Pintores racinguistas

De la afición a la pintura de Sánchez Losada proviene su amistad con otro de los fundadores del Racing, Pancho Cossío, con quien coincidió en la misma academia de pintura. Cossío vivía cerca de la Plaza de Pombo, donde se gestó el club y donde tiene un busto, aunque no jugó al fútbol por un accidente de niñez que le dejó la secuela de una cojera. Se dedicaría muy pronto a la pintura, su verdadera vocación, y después de contribuir a la creación del Racing y de formar parte de su junta directiva como tesorero, marcharía a Madrid en 1914, donde iniciaría su reconocida carrera artística que se prolongó en París.

El artista que más dibujos dedicó a los asuntos racinguistas fue José Luis Orizaola Velázquez, más conocido como Piluís Orizaola. En los cuarenta, cuando era un futbolista destacado del Rayo Cantabria, comenzó a dibujar sus famosas caricaturas tras admirar las de Antonio Martín Lanuza, su maestro y mentor en la prensa. Fue profesor mercantil y dio clases de español en Alemania, donde publicó sus dibujos en prensa. Años después lo hizo en Santander, con centenares de caricaturas de racinguistas, con sus trazos amables y meticulosos. Entre 2003 y 2006 'El Periódico del Racing' le recuperó para evocar a los jugadores de aquella época.

Su hermano Enrique, jugador del Rayo Cantabria (38-41), Racing (41-48) y Gimnástica (49-51), también poseía un gran talento didáctico y artístico con el dibujo y la pintura. Entrenador entre otros del Racing y el Barcelona, acostumbraba a ilustrar sus informes técnicos con dibujos que situaban los movimientos y las características de sus jugadores en el terreno de juego. Ya en su jubilación se dedicó más a la pintura y felicitaba a sus amigos con postales de sus creaciones.

El fundador del Rayo Cantabria, Rafael Sanz, fue otro artista que compaginó su afición al fútbol con la pintura. Creador de los campeonatos playeros de El Sardinero y del Trofeo Los Barrios, estuvo vinculado al oficio de su padre, pintor industrial, aunque se orientó a la faceta artística. Por ejemplo, con los rótulos cinematográficos que entonces se exhibían en los cines de Santander. Su hermano Yayo (Santiago Sanz) fue jugador racinguista de los años treinta (34-36) y su nieto, Rafa Sanz, en la temporada 86-87, pero tuvo otros familiares con sensibilidad artística: sus hermanos Teto Sanz o el más célebre y prestigioso pintor de la familia, Eduardo Sanz, que en sus últimos años estuvo inmerso en el atractivo proyecto del Museo del Faro de Santander.

A la familia pertenece José Ramón Sánchez, que aprendió de las caricaturas de Orizaola y después marcó escuela, entre otros, en Peridis, que ha reconocido que su afición por el dibujo nació de su trabajo. Los tres celebraron en 1990 una exposición en el Palacete del Embarcadero que titularon: 'De tal palo, tal astilla'.

Otro pintor con pasado racinguista es José Antonio González Gómez 'Marnay'. Formó en la plantilla de 1972 (que ascendió a Primera meses después), pasando al Rayo, con el que también ascendió, pero a Tercera en 1973. Fue uno de los futbolistas que estrenó el Racing aficionado y también jugó en la Cultural de Guarnizo antes de sus innumerables exposiciones en Europa y América.