El Racing, obligado a reestructurar el equipo en un mes

Entretanto, Chuti Molina pica alto. Ha descartado muchos de los jugadores a los que siguió en verano, no obvia la posibilidad de encontrar refuerzos con experiencia incluso en la máxima categoría y tiene una consigna clara: quien llegue debe mejorar, y mucho, lo ya disponible. Y tiene presupuesto. El Racing está en condiciones de ofrecer un buen sueldo al que sea su nuevo delantero.

Como muestra, Borja Lázaro cobró la temporada pasada unos 80.000 euros entre enero y junio en un Racing que optaba por una estrategia muy diferente. Mientras que aquel vivía casi en la autarquía, el actual ha apostado por volver a endeudarse, aunque en este caso con el conglomerado de sus accionistas mayoritarios como acreedor a la espera de poder recuperar el capital una vez el equipo regrese al fútbol profesional y termine de pagar -o al menos haya amortizado aún más- su deuda concursal y con Hacienda.

El Racing tiene ocupadas sus 16 fichas de futbolistas profesionales. Un eufemismo que se utiliza en Segunda División B para referirse a los jugadores mayores de 23 años, puesto que oficialmente se trata de una categoría de aficionados. De hecho, y si se atiene a la legalidad, formalmente las únicas categorías profesionales en los deportes de equipo españoles son las Primera y Segunda División (las dos que conforman LaLiga) y la ACB. Ni siquiera la Asobal. Sin embargo, en la práctica hay equipos -caso de los verdiblancos- en el que todos los jugadores son profesionales, independientemente de su edad y otros -el caso más cercano es el de la Gimnástica- en el que solo un puñado de futbolistas tienen dedicación exclusiva con un salario profesional.

El Racing tiene en estos momento ocupadas cinco de las seis fichas sub 23 de las que dispone. La primera de ellas es la de Jagoba Zárraga, joven portero que llegó precisamente para liberar una plaza de 'profesional' a costa de sacrificar a un segundo portero de muchas garantías y ascendencia como el cayonés Raúl Domínguez.

Junto a él ocupan el resto de plazas reservadas a los jóvenes un Aitor Buñuel que lo ha jugado todo en el lateral derecho, Berto Cayarga, Enzo Lombardo y el canterano Mario Soberón. Queda así una ficha sub 23, que es precisamente la que debe ocupar un Miguel Gándara que progresa en el proceso de recuperación de una grave lesión sufrida en verano: rotura de ligamento parcial y anterior con afectación del menisco.

Así, si en enero se le da de alta, el Racing tendrá ocupadas sus 22 fichas (y eso sin contar a Mirapeix, Puras y Jerín, los tres con fichas del filial), con lo que los fichajes traerán, con completa seguridad, bajas en el equipo. Ya hace varias semanas se incorporó Ramón Blazquez, pero en este caso con ficha del filial, con el que está jugando, para reforzar numéricamente la única plaza que el Racing no tiene duplicada: el lateral derecho. Un puesto en el que Aitor Buñuel ha disputado prácticamente todos los minutos en los 16 partidos de Liga y los cinco de Copa. Con esa incorporación se cerró teóricamente la defensa, de modo que cualquier refuerzo se producirá en la vanguardia.