportar y sugerir», agregó el mandatario racinguista en su entrevista. Ese era su plan en noviembre y ahora, con el ascenso prácticamente en la mano, la hoja de ruta verdiblanca permanece intacta.
Con este paso el Racing espera afianzar definitivamente su proyecto, después de varios bandazos en busca de fórmulas exitosas en la gestión de la parcela deportiva. Todo comenzó bajo la presidencia de Manolo Higuera y la entrada en escena de la plataforma de exjugadores. El racinguismo le dio la patada a Francisco Pernía, Ángel 'Harry' Lavín y Ahsan Ali Syed y trató de enderezar el barco en todos los aspectos. En lo institucional y en lo económico lo consiguió. En lo deportivo no tuvo tanto éxito.
Tras el descenso a Segunda División B la temporada en que ocuparon el banquillo Paco Fernández y Pedro Munitis, el club instauró una comisión deportiva en la que, además del técnico del Barrio Pesquero se encontraban otros exfutbolistas verdiblancos como el propio Manolo Higuera; su vicepresidente, Víctor Diego, o Quique Setién, entre otros. Éste último se apartó ante las diferencias de criterio y el fracaso en el play off de ascenso llevó a un nuevo cambio de modelo.
Ángel Viadero tomó las riendas y, gran conocedor en profundidad de la Segunda División B, se encargó también de la dirección deportiva. El de Tetuán conformó un fantástico equipo, con un presupuesto limitado, y sólo un mal rato en el momento clave acabó con las opciones de ascenso al fútbol profesional.
El desgaste por no conseguir el objetivo y en un intento de repartir tareas y liberar al entrenador, la directiva rescató a Antonio Francisco Martínez, 'Pachín', de la secretaría técnica del Villarreal para convertirlo en director deportivo racinguista. La experiencia no resultó positiva. Con un vestuario ya viciado y con apenas acierto en los fichajes, el equipo cántabro completó la que entonces fue la peor temporada deportiva de su historia. Tanto, que tras el ridículo de Zubieta Manolo Higuera y Víctor Diego presentaron su dimisión.
Antes de confirmarse el desastre, Chuti Molina ya andaba por los Campos de Sport. El Grupo Pitma, Alfredo Pérez y Pedro Ortiz, tomaron el mando del club -ya eran máximos accionistas- y le dieron «carta blanca» para hacer y deshacer. Fichó a Iván Ania como entrenador. E hizo una plantilla completamente nueva. Un éxito inmediato, con el ascenso a Segunda División, pero un lastre que el club ha arrastrado hasta la pasada temporada. Con algunos fichajes que no dieron el nivel y, sobre todo, con unas fichas y unos gastos desorbitados en muchos casos.
El Racing, incapaz y sin suerte, se arrastró en su regreso al fútbol profesional. Y volvió a caer al abismo. Pérez y Ortiz le dieron una nueva vuelta. Y formaron un equipo de trabajo liderado por Jose Mari Amorrortu como responsable de estrategia deportiva y Pedro Ménendez en la secretaria técnica. Con un objetivo principal: la apuesta por la cantera, sin olvidar el ascenso. La primera parte de la sentencia se cumplió y, es más, esta temporada ha dado sus frutos en diferido. La segunda, ni de lejos. Porque las decisiones de Amorrortu en torno al primer equipo fueron totalmente desacertadas, especialmente el fichaje de su protegido, un inexperto Aritz Solabarrieta, que llevó, superando la de Viadero y Carlos Pouso, a la peor temporada de su historia en una Segunda División B devaluada por la pandemia de covid.
Así que, el pasado verano, otra vuelta de tuerca más. Cantera sí, pero con un entrenador de verdad en el banquillo. Guillermo Fernández Romo confeccionó la plantilla junto al director general, Víctor Alonso. Y la apuesta, vistos los resultados, ha salido bien. Por eso, la idea del club de cara a la próxima temporada es seguir por el mismo camino, dotando al entrenador madrileño de una ayuda procedente de un profesional con experiencia en Segunda y que permita, sobre todo, liberar al entrenador de la gestión de los fichajes -no de la decisión- para que pueda centrarse al máximo en el día a día del equipo, ya que la categoría va a tener un plus de exigencia para todos.
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