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Las derrotas son lecciones de la experiencia. Depende de nosotros mismos sacar buen provecho de ellas. El filósofo y literato José Ortega y Gasset decía que «un pueblo no solo ha de saber vencer, sino también ser vencido», añadiendo que «manifiesta cierta pobreza de espíritu ... no estar dispuesto a ver en la derrota una de las caras que puede tomar la vida».
Con la disposición de asegurar que el deporte, especialmente el fútbol, también refleja las caras que pueden presentarse en la vida de cada uno, el próximo sábado se cumplirán cien años de la primera derrota del Racing en el Campeonato Regional de Cantabria. Fue un partido que el Racing no celebrará nunca, pero serviría para que años después consolidara su hegemonía en una competición en la que siempre que participó resultó campeón.
La Federación Cántabra se había emancipado de los equipos vascos. Tenía su propio campeonato y la llave para que los clubes cántabros pudieran participar con mayor facilidad en el Campeonato de España que ponía en juego la Copa delRey. El Racing era el principal beneficiado por su potencial. Había ganado los dos primeros campeonatos regionales en 1923 y 1924 sin sufrir ninguna derrota.
En la tercera edición del Campeonato Regional, la Federación había incluido en la máxima categoría a equipos de la serie B como el Muriedas, el Eclipse, el Unión Club de Astillero y la Cultural de Guarnizo. Los racinguistas comenzaron muy flojos, jugando sin motivación, demasiado confiados e incluso con resultados muy cortos para lo que se esperaba del campeón. Aunque había recuperado a Pagaza, el Racing estaba incorporando gente nueva e inexperta, desgastándose sus mejores elementos, aunque en la delantera, Óscar seguía impresionante ante la portería y estaba reclamando un sitio en la selección nacional. Fue convocado para jugar el partido de probables y posibles en diciembre para seleccionar al equipo que se enfrentaría a Austria en Barcelona. Pero aún tendría que esperar unos meses para debutar en el equipo nacional. A la delantera racinguista le faltaba Fidel Ortiz, quien estuvo lesionado, y la media echaba en falta a Otero, que por problemas laborales no pudo desplazarse a jugar desde Reinosa todo lo que se hubiera deseado. Además, hubo cambios continuos, alternando en la portería Luis Pombo y Valentín Raba; en la defensa estaban Naveda, Santiuste, Montoya, Polidura y Fernández; en la media, Rufino Gacituaga, Balaguer, Santamaría e Yllera; y en la delantera, Pagaza, José Díez, Óscar, Bueno, Santamaría, Amós, Carral y Barbosa.
En teoría había dos rivales que podían hacer sombra al Racing, la Unión Montañesa de Santander, que había quedado subcampeón en las dos anteriores ediciones, y la Gimnástica de Torrelavega que con la inauguración de El Malecón estaba pisando fuerte para reclamar su protagonismo en el fútbol regional. Los racinguistas ya habían superado el escollo del partido contra la Unión Montañesa fuera de los Campos de Sport (2-3), con tres goles de Óscar, y lo mismo había ocurrido en Torrelavega, donde Óscar anotaría los dos goles que dieron el triunfo a los santanderinos. Sin embargo, el 21 de diciembre de 1924, el Racing sufriría la primera derrota de carácter oficial frente a la Gimnástica, y además en los Campos de Sport del Sardinero. El Racing alineó a Pombo; Santiuste, Fernández; Montoya, Otero, Balaguer; Pagaza, Barbosa, Bueno, Santamaría y Amós, mientras que la Gimnástica lo hizo con Sáinz; Campuzano, Nardín; Robledo, Prieto, Orúe; Pachín, Lecube, Capillas, Telete y Merino.
El primer tiempo fue muy disputado, con acciones llenas de fuerza y entusiasmo por parte de ambos equipos. Tras varios intentos racinguistas, en el minuto 43, Julián Barbosa batió a Sáinz tras un centro de Bueno. El guardameta gimnástico realizó una gran estirada, pero el disparo iba muy bien colocado. En la segunda parte disminuyó el ritmo del juego, aunque los gimnásticos se repusieron del impacto que supone un gol en los últimos instantes del primer tiempo, logrando el empate en los inicios del segundo durante un barullo en el área santanderina que aprovechó muy oportuno el pequeño Telete. Los dos equipos parecían dar por bueno el resultado, pero en un saque de esquina a favor de los torrelaveguenses, el guardameta racinguista salvó un primer remate, pero no así el rechace que aprovechó de nuevo Telete para establecer el resultado definitivo (1-2). De ahí hasta el final que pitaría el colegiado señor Gómez, el asedio racinguista fue total, pero los gimnásticos aguantaron de manera estoica este resultado que sería la primera derrota del Racing en el historial del Campeonato.
La derrota dolió, pero los jugadores supieron digerirla. Como siempre, los racinguistas se alzarían con el triunfo final, pero ya habían encontrado a un rival con el que librarían grandes y emocionantes batallas deportivas que además impulsaría el escaso interés de aquel campeonato.
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