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SERGIO HERRERO | MARCOS MENOCAL
Jueves, 12 de diciembre 2019, 07:18
El Racing se queda a verlas venir en su área. La frase es literal. El mayor de los problemas que padece el conjunto racinguista viene derivado de la excesiva permisividad defensiva, en general, y de su impotencia en las jugadas de estrategia, en particular. A ... balón parado es incapaz de ser competitivo y ha recibido ocho goles, circunstancia que le ha costado 14 puntos. Y todo ello sin contar con todos los sufrimientos y males que padece cuando el rival juega por alto en el área de Luca Zidane. Impotencia.
Siempre que un equipo no gana se señala a los delanteros. No hay día que no se discuta sobre la necesidad de que el Racing fiche a un jugador que marque la diferencia, pero, ¿qué hay de las facilidades que se conceden en la retaguardia?
Basta con echar un vistazo a lo sucedido el pasado viernes ante el Fuenlabrada. El Racing se dejó empatar un partido que ganaba 2 a 0 en El Sardinero por no saber defender dos saques de esquina. Imperdonable. El primero, un remate inapelable de cabeza de Glauder ante la 'atenta' mirada de Figueras y Olaortua. El segundo, nadie acierta a despejar un córner de los madrileños y Juanma remata a placer. Llueve sobre mojado en el Racing; una semana antes, en el Martínez Valero, Qasmi, de nuevo de cabeza, superó a los dos centrales, Alexis y Figueras, y subió el 1 a 0 al marcador encarrilando una victoria ilicitana sin excusas. Casi de igual modo, los verdiblancos vieron cómo se les escapaba una victoria en Lugo al permitir el remate de cabeza de Manu Barreiro en una falta lateral. Fue el debut de Cristóbal como entrenador racinguista, avisó durante la semana del potencial aéreo y en la estrategia de los gallegos, lo repitió en el descanso... Pues nada. El delantero gallego se elevó ante la permisiva actitud de Figueras, que apenas le incómodo en el salto, y neutralizó el gol de Yoda que les sacaba -por aquel entonces- del odiado descenso. El colmo de los colmos. Estos tres partidos son los ejemplos más recientes de una asignatura pendiente que azota al Racing en la línea de flotación.
Los datos hablan por sí solos y el daño, al paso que va el campeonato, cada vez es mayor. Cristóbal detectó parte del problema; desde su llegada el equipo defiende un poco más atrasado, sus laterales no se incorporan con tanta facilidad, pero sigue sin poder cerrar el agujero que su defensa deja cuando el rival cuelga el balón al área. Los centrales, Alexis y Figueras, han sido superados en multitud de ocasiones por los atacantes contrarios y en el caso de Luca Zidane, tampoco es su fuerte salir de la portería. En consecuencia, el Racing comenzó mostrándose débil a balón parado al principio de Liga y continúa sin solucionarlo.
En la primera jornada, el Málaga ganó el partido (0-1) con un gol de cabeza de Adrián tras un balón colgado desde un lateral. No fue a balón parado, pero acabó en derrota. Casi como si fuera un calco, el Almería empató en El Sardinero una semana después con un tanto tras una falta. Olaortua, Nuha y Luca se pusieron de acuerdo para hacerlo mal. Dos puntos menos cuando ya se cantaba el triunfo. Otro tanto de balón colgado del Cádiz, uno más del Rayo Vallecano y uno de los tres que le marcó el Girona en El Sardinero, todos ello llegaron de cabeza y por alto. El conjunto catalán se ensañó con los racinguistas y tuvo tiempo para anotar otro tras una falta lateral. Stuani fue el autor y Figueras y Alexis, de nuevo, los espectadores.
El equipo viajó a las Islas Canarias con la lección más que aprendida y volvió a tropezar con la misma piedra; ante el Tenerife, dos de los tres goles que los chicharreros le endosaron al Racing llegaron por alto. La defensa estuvo tan mal que Iván Ania tuvo que cambiar a Alexis en el descanso ante la incontrolable inconsistencia de la retaguardia. Ese día, el asturiano le puso la cruz al malagueño que no jugó hasta que Cristóbal lo amnistió. Con el cordobés en el banquillo, lo dicho anteriormente, en Lugo, Elche y ante el Fuenlabrada. Lejos de mejorar la situación, empeoró.
Es evidente que los verdiblancos no aciertan a defenderse cuando el rival juega a balón parado, pero en ataque el rendimiento tampoco es optimista. Hasta el momento, tan solo han sido capaces de marcar tres goles de estrategia; uno, lo anotó Yoda, tras cabecear una falta lateral ante el Mirandés. Otro, ante el Tenerife, también tras una falta desde un costado y, como no, obra de Yoda. Y el tercero y último, siendo benévolos, de Lombardo ante el Fuenlabrada tras sacar rápido, sin tiempo de reacción para la defensa madrileña. En realidad lo marcaron los zagueros del 'Fuenla', ya que el centro del francés tocó en uno de ellos. A partir de ahí, el bagaje por alto -ya sea de estrategia o no- del Racing termina con otro tanto más de Yoda, ante el Lugo. El goleador lo anotó después de que con anterioridad el conjunto verdiblanco sacase un córner y en la segunda jugada, el francés lograse alzarse y cabecear. Los tres tantos, por ello, de cabeza del Racing los ha marcado Yoda, que no deja de ser -por otro lado- el primer sorprendido, ya que en toda su carrera deportiva tan solo había sumado un gol. «No se me da nada bien, pero ojalá siga metiéndolos aquí», admitía hace unas semanas en estas mismas páginas.
Los miedos, los nervios y la dinámica hacen que el equipo dé un paso atrás y se dispare en el pie, ya que, precisamente, defender en su propio área es lo que le está causando un daño irreparable.
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