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El Racing ya ha pagado íntegramente toda su deuda concursal. Técnicamente el club no ha salido del proceso, puesto que ahora, una vez satisfecha la última cuota, se deben completar todos los trámites jurídicos, con lo que la definitiva salida del concurso se puede demorar ... semanas e incluso -lo más probable- meses. Ya en varias ocasiones el presidente verdiblanco, Manolo Higuera, había anunciado que no se esperaría al último día -el club tenía de plazo hasta el cierre del año natural- para abonar el último plazo. Al final ha sido justo antes de Navidad, cerrando así una etapa negra en los Campos de Sport que ha lastrado económica e incluso deportivamente a la institución durante más de una década.
El Racing, entonces presidido por Francisco Pernía y con una difusa propiedad de Ahsan Alí Syed, que pese a no pagar el precio de las acciones se sirvió junto al presidente de una maraña jurídica para mantener el control de la sociedad hasta enero de 2014, solicitó el 8 de julio de 2011 concurso voluntario de acreedores. Su deuda global se aproximaba a los 50 millones de euros, 37 de ellos con los futbolistas, empleados y administraciones públicas.
48,3 millones era la deuda cuando se solicitó el concurso.
50% fue la quita, pero los cinco años de plazo no se cumplieron.
13 años habrá durado el proceso cuando concluya en 2025.
Antes de lo que se denominó la Era Okupa, con Ángel 'Harry' Lavín como presidente y el club secuestrado sin satisfacer ninguna de sus obligaciones económicas, el concurso comenzó con una tutela judicial que después se convirtió en intervención cuando Francisco Pernía trató de dar un golpe de mano para mantener el poder. Posteriormente se aprobó un convenio por el que se aplicaba una quita del 50% de la deuda a pagar en cinco años. En total, cinco plazos de unos cinco millones de euros, lo que hubiera sido moderadamente asumible, pero el descenso a Segunda, el inmediato posterior a Segunda B y el maltrato de su propia directiva al que se vio sometida la sociedad, con dos presidente condenados en firme, provocó una serie de incumplimientos que pusieron en riesgo la propia supervivencia del club, que estuvo al borde de la disolución. Alargaron de paso un proceso que debía haber sido de seis años hasta los trece en los que finalmente concluirá.
Porque oficialmente el Racing no saldrá de concurso hasta 2025, en un plazo que Higuera estima de unos meses y que confía en que se cumpla hacia el mes de mayo o de junio, es decir, antes de que termine la temporada actual.
El final del proceso no solo marca un hito en la historia del club. Supone además un paso fundamental en su saneamiento económico. No solo ha dejado de tener deudas vencidas, sino que no arrastra tampoco las restricciones propias del concurso (entre ellas el método de cálculo del tope salarial) y no debe elaborar sus presupuestos teniendo en cuenta una consignación de más de un millón de euros para saldar su deuda histórica.
En un efecto dominó, esto contribuirá a que su pasivo con su propiedad, ahora la sociedad Sebman Sports International de Sebastián Ceria y Manolo Higuera, no se siga incrementando, al menos por este concepto. En resumen, está más cerca de ser una sociedad saneada, más allá de esta deuda con su propiedad que ya desde la época del Grupo Pitma y una vez superados los momentos más críticos suele rondar entre los 23 y los 26 millones de euros, dependiendo de las necesidades de tesorería.
Un momento especialmente crítico fue el de 2020, cuando el club se vio obligado a pedir, tras sucesivos incumplimientos de la directiva de Harry y la autarquía económica que debieron navegar la de Tuto Sañudo y la primera de Higuera, una prórroga de cinco años aprovechando una de las medidas puesta en marcha por el Gobierno para auxiliar a las empresas en crisis en plena pandemia de covid. Finalmente los acreedores y LaLiga dieron el visto bueno, y ya desembarcado el Grupo Pitma y aprobada la línea de crédito al 4% que abrió para el Racing, todos los plazos se han cumplido sin demora. Así hasta este diciembre de 2024, cuando el Racing puede comenzar a considerarse, más allá de la deuda que tiene con su propiedad y los diferentes pasivos e inversiones de cualquier sociedad en funcionamiento, una empresa saneada o, al menos, en camino de estarlo.
Sufragar la deuda con sus dueños es precisamente ese último paso, para el que se antoja vital un ascenso a Primera División. De producirse, un optimista Higuera considera que podría quedar saldada en solo dos temporadas. Pero ese negativo, mientras Ceria no lo reclame, no urge ni estrangula la economía verdiblanca.
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