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Me gusta la camiseta que hoy estrenará el Racing contra el Andorra. Y no le quita mérito el hecho de que todas las camisetas del Racing tienen esa magia que me atrapa en cuanto se la pone un futbolista que defiende con honra al equipo ... en el terreno de juego. Pero esa camiseta de Austral tiene algo especial. Lleva sobreimpresionada la imagen del público de los Campos de Sport, con la Gradona de los Malditos recién bautizada acogiendo a los hinchas de El Tirabeque, y juega con el toque dorado que me ha sugerido dedicar este saque de esquina a otro aniversario, el de las Bodas de Oro de 1963.
Como ocurrió en el centenario en 2013, el Racing tuvo que celebrar su 50 aniversario en Segunda División, y en ambas ocasiones después de descender en la temporada anterior. Tanto el 23 de febrero como el 14 de junio de 1963, hubo discretas referencias periodísticas del primer partido y de la firma del acta fundacional. Los directivos racinguistas se conformaron con organizar una misa en la iglesia de San Roque. No había masa social que animara el entusiasmo. Pero la llegada de un nuevo presidente en julio estimuló las ganas de hacer algo. Luis Sedano Edilla, además de marcarse como objetivo el regreso a Primera (hubo que esperar a que llegara Maguregui en 1972), planteaba una celebración de las Bodas de Oro con un torneo internacional y la iluminación del campo que, junto a la recién estrenada tribuna de cemento, iba a proporcionar a los Campos de Sport un aspecto moderno, además de aumentar la franja horaria para celebrar los partidos. El presupuesto de aquel alumbrado fue de dos millones de pesetas y la infraestructura estaba compuesta por seis torres metálicas, con grandes pantallas de 18 puntos de luz cada una.
El torneo contó con la participación de la Lazio de Roma y el Sporting Club de Lisboa, ambos en la máxima categoría de sus respectivas Ligas. El primer partido enfrentó al Racing con la Lazio el 29 de agosto de 1963. Hubo poca gente debido a la lluvia. Estaba previsto un desfile de equipos racinguistas y clubes asociados, y la entrega de diplomas de socios de honor a los fundadores que aún vivían. Pero la lluvia, aunque ofrecía la bella estampa de un campo iluminado con las luces alumbrando la caída de las gotas, obligó a suspender los actos. El Racing alineó aquel día a Larzábal; Pallás, Salvador, Boixet; Navarro, Herrero; Gento II, Tambini, Fretes, Abel y Yosu. El juego del primer tiempo no resultó emocionante. Otra cosa sería la segunda parte. Nada más empezar Gento II se internó en el área y lanzó un centro medido al área donde Abel remató de cabeza para marcar el primer gol iluminado artificialmente de El Sardinero. Los romanos reaccionaron y a los diez minutos el conjunto italiano consiguió el empate. Ocho minutos después, tras una acción de Fretes y una incursión y centro de Yosu, de nuevo Abel se encargaría de culminar la jugada, estableciendo el dos a uno con el que finalizaría el partido.
El sábado, 31 de agosto, se enfrentaron el Sporting Club de Lisboa y la Lazio, con victoria de los portugueses por dos a uno, de tal manera que el partido entre el Racing y el Sporting Club, que se jugó el domingo, 1 de septiembre, se convirtió en la final del torneo. Esta vez no llovió, y durante el descanso pudo entregarse a varios fundadores del club el título de socio de honor. Aquel día recibieron la distinción Antonio Lavín, Joaquín Sánchez Losada, Vidal Gómez Frande, Carlos Iruretagoyena, Álvaro Zubieta, José Solana y Diego Breñosa. Más tarde se lo entregarían a Mariano Zubizarreta, Pancho Cossío, Jesús de la Sierra, Alejandro Flórez-Estrada y Adolfo Torres.
El Racing salió al campo como víctima, pero la velocidad y entusiasmo que imprimió a todas sus acciones sorprendió a sus rivales. La incorporación de Raba e Isidro, en vez de Fretes y Tambini, fortaleció el centro del campo. Casi al final del primer tiempo, Yosu se internó por su banda y propició un excelente remate de Abel, que inauguró el marcador. A los ocho minutos de la segunda parte, tras una falta sacada por Gento y rechazada por la defensa, Navarro estableció el dos a cero de un fuerte disparo. Los portugueses se acercaron al empate con un gol conseguido en los minutos finales del encuentro, y el partido terminó con la victoria racinguista por dos a uno y la obtención del trofeo que el club guarda celosamente en sus vitrinas, trofeo recogido por el capitán, Pallás, y el más veterano, Nando Yosu.
Los actos de las Bodas de Oro finalizaron con una cena en el Hotel Real donde el club invitó a los participantes del torneo. Fue una digna celebración de oro y de luz artificial, pero sobre todo de victoria, que es lo que engalana a los aniversarios como el que hoy esperamos disfrutar.
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