El Racing, el tercero con más apoyo

A todos ellos les está costando más de lo esperado recuperar su sitio en el fútbol nacional, pero aún así su afición no les da la espalda. Cualquiera de estos tres clubes es un ejemplo de la fidelidad que sus seguidores: el Castellón, que esta temporada ha logrado ascender a Segunda B y que se ha puesto como objetivo los 14.000 abonados, sumó la pasada campaña, en las profundidades de la Tercera División 12.876 abonados. Algo mareante. Desde que en 2010 descendiera de Segunda, los castellonenses han pulverizado todos los récords de seguimiento, pero aún así no han logrado el objetivo del ascenso. De hecho, los datos hablan por sí solos ya que a pesar de no pertenecer a la élite del fútbol español desde 1990 -última campaña en Primera- siempre han estado entre los 25 clubes con más socios del país. Por su parte, el Real Murcia y el Racing son en muchos ámbitos -en otros no tanto- entidades muy similares. Los verdiblancos ganan por goleada a los murcianos en temporadas en Primera, con más de cuarenta por las 18 de los murcianos, sin embargo en apoyo social pese a todo sí que se parecen. En la actualidad, el Real Murcia suma apenas 500 socios más que el Racing.

Los de El Sardinero se encuentran en su etapa más dulce en cuanto a seguidores desde que cayeron al pozo de la Segunda B. El pasado verano, cuando se presentó la campaña de abonados para la presente campaña (2018-19), las palabras del presidente, Alfredo Pérez, fueron concisas: «Queremos superar el récord de abonados». Al día siguiente matizó que se refería a la Segunda B, ya que los 17.000 que se contabilizaron en Primera estaban muy lejos de una previsión real. No obstante, aquel vaticinio se cumplió. Los 10.940 actuales es el mejor registro desde la campaña del último ascenso (2013-14), que se empezó con apenas 5.000 abonados y en la segunda vuelta, con la salida de la directiva de Ángel Lavín y la llegada a la presidencia de Tuto Sañudo -de manera temporal- se dobló, superando por muy poco la cifra simbólica de los 10.000 socios. Los datos racinguistas no dejan de ser un ejemplo de la paciencia y fidelidad incondicional que la masa social le tiene al ya centenario equipo cántabro.

Tras aquel curso en el que se consiguió regresar a la categoría de plata no le duró mucho la alegría al entorno. De nuevo se descendió y en la temporada 2015-2016, con Pedro Munitis en el banquillo, un auténtico referente racinguista, y un verano en el que los exjugadores históricos del club se involucraron en el proyecto los aficionados volvieron a las gradas pero no del todo. Fueron 7.000 los socios que sacaron su carné en la primera vuelta, sin superar los 8.000 en la segunda. Se jugó el play off y se cayó con estrépito ante el Reus, en la primera eliminatoria, y posteriormente ante el Cádiz. Tras una tremenda desolación se recuperó el espíritu y en la 2016-2017, en el que se rozó el ascenso ante el Barcelona B, los números no pasaron, de nuevo, de los 8.000. Si ese año se tocó con los dedos la Segunda, era lógico imaginar que la desolación sería enorme. La pasada campaña no se superaron los 8.400, pese a sumar campañas de promoción, una tras otra.

Al Real Murcia le ocurre muy parecido. Su tremendo caos institucional y económico no puede con el apoyo social que tiene detrás. Este verano se rondaron los 10.000 socios y con la campaña de Navidad, los aficionados pimentoneros sumaron 11.500, que le colocan a la entidad como la segunda de la categoría con más seguidores.

El componente histórico es evidente que pesa. La tradición, la trayectoria y el pasado reciente en categorías superiores sirven de aliciente para que el acudir al estadio sea algo rutinario. Por eso, junto a los tres líderes en este apartado -Castellón, Murcia y Racing- se sitúan otros clubes como el Recreativo de Huelva, que con 9.400 está muy cerca también de los primeros. Los onubenses aguantan el tirón pese a los múltiples problemas financieros que les azotan. Otros como el Hércules apenas rozan los 7.000 abonados. El equipo alicantino es uno de esos que ha pasado por diferentes épocas. Con veinte temporadas en Primera y 43 en Segunda, no cabe duda de que es uno de los equipos históricos del fútbol nacional. Desde 2011 no juega en la élite y desde entonces lucha denodadamente por recuperar su estatus. Aún así, el Rico Pérez se queda medio vacío cada quince días en la Segunda B.

Sin tanta historia de la que presumir, pero con bastante solera en la Segunda B se encuentran el Mirandés, rival del Racing en el Grupo II, que actualmente contabiliza 3.511 (último dato oficial) o la cultura Leonesa, que tras un efímero año en Segunda esta campaña regresó a la división de bronce y suma 7.000 socios. La Ponferradina, por poner un ejemplo, o el Burgos, como histórico venido a menos, acumulan 3.500 y 2.800, respectivamente. La tradición se hace fuerte en Salamanca, con la recuperación de un equipo representativo tras la desaparición de la Unión Deportiva, el Salamanca CF y que reúne a 4.500 abonados.

Finalmente, como comparación significativa, los tres líderes de los grupos de la Segunda B, además del Racing (grupo II) son el Fuenlabrada, Atlético Baleares y Cartagena, tres entidades sin el pasado de los racinguistas y que esta temporada tienen 2.100, 2.300 y alrededor de 8.000 socios.