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La histórica plantilla del Racing de la temporada 1949-50, aquella que era una máquina de meter goles y que, aunque jugaba en Segunda, era un auténtico equipo de Primera, también contó con jugadores singulares que, si no pudieron demostrar en Santander sus cualidades deportivas, ... sí se labraron posteriormente un respeto en otras facetas. Es el caso de Francisco Cánovas Candel (Santomera, 1927-2016), jugador que destacaría como defensor de las tradiciones y de la cultura de su tierra y que desde 1999 fue cronista oficial de su pueblo, Santomera (Murcia), cuyo ayuntamiento decidió dedicarle una calle con su nombre en 2007 y declararle a título póstumo hijo predilecto del municipio en 2018.
Como todos los niños de la época, Cánovas dio sus primeras patadas en la calle a todo lo que se movía, pero fue en el Instituto Alfonso X el Sabio de Santomera donde puede decirse que comenzó a jugar al fútbol. Formó parte del Imperio, proclamándose campeón juvenil de Murcia, y luego pasó por el Orihuela y Atlético Murcia, formando parte de la selección murciana que ganó el Campeonato de España de selecciones juveniles del Frente de Juventudes. Tras ese éxito le fichó el Real Murcia y tuvo ocasión de debutar con 18 años en Primera División (1945). Dos años después fue jugador del Barcelona, compartiendo vestuario y alineaciones con Kubala, Ramallets, César o Basora, pero como no podía desplazar a Estanislao Basora, titular indiscutible del conjunto catalán, Cánovas jugó cedido en el Sabadell y en el Gerona, y de este último equipo llegaría a Santander, también en calidad de cedido en 1949, gracias a un amigo suyo que se dedicaba al negocio de tejidos y le puso en contacto con el presidente del club, Manuel San Martín. Entonces estaba haciendo el servicio militar en Barcelona, pero pudo compaginarlo con el fútbol.
Debutó con el Racing el 4 de septiembre de 1949, en los Campos de Sport, en partido liguero ante el Club Ferrol, al que se ganó 2-0. La alineación local estuvo compuesta por Ortega, Lorín, Amorebieta, Ruiz, Herrero, Felipe, Nemes, Cánovas, Mariano, Herrera y Echeveste.
Cánovas era extremo derecho, dotado de fuerza y velocidad y con un buen golpeo con ambos pies. Aunque se desenvolvía bien en otras demarcaciones, la titularidad del húngaro Nemes no le permitiría jugar demasiado. Contribuyó al ascenso a Primera de 1950 jugando nueve partidos oficiales y marcando un gol, precisamente contra su anterior equipo, el Gerona, en el partido disputado en El Sardinero días después de su debut, y en donde los cántabros ganaron por 5-2. Cánovas fue el autor del quinto de la tarde después de culminar una jugada trenzada por Nemes y Alsúa y rematar un pase que Alsúa le envió.
Tras su etapa en Santander jugó dos temporadas en la Unión Deportiva Lérida (1950-51), Real Valladolid (1951-53), Las Palmas (1953-54) e Imperial de Murcia (1954-55), donde colgó las botas. Aunque dispuso del título de entrenador nacional, solo lo ejerció un año para dirigir por amistad al equipo alicantino de Almoradí.
Hombre polifacético, Cánovas iniciaría una trayectoria como empresario después de ser corresponsal del Banco Santander en Santomera. Luego sería director general de una empresa de carbón para calefacciones, socio de la empresa exportadora que dio a conocer en Europa y América los limones de Santomera y emprendedor en el sector de la confección de ropa infantil. Comprometido con su pueblo, colaboró en numerosas causas, contribuyendo al progreso de sus vecinos en proyectos como la canalización de acequias, el inicio de la entubación de brazales, la construcción de caminos, la creación del Círculo Cultural Agrícola, la reparación de la iglesia o la reordenación del cementerio.
Su legado cultural se centró en su interés por la historia del municipio que le valió ser reconocido como primer cronista oficial de Santomera. Publicó una treintena de libros con variada temática, desde la importancia histórica de los cultivos de pimientos y limones, hasta un minucioso estudio acerca de la toponimia de la localidad y que lleva por título 'De Sant Amer, Santomera'.
También publicó diversos artículos en los periódicos locales 'Voces' y 'La Calle', además de sus colaboraciones en los anuarios del Colegio Oficial de Cronistas Oficiales de la Región de Murcia.
Además de la calle con su nombre y el nombramiento de hijo predilecto, Cánovas recibió otros reconocimientos, como el premio cultural de 'Voces', su nombramiento como Socio de Honor del Círculo Cultural Agrícola y Nazareno de Honor de la Semana Santa de Santomera.
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