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Ganar en Burgos no es algo desconocido para el Racing. La primera vez que lo hizo fue en 1957, precisamente en el primer choque que ... el antiguo Burgos C. F. mantuvo con el conjunto cántabro. El Plantío no se había construido todavía, y el conjunto castellano jugaba en el desaparecido Zatorre. En aquel partido, la alineación del Racing, dirigido por Enrique Orizaola, estaba compuesta por Lobera; Campón, Barrenechea, Santamaría; Pardo, Mingo; Astuy, López Rico, Gómez, Arsuaga y Urdiales. El Racing ganó 0-1 con el gol marcado por Lolo Gómez.
El Racing volvería a ganar años después en El Plantío, pero hubo un día en que ganar en ese campo fue excepcional, porque la victoria no fue contra el Burgos. Era un partido de Segunda División que se disputó el 13 de diciembre de 1987. El míster racinguista, Delfín Álvarez, alineó aquel día a Alba; Mauri, Roncal, Villita, Piru; Juan Carlos, Abad, Verón, Edu Odriozola; Benito y Miro. El gol lo marcó Juan Carlos Verón al minuto y medio del comienzo del partido. Fue un pase en profundidad de Edu que el delantero argentino aprovechó para elevar el balón ante la salida del portero rival que no era del Burgos, sino del Sestao Sport. El conjunto vasco se había emparejado días antes en la Copa del Rey con el Real Madrid, y un espectador borracho lanzó una botella de vidrio que impactó en la cabeza del delantero madridista Hugo Sánchez, a quien tuvieron que aplicar once puntos de sutura. El Comité de Competición de la Federación castigó al Sestao con el cierre del campo de Las Llanas, de tal manera que el equipo dirigido en aquel tiempo por Javier Irureta (años después entrenador del Racing), tuvo que exiliarse. Entre Las Gaunas (Logroño) y El Plantío, se optó finalmente por el campo del Burgos para jugar el encuentro.
Aquella victoria en Burgos elevó la moral del equipo que había descendido a Segunda División en la temporada anterior, después de tres campañas consecutivas entre los grandes. Fue la última etapa de Maguregui en el club. Le sustituyó Delfín Álvarez, un técnico orensano llegado del Elche que había realizado un buen trabajo en el C. D. Logroñés. Las cosas no habían empezado bien, pero además de ganar, se había dejado la meta de Pedro Alba imbatida por quinta vez, con la curiosa circunstancia de que el último gol que el equipo había encajado había sido precisamente en El Plantío burgalés contra el equipo local (1-1).
El partido en El Plantío sin el Burgos tuvo una pobre entrada. Unas decenas de seguidores racinguistas acompañaron al equipo, mientras que desde Sestao llegaron siete autobuses. Contando con el escaso público burgalés no se llegó ni a tres mil espectadores. La superioridad racinguista fue manifiesta. Incluso se pudo golear si las varias ocasiones de Benito, Miro y Verón se hubieran transformado. Pero lo que son las cosas. En el minuto 90 el Sestao pudo haber empatado por medio de Mendilíbar, aunque una excelente intervención de Alba, que había estado aburrido durante prácticamente todo el partido, evitó el gol.
Si ganar en El Plantío sin el Burgos fue excepcional, también lo sería ganar al Burgos en San Mamés. Fue otra rareza de las competiciones. En este caso fue en 1962, en las eliminatorias de la Copa del Generalísimo. El Racing era equipo de Primera y el partido de ida se disputó en Santander con victoria local por 1-0, con gol de Odriozola. En el partido de vuelta los burgaleses ganaron 2-1. Las normas de la competición señalaban que en caso de empate en la suma de goles había que celebrar un tercer encuentro en campo neutral. Los burgaleses querían que el desempate se celebrara en Pamplona, y los racinguistas, en San Mamés, donde finalmente se disputó el 27 de marzo. El entrenador del Racing, Luis Alfonso Villalaín, alineó aquel día en Bilbao a Berasaluce, Ramos, Santamaría, Lerma, Crispi, Escolá, Suco, Odriozola, Sampedro, Wilson y Nando Yosu.
El Racing se adelantó en el minuto 17 en el marcador con un remate de Wilson. En la segunda parte, el Burgos empató gracias a un cabezazo de Zamora, pero en el último minuto, una jugada de Wilson permitió a Yosu internarse hacia la portería, superando al guardameta y marcando con cierta tranquilidad el 2-1 que supuso el pase a los octavos de final. El Racing se enfrentaría luego al Real Zaragoza, que apeó a los cántabros de seguir escalando hacia los cuartos de final.
Jugar en El Plantío sin el Burgos, o con el Burgos en San Mamés, son rarezas del fútbol que poco importan si terminan con victorias racinguistas. Y si ganar en Burgos deja de ser raro, mucho mejor.
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