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¿Qué toca la orquesta? Lo mismo que este domingo con los mismos músicos. Al Racing le suena todo lo que toca. Su famoso rocanrol –por cierto, que alguien denuncie a Carlo Ancelotti por plagio– retumba y hace que se muevan los pies sin querer. ... Su victoria en Castalia, la primera en más de noventa años, le coloca líder en solitario a base de ponerle un ritmo al fútbol frenético. En medio de un festival de ocasiones, impropio del resultado final, el gol de Andrés Martín de penalti le da crédito para que siga la gira de conciertos de la banda de José Alberto, al que le da lo mismo sonar en instrumental que en acústico. Con Ezkieta como solista destacado, el Racing superó a un osado Castellón que se metió en el cuerpo a cuerpo con los verdiblancos a ver a quién le sonreía la suerte.
El Racing empieza a ser ese grupo musical que todo el mundo tararea casi sin querer. Sale desde el principio con las mejores canciones sin importarle que se le pueda acabar el repertorio. Es igual, hasta donde se llegue. Y así comenzó la actuación, sin tiempo para afinar la guitarra, Arana y Mario García fallaron dos mano a mano con el portero de morderse el labio. Acto seguido fue Raúl Sánchez el que perdonó con Ezkieta vendido y sin tiempo para cambiar el escenario Arana la mandó larguero en un gesto de 'killer' que enmudeció Castalia. Batería de ocasiones. Se esperaba una tarde así, por las intenciones de un Castellón con fama de atrevido y un Racing que no mira para atrás.
Castellón
Gonzalo; Van den Belt, Moyita (Israel Suero, m. 60), Mamah (Flakus, m.88), De Miguel, Raúl Sánchez, Douglas (Calatrava, 64), Gil (Pere Marco, m88), Seuntjens, Chirino y Jozhua (Wilems, m. 88).
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Racing
Ezkieta; Michelin (Javi Castro, m. 58), Montero. Hernando, Mario García, Aldasoro, Vencedor (Maguette, m. 81), Andrés (Íñigo, m.71), Pablo (Karrikaburu m. 45), Vicente y Arana (Suleiman, m.71).
Equipo arbitral Orellana Cid (C. Andaluz).
Goles 0-1. Andrés Martín.
Amonestaciones Tarjeta amarilla por parte del Castellón a Moyita. Por parte del Racing, tarjeta amarilla a Michelin y Aldasoro.
La gira acaba de empezar y a José Alberto le sobra energía para jugárselo todo a lo que le gusta. Su equipo salió a buscar la espalda de un rival empeñado en acumular hombres por delante del balón casi como si se tratase de una apuesta. Por momentos, el Castellón defendía con dos hombres y sumaba siete u ocho futbolistas en campo ajeno. En ocasiones, los de Castalia empujaban la línea hasta llegar al área de Ezkieta con seis efectivos. Las matemáticas no son una opinión; si sus hombres estaban arriba... Abajo no quedaba nadie. Fue cuando el Racing le cogió la espalda con facilidad. Era impensable que en un partido donde saltaron los papeles por los aires no hubiera goles.
Fue entonces cuando llegó una jugada dudosa. Andrés Martín marca, pero el trencilla lo anula por posible falta de Arana en ataque. El canario primero forcejea con Chirino y luego se lleva un zapatazo de Jozhua. El árbitro no dio gol y por mucho que uno lo mire no ve la falta por ningún lado. Andrés Martín se echaba las manos a la cara y el portero del Castellón agachaba la cabeza para no llamar la atención.
Para entonces, puede parecer que era únicamente el Racing el que actuaba, pero todo lo contrario. Ezkieta detuvo dos, una a Raúl Sánchez y otra Douglas, para mantener vivo el concierto y dar razones para que nadie se moviera del sitio.
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Se intuía el intermedio y el duelo se volvió loco. Los acordes de la melodía al borde del descanso llegaron sin que nadie dirigiera la orquesta; Mamah la tuvo con un lanzamiento lejano que Ezkieta volvió a salvar. Y Andrés Martín no supo aprovechar un robo de Michelín tras un error grosero de la zaga del Castellón. Que locura de ritmo. Todo ocurría rápido y sin que nadie pudiera pararlo. Todo y mas. Y sin embargo, el marcador era lo más triste de la tarde. Ver para creer.
Nada hacía presagiar que los dueños de las pizarras cambiasen algo, empeñados –afortunadamente en virtud del espectáculo – en que para salir en hombros había que tocar y tocar. El primero en mover músicos fue José Alberto que dejó a Pablo Gutiérrez, quizás el más apagado de la banda, para dar entrada a Karrikaburu.
Y sin que se hubieran sentado los últimos, llegó la jugada clave del partido. A Mario García le sobra fe y confianza para presionar un balón sin peligro y forzar el fallo de Mamah. Penalti claro. El lateral del Castellón se lleva las manos a la cabeza y Castalia lanzó un grito sordo. Andrés Martín aguantó las 'carantoñas' clásicas de Gonzalo, el portero argentino que aprendió en el potrero el otro fútbol. No se inmutó y batió por bajo el que es ya su quinto gol en seis partidos. El sevillano crece y crece; canta baila y toca las palmas.
Con el Racing por delante todo presumía de ser más fácil. Nada de eso. Y más cuando Karrikaburo se empeñó en desafiar a la lógica y con el partido ya dispuesto a perder el orden y el concierto se le ocurrió 'fumarse' –como dicen los chavales de hoy– una ocasión en la que de habérsela cedido a Íñigo Vicente el gol era cantado. El '10' del Racing se mordía la camiseta y se retorcía. El vasco quería que la tierra se lo tragase.
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Leila Bensghaiyar
Por aquel entonces corría el minuto 56 y el fútbol era una cuestión de ver quién llegaba más veces al área. Es difícil recordar un partido en el que en la última media hora haya pasado tanto y que nadie hubiese sido capaz de marcar un solo gol. Cuesta creerlo, y si no, vuelvan a verlo. Inimaginable. Son cosas del fútbol. Llegaron los cambios y esta vez los de José Alberto, que tenían sentido, no mejoraron nada. Sentó a Michelin con tarjeta y a Arana y Andrés Martín agotados de tanto bailar. Vencedor se fue lesionado y debutó Maguette. En el Castellón, Dick Schreuder sacó al escenario lo que tenía y comenzó la fiesta. Fue el momento del recital de Ezkieta. Con el Castellón a tumba abierta, sin mirar atrás y el Racing loco por pintarle la cara a la defensa rival llegó lo que podía pasar. Los errores se sucedían y Douglas se plantó delante del portero del Racing sin oposición ninguna. Soberbio Ezkieta que le sacó dos manos para enmarcar. Los compañeros abrazaban al meta sabedores que les había salvado los muebles.
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Y otra con el cuerpo a Seuntjens de arquear los ojos. Ya nadie tocaba lo que quería, la música salía sola. Nervios en la grada. Errores en el césped. Falta de intensidad, puntería, criterio y un porrón de ganas. Que viva la alegría. En ese intercambio de golpes el Racing siempre sale ganando y a Andrés Martín le llegó un balón regalado delante de Gonzalo, que el meta le supo sacar. Era la enésima y fue tan clara que nadie podía creérselo. Ni el propio Andrés Martín.
Quedaban diez minutos y nadie en su sano juicio hubiera apostado porque el marcador no se moviera. Y faltaba mucho más. En cinco minutos Ezkieta pasó de músico a torero. Sacó dos, una a Flakus y otra a De Miguel, que a estas horas ambos pensarán en ello todavía. El ritmo del Racing ya no tenía el mismo gas, pero no cambiaba el paso. Un apagado Íñigo Vicente reivindicaba su cuota de protagonismo cuando el partido agonizaba y los entrenadores se daban la vuelta. Tuvo una media ocasión con el Castellón huyendo hacia delante.
Y el árbitro señaló el final en el 96 en medio de una actuación que seguro aglutina más adeptos a la causa. Los fans de este Racing corren para sacar una entrada para el siguiente pase. No obstante, todo merece una reflexión. Que el Racing es el que marca el ritmo de la Liga, eso es un hecho. Ahora bien, que el equipo se fuese de Castalia sin encajar un gol supone un ejercicio de fe extrema. Este equipo tiene algo que hace mucho tiempo que no tiene. Eso es innegable.
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