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Decía el bailarín y coreógrafo francés Maurice Bejart que el baile es una forma de llegar a la belleza, de dominar cada músculo y lanzarlo a la felicidad. Ese conjunto de movimientos, guiado por la música, también se aplica al fútbol en cada gol. Entonces ... las notas se mueven al capricho del balón en el pentagrama, y el jugador las interpreta con la belleza de la coordinación de sus músculos y el remate que hace estallar la felicidad. En este arte donde no abundan mucho los virtuosos, destacó un racinguista que sin duda es el jugador de Zamora más importante que ha tenido esta provincia del reino de León.
José Iglesias Fernández (Zamora, 1926-Granada, 2007), conocido futbolísticamente como Joseíto, jugó en el Racing dos temporadas (1940-51) y en los 47 partidos que disputó con la camiseta racinguista anotó 35 goles, un promedio que le destapó su habilidad ante la portería contraria y que le abrió las puertas del Real Madrid. Su baile goleador comenzó el mismo día de su debut con el Racing, si bien es cierto que tuvo en aquella temporada una orquesta sinfónica que hizo historia, la de la temporada 1949-50 que rozaba en cada encuentro la fantasía creativa del fútbol y que se hinchó a marcar goles, exactamente 119 anotados en el campeonato liguero, incluyendo la fase de ascenso que contabilizaron en total 36 partidos. En ese concierto, Joseíto fue el más certero rematador del equipo con 26 goles.
Como la mayor parte de los goleadores, el zamorano tenía el fútbol en la sangre. Cuando aún no había cumplido los 14 años, fundó junto a otros amigos un equipo no federado, el Unión de Zamora. Luego continuó disfrutando en Los Triunfos, el zamorano equipo del Betis, el Chemari, Los Luises, hasta que en la temporada 1943-44 jugó en el Atlético Zamora. Fueron los técnicos del Real Valladolid (1944-45) los primeros que le echaron el ojo, pero de forma inexplicable le dieron la carta de libertad y Joseíto regresó a su Atlético Zamora (1945-47), donde consiguió trabajo en una entidad bancaria. Pero el fútbol no iba a dejarle escapar. Rápido, atrevido y con gran eficacia ante la portería, se desenvolvía de interior o de extremo y la U. D. Salamanca le tentó para la temporada 1947-48, donde jugó la fase de ascenso a Segunda División, aunque sin éxito. Fue en esos partidos cuando el Racing se fijó en él. No pudo jugar en la primera temporada (1948-49), porque fue destinado a Salamanca para cumplir el servicio militar, etapa en la que después de seis meses inactivo, se incorporó cedido a la Unión Deportiva con el que ascendió a Segunda División.
Joseíto debutó con la camiseta del Racing en partido oficial en Lérida, ante el conjunto de esta capital, el 9 de octubre de 1949. Alentados por las peñas bolísticas de Cataluña que asistieron a este partido liguero, los racinguistas alinearon a Ortega; Lorín, Amorebieta, Ruiz; Herrero, Mathiesen; Nemes, Joseíto, Mariano, Alsúa y Echeveste. La crónica especial que Balda escribió para El Diario Montañés, refiriéndose a la delantera santanderina, decía que «inicia su gran exhibición con la codicia y la movilidad de Mariano, el alegre o inquieto juego de Alsúa y la velocidad endiablada de Nemes, los tres bien compenetrados con Joseíto y Echeveste. Todos ellos desconciertan al trío defensivo del Lérida que, formando en línea rígida, se agujerea por el centro». Continúa el cronista narrando las oportunidades de las que dispusieron Mariano, Alsúa, Nemes y Joseíto que bendijeron la actuación del meta Rivero y, ante el aluvión de ataques visitantes, vino la sorpresa en el minuto 37 con el gol de Fustero, el hombre más peligroso de la UD Lérida, que a la media vuelta batió a Ortega. Fue cuando los racinguistas se pusieron las pilas de la eficacia. Cinco minutos después, Joseíto lanzó desde el extremo un disparo durísimo cuyo despeje del guardameta lo aprovecharía Nemes. Y ya en la segunda parte, después de unos minutos de presión local, Mariano recogió el balón en una posición perfecta para disparar, pero engañó a todos cediendo suavemente la pelota a Joseíto que anotó el gol de la victoria.
Para comprender aquel prólogo del zamorano de oro que los aficionados bautizaron como 'torito', hay que decir que el Lérida ocuparía el segundo puesto de la clasificación, después del liderazgo del Racing, compartiendo el premio del ascenso a Primera División.
Tras debutar en Primera con los racinguistas, Joseíto pasó a jugar en el Real Madrid, equipo con el que conquistó cuatro campeonatos de Liga, dos Copas Latinas, una Copa del Mundo en Caracas (Venezuela) y cuatro Copas de Europa, desde 1956 a 1959, en compañía de grandes jugadores, entre ellos los exracinguistas Marquitos, Gento, Miguel Muñoz y el guardameta Juanito. Había demasiadas estrellas para destacar entre tanto firmamento, así que continuaría jugando en el Levante (1959-60) y en el Rayo Vallecano (1960-61), donde colgaría las botas. Fue internacional absoluto con España en 1952, en un partido contra Alemania. Tras su retirada como jugador comenzaría su carrera como técnico, dirigiendo a varios equipos y ejerciendo de profesor de la Escuela Nacional de Entrenadores.
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