
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El Racing volvió ayer al trabajo después de casi dos meses de confinamiento (el último entrenamiento se había producido el 13 de marzo) por la crisis sanitaria provocada por el Covid-19. La plantilla del primer equipo al completo y algunos jugadores del filial desfilaron por las instalaciones de La Albericia de forma escalonada para su primera sesión de entrenamiento, por lo que se confirma que no hay ningún positivo en el equipo verdiblanco después de las pruebas a las que fueron sometidos el jueves para detectar el virus. Eso sí, se ejercitaron de manera individual y a puerta cerrada.
A las 9.45 horas el cuerpo técnico ya formaba un corro en un extremo del campo 1 de las instalaciones Nando Yosu junto a los utilleros, pero cuando se percataron de que la prensa estaba por las inmediaciones algunos empleados se apresuraron a cruzar una furgoneta en el acceso y cerrar las puertas para obstaculizar aún más la poca visibilidad que había e impedir fotografías (potestad que se arrogado la Liga de Fútbol Profesional, que sólo permite el acceso a los entrenamientos de los medios oficiales del club).
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Iván Crespo, Figueras, Guillermo, Luca Zidane, Dani Toribio, Barral, David Rodríguez, Cejudo… Todos los jugadores llegaron de manera escalonada con intervalos de diez minutos. Algunos vestidos ya con ropa de entrenamiento y otros, como Jordi Figueras, prefirieron cambiarse allí mismo, en el coche. El capitán llevaba además consigo pesas y mancuernas que utilizó después para ejercitarse en el campo.
Uno a uno aparcaban sus vehículos en una zona especial vallada habilitada en el aparcamiento de La Albericia que colinda con las dependencias de la Policía Nacional. El jefe de seguridad del Racing daba indicaciones, repartía acreditaciones para los vehículos y mandaba a algunos futbolistas a aparcar dentro del propio edificio si consideraba que el estacionamiento al aire libre contaba ya con demasiados coches, siempre respetando la distancia de seguridad.
Sin duda fue una experiencia extraña para todos los jugadores que se reencontraban con el balón y el verde en unas circunstancias inéditas para ellos. A pesar de las medidas de seguridad se podía vislumbrar que los futbolistas se ejercitaban de uno en uno con material de gimnasio sobre el césped y acataban las órdenes del cuerpo técnico, para después cambiarse en las mismas gradas de cemento con que cuenta el campo 1. Allí, en un corro, el director deportivo, Chuti Molina, el director general, Víctor Alonso, y el jefe de los servicios médicos, José Manuel Mantecón, presenciaban el entrenamiento e intercambiaban impresiones. Tampoco faltó personal de LaLiga. Un inspector llegado desde Bilbao daba buena cuenta de todos los detalles del entrenamiento.
primer contratiempo
La desinfección de La Albericia se produjo el martes de la semana pasada. La empresa Savills Aguirre Newman, fundada en el Reino Unido y con más de 30 años de presencia en España con sede en Madrid, fue la encargada de la tarea. Pasillos, vestuarios, despacho de los técnicos, gimnasio y el resto de dependencias interiores utilizadas por la plantilla verdiblanca en una sesión habitual de entrenamiento fueron completamente esterilizadas, pero a pesar de ello ayer los jugadores estaban restringidos sólo al césped y en grupos de no más de seis futbolistas a la vez. Eso significaba que las duchas estaban fuera de los límites cuando finalizaba la sesión. Eso sí la ropa de entrenamiento era entregada en una bolsa de plástico para que se hiciesen cargo en la lavandería de las instalaciones.
Los racinguistas compaginaron ejercicios con y sin balón, como harán durante el resto de la semana, siempre en las Instalaciones Nando Yosu. De momento nada de visitar El Sardinero, como hacían ocasionalmente antes del confinamiento. El plan inicial es mantener esta dinámica con excepción del jueves, cuando el equipo tiene planificada una sesión doble, mientras que el domingo los verdiblancos disfrutarán de una jornada de descanso. Y con el primer día y llegó también el primer contratiempo. David Barral sufre una lesión muscular en el sóleo de la pierna derecha. El futbolista verdiblanco llegó sobrecargado, no pudo realizar el entrenamiento previsto y las abandonó en un vehículo conducido por el doctor Mantecón para ser sometido a pruebas de imagen. Su periodo de baja dependerá de la evolución de la referida dolencia.
El resto de la plantilla tuvo más suerte y abandonó el césped en buenas condiciones. Los jugadores, Barral incluido, han seguido un plan personalizado de ejercicios mientras permanecían confinados en sus casas durante estos dos meses. Aún así, deben extremar las precauciones si no quieren protagonizar algún que otro susto con el reinicio de la competición a la vuelta de la esquina. Con permiso de las circunstancias sanitarias y del propio coronavirus.
El Racing, como el resto de equipos, se enfrenta a un calendario exigente, más que por la entidad de los rivales, por el exiguo periodo de descanso entre partido y partido. Tres días. Apenas 72 horas. Y no hay que olvidar que antes de que se interrumpiese la competición las lesiones musculares eran una tónica habitual en el equipo. Con 28 puntos en su casillero apenas tienen margen de error. El primer cara a cara del Racing en la lucha por la permanencia será frente al Lugo en El Sardinero, una prueba de fuego, ya que los gallegos también arden en el infierno del descenso.
«Es importante volver a tener sensaciones, a calzarse las botas», explicaba José Luis Oltra tras la primera sesión de entrenamiento del Racing. El valenciano reconoció que «estas sesiones individuales se alejan de lo habitual, pero por lo menos da esa sensación de estar más cerca de lo que te gusta, que es competir y estar en un terreno de juego».
De cara a la vuelta a la competición, si no hay imprevistos, Oltra se mostró optimista. «Tenemos poco margen, pero contamos con opciones y lo vamos a apurar con trabajo, con intención, con pelea, con intensidad y esfuerzo. Y estoy convencido de que el equipo lo va a poder lograr», aseguró convencido. A pesar de los temores por los estragos que el confinamiento hubiera podido causar en el peso y forma física de los jugadores, el entrenador verdiblanco respira tranquilo. Oltra valoró el esfuerzo y trabajo de sus hombres durante la reclusión forzosa por la crisis del coronavirus y no dudó en confirmar que la inmensa mayoría llegó ayer a las instalaciones de La Albericia «francamente bien de peso dada la situación».
Tanto jugadores como cuerpo técnico se presentaron ayer con ganas de seguir trabajando y a la expectativa de ver cómo se va encontrando el cuerpo. Lo importante para Oltra es adaptarse rápido a las nuevas circunstancias. Aunque sean atípicas. «Hoy ha sido una toma de contacto, iremos de menos a más, progresivamente trabajando, de forma individualizada, intentando que no se lesione nadie para llegar lo mejor posible a la competición», explicó el entrenador verdiblanco. «Son situaciones que no nos esperábamos nadie y la realidad ha superado a la ficción», reflexionaba Oltra que opina que ahora lo que toca es «cumplir a rajatabla» con el protocolo que les han impuesto y, al mismo tiempo, preparar al equipo lo mejor posible. Y es que aún quedan once jornadas para encauzar la situación y luchar por mantenerse en el fútbol profesional.
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