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Si hay algo que han aprendido los racinguistas en esta última década es que, en su club, todo es susceptible de empeorar. Y esta temporada cumple con esa premisa. Los malos resultados deportivos siguen acumulando penurias y lo que en principio era un problema de ... resultados ya está contagiando a todos los estamentos del club. Un fallo multiorgánico. Ya antes de la destitución de Iván Ania, los dedos de la grada señalaban a un director deportivo, Chuti Molina, que no parece que vaya a resarcirse con su trabajo en el mercado invernal. Su trabajo ha terminado y los patrones lo mantienen en su cargo. Por eso, las iras de la afición ya empiezan a salpicar al palco. Y como el entrenador siempre es el eslabón más débil, Cristóbal Parralo tampoco se salva de las críticas, pero prácticamente nadie le ve como el máximo responsable. La situación se complica por momentos y el más que cercano descenso a Segunda División B no ayuda nada.
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El banquillo
El entrenador ya evidenció un estado de crispación que ilustra la situación del equipo. El enfrentamiento en la rueda de prensa del domingo -única oportunidad de trasladar sus impresiones a los aficionados, puesto que tampoco le han permitido conceder entrevistas- demostró lo que ya se vio hace dos semanas: que no estaba cómodo. Y esta misma mañana ha presentado su dimisión. En cuanto a sus números, ha promediado exactamente como su predecesor, Iván Ania. El asturiano sumó doce puntos en quince jornadas, a una media de 0,80 por partido. Cristóbal Parralo ha conseguido nueve en once jornadas, lo que arroja una media de 0,82. Su llegada no cambió la mala dinámica y ya comenzaba a estar tan cuestionado como Iván Ania. Pero con un matiz: al igual que sucedía con el asturianos, se le achaca no encontrar soluciones, pero no se le ha visto como el principal responsable.
La directiva
La directiva, ayer no estaba. Con el mercado de fichajes ya cerrado nada ha cambiado oficialmente. La apertura informativa que se anunció en el desayuno de trabajo ha durado unos días. Lo justo para volver a los viejos dejes. Ayer el Racing volvió a aplicar la ley del silencio y con el equipo hundido en la clasificación nadie ofrecía explicaciones. El presidente, Alfredo Pérez, por estar en viaje a Canadá y negándose a atender por teléfono. El vicepresidente, Pedro Ortiz, porque no. Y el director deportivo, Chuti Molina, con el pretexto de que hoy ofrecerá una rueda de prensa. Claro que al mismo tiempo el club no confirmó hasta última hora del día que el manchego fuera a comparecer ante los medios, tal y como anunció el director general, Víctor Alonso.
La dirección deportiva
Chuti Molina debe comparecer hoy en público para explicar a la masa social verdiblanca la situación. Lo hará en la rueda de prensa de presentación de Nando, Galán y Guillermo, según ha comunicado oficialmente el director general del Racing, Víctor Alonso. Unánimemente cuestionado, la directiva es ya -a menos que se haya guardado para hoy alguna sorpresa- su última y única línea de defensa. El manchego tiene otro año de contrato si el Racing se mantiene en Segunda División, pero en caso contrario su vinculación con los verdiblancos se rescinde automáticamente. La inclusión de esa cláusula fue una de las últimas decisiones ejecutivas de Manolo Higuera antes de dejar definitivamente el club. En los últimos partidos en casa ha sido imposible localizarle, y ya no frecuenta ni el palco, donde veía los encuentros cuando las cosas iban bien, ni la cabina donde se trasladó cuando la grada comenzó a señalarle.
La plantilla
Solo el tiempo dirá si la plantilla ha empeorado o mejorado con los cambios de invierno. Por el momento los datos son que se ha traspasado a la estrella del equipo y al delantero con más goles y se ha contratado a un 'nueve', tres extremos en una plantilla que ya contaba con otros dos y un central que no había debutado en Segunda. El objetivo inicial eran dos delanteros, un organizador y un central que aportaran calidad y seguridad defensiva. La dirección deportiva ha vivido desencuentros con futbolistas y la situación del equipo no ayuda.
Los plenos poderes del director deportivo y su ubicuidad hasta que en las últimas semanas pasó a estar desaparecido y el empeño de los propietarios por dejarle hacer han sacado de la primera línea de fuego al director general, Víctor Alonso. El madrileño fue muy criticado por un sector de la afición, en concreto por la Gradona, pero por una parte ha visto cómo Molina le comía terreno y por otro las responsabilidades de Pérez, Ortiz y el propio manchego le han quitado del foco.
La afición
El racinguismo ve con un enorme excepticismo la nueva política social. Por el momento ha durado más que la comunicativa, que ha vuelto al 'no hay comunicación' en apenas una semana, pero la masa social permanece a la expectativa. Decisiones como cerrar los entrenamientos y prohibir el saludo a la Gradona alejaron al club de sus aficionados, que ha seguido apoyando al Racing, pero recela de sus responsables. Además, no quiere que se interprete estas concesiones como un 'regalo del rey'. La Gradona considera que se ganó ese derecho al saludo, como los seguidores el de presenciar la mayor parte -siempre se entendió que se cerrara la táctica- de las sesiones de trabajo.
Tampoco el estado de ánimo acompaña. El partido del domingo frente al Alcorcón dio preocupantes muestras de que le cuesta ya creer en la salvación. Más allá de los 'Chuti, vete ya', que se ha convertido en lema de cabecera, y los silbidos al cambio de Alexis por Kitoko, estos dedicados al entrenador, un silencio que apunta a resignación. No hubo sin embargo protestas contra la directiva.
La cantera
La Albericia ha sido una de las grandes perjudicadas. El fallo multiorgámico se deja ver especialmente en una cantera esquilmada que ha perdido decenas de futbolistas en las últimas temporadas con destino a equipos de igual o superior categoría. Otro dato ilustra lo que ha sido la política del Racing en las últimas dos temporadas. Nunca en sus casi 107 años de historia había tenido menos cántabros (tres) y menos canteranos (uno) en sus filas. Y todo en una de mala temporada en lo que a lo deportivo se refiere, más allá de las que militó en Segunda B y Tercera División.
Economía
Si se consuma un descenso a Segunda División B que ya parece muy dificil de evitar, el Racing recibirá una pequeña ayuda al descenso de algo más de un millón de euros, pero a cambio el pasivo con sus patrones se seguirá incrementando. No solo eso, sino que el club deberá abonar antes del 1 de enero el último plazo del pago concursal: más de cinco millones de euros que en caso de que se tengan que incluir en el presupuesto obligará más que a duplicarlo respecto al de la última temporada en Segunda B y fagocitará además más de la mitad. La deuda con Hacienda y la Seguridad Social ya está saldada -lo correspondiente a capital; sin que se haya comunicado si se han pagado también los intereses-, pero lo ha sido a costa de la línea de crédito del Grupo Pitma. Según los datos ofrecidos por los patrones en sus escasas comparecencias, esta deuda llegó a alcanzar los 19 millones, y en la última aproximación que ofrecieron rondaba los quince. Claro que aquello fue antes de cerrar el año y con él, el plazo concursal correspondiente a 2019. Tanto los actuales propietarios como la anterior directiva coinciden en que el club es deficitario en Segunda B, con lo que la próxima temporada puede ser crítica si no existe inyección de capital de Pitma.
En cuanto a la propiedad del club, Alfredo Pérez y Pedro Ortiz han tenido varias propuestas de compra, aunque por el momento las han rechazado todas. La posibilidad de recuperar su inversión es virtualmente imposible en Segunda B.
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