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No es para sacar pecho por tanta excepcionalidad, pero el 26 de abril de 2009 el Racing vivió en San Mamés un récord que será ... difícil de igualar. Se trata de haber jugado el partido donde se mostró el mayor número de tarjetas disciplinarias en Primera División. El Athletic ganó a los cántabros (2-1), pero el Racing vapuleó a los vizcaínos en el tanteador de las tarjetas amarillas (12-5) y rojas (4-2). En total fueron 17 tarjetas amarillas del Racing, cuyas repeticiones sumaron tres rojas, más una directa al preparador físico, contra las cinco amarillas del Athletic, cuya repetición supuso la roja de un jugador, más otra directa para otro futbolista. Entre amarillas y rojas hubo en aquel partido 23 cartulinas que el árbitro no se cansó de sacar de sus bolsillos.
El encuentro no fue tan duro. Los racinguistas, dirigidos por Juan Ramón López Muñiz, saltaron al campo con Coltorti; Pinillos, Garay, Moratón, Marcano,Sepsi; Lacen, Óscar Serrano, Munitis; Tchité y Zigic. El Athletic dominó en la primera parte porque salió con brío y decisión, mientras el Racing se plantó a verlas venir. En el descanso los de San Mamés se fueron a la caseta con dos goles de renta. Otra cosa sería la segunda parte, donde el Racing se puso las pilas con la entrada de Gonzalo Colsa y Jonathan Pereira. El Athletic se echó para atrás y Yeste le hizo un penalti a Pereira que supondría el 2-1. Los jugadores se pusieron nerviosos, unos temerosos de perder la ventaja, otros por el anhelo del empate. Fue el caldo de cultivo para que afloraran las tarjetas. El Racing apretó, pero no ahogó. Y al final, el más nervioso resultó ser el árbitro, que se dedicó a ahogar a los futbolistas enseñando tarjetas y más tarjetas.
Olvídense de los goles que el Athletic marcó en la primera parte para encauzar el encuentro por medio de Llorente y David López, de penalti, o el penalti del Racing que anotó Pinillos. Aquí la contabilidad que nos importa es la de las tarjetas, cuyo orden cronológico con el minuto correspondiente es el siguiente: Por parte del Racing, Garay (min. 20), Munitis (min. 30), Moratón (min. 34), Lacen (min. 41), Marcano (min. 43 y 63. Roja), Sepsi (min.58), Pereira (min.65 y 95. Roja), Pinillos (min. 70 y 82. Roja) y Zigic (min. 92), más una roja directa al preparador físico, Fernando Gaspar. Por parte del Athletic, Yeste (min 33 y 55. Roja), David López (min 71), Murillo (min. 79), Toquero (min 92) y roja directa a Orbáiz (min. 94).
El gran protagonista del partido fue, sin lugar a dudas el árbitro, Bernardino González Vázquez y su extremada sensibilidad, aunque más que sensible, algunos periodistas prefirieron compararle con uno de esos despiadados pistoleros de las películas del Oeste a los que el revólver se le ha pegado a la mano. ¿Un revólver o una ametralladora?, se preguntarían algunos.
Dicen que el invento de las tarjetas fue cosa de la masacre de patadas que Pelé sufrió en el Mundial de Inglaterra (1966). Para facilitar el regreso del astro brasileño, que tenía sus dudas ante el riesgo de lesionarse de nuevo, se estableció en el Mundial de México (1970) el experimento de las tarjetas para advertir y contener la agresividad de los jugadores. El árbitro alemán Kurt Tschenscher fue el primero en usarla para amonestar a un jugador el 31 de mayo de 1970. Se la tuvo que mostrar al soviético Kakhi Asatiani en el partido inaugural contra México. En España las tarjetas se introdujeron en la temporada 1970-71, después de que la Federación Española acordara introducirlas en enero de 1971. No se sabe el motivo por el cual las tarjetas en España no fueron de color amarillo como en el resto de los países. Eran blancas, y blancas permanecerían cinco años hasta que el sentido común aconsejó homogeneizarlas con el resto de las federaciones. Por cierto, el primer jugador en recibirlas no fue un aguerrido y belicoso defensa. Fue un excelente delantero goleador, el sportinguista Quini, durante el partido entre el Espanyol y el Sporting de 1971.
El Racing, que finalizó aquella temporada 2008-09 garantizando la permanencia a falta de dos partidos para acabar la competición, compaginó la Liga con su participación en la UEFA, una de las experiencias más gratificantes de la afición cuyo éxtasis se concentró en el Parque de los Príncipes de París cantando el fabuloso gol de Gonzalo Colsa.
Lo del récord de tarjetas es mejor olvidarlo. Casi es preferible mencionar otro gran partido entre el Athletic y el Racing en San Mamés, donde se alcanzó una cifra que tampoco nadie ha superado en Primera División, la de los goles marcados, nada más y nada menos que catorce. El partido terminó con el resultado de 9-5 a favor de los vizcaínos.Con tantos goles, a algún cronista se le atragantó la contabilidad, porque al parecer fueron trece los que se anotaron aquel 5 de febrero de 1933. La pena es que el Athletic siempre gana en esos partidos, menos en las tarjetas. Que eso no sirva de consuelo.
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Ana del Castillo
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