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Los adioses flamean pañuelos de nostalgia. Fueron más de cuarenta futbolistas, técnicos, árbitros y unos 11.000 espectadores los que aquel día ventilaron el aire de recuerdos para despedir al legendario campo de fútbol de El Sardinero. En toda su historia aquel estadio había tenido ... muchos representantes para que respondieran con el gesto de gratitud alzando los brazos y mostrando abiertas las palmas de las manos. Pero los Campos de Sport ya tenían como embajador de su césped, de sus vestuarios, de sus gradas y hasta de su alma, a Terio Somonte, el hombre que lo había servido en sus últimos cuarenta años.
Y el último partido, disputado, celebrado y festejado en los viejos Campos de Sport, se dedicó a Terio, cuya jubilación coincidió con la demolición del estadio. El día del partido fue el jueves 2 de junio de 1988.
Hubo una buena entrada de público. El Racing, dirigido en el banquillo por el recientemente fallecido Santi Gutiérrez Calle, se reforzó con Quique Setién, que en aquel tiempo pertenecía al Atlético de Madrid, aunque maldecido y perseguido por la incontinencia del polémico presidente, Jesús Gil. Santi alineó a Alba; Mauri, Cantudo, Villita, Óscar; Gaby, Quique Setién, Juan Carlos; Miro, Benito y Víctor. En la segunda parte también jugaron Liaño, Javi, Edu y Rafa Sanz.
El combinado nacional, dirigido por José María Maguregui, lo formaron jugadores que habían estado vinculados directa, o indirectamente por amistades, con el Racing. Estuvo compuesto por Juan Carlos Unzué (osasunista recién fichado por el Barcelona); Chiri (racinguista en las temporadas 1979-87 y entonces jugador del CD Logroñés), Tino (racinguista en las temporadas 1983-87 y jugador del Zaragoza), Arteche (internacional del Atlético de Madrid que había jugado en el Racing en las temporadas 1976-78), Rubén Bilbao (jugador del Racing en la etapa 1984-86 y recién fichado por el Betis); Pizo Gómez (jugador del Osasuna), Bustingorri (futbolista histórico del Osasuna), Martín (que acababa de colgar las botas en el Osasuna); Pedraza (jugador del Racing en la temporada 1981-82 cedido por el Atlético de Madrid y que ese mismo año regresaría al Racing libre de contrato), Santillana (el internacional que jugó en el Racing en la temporada 1970-71 y hasta ese año fue estrella goleadora del Real Madrid) y Marcos Alonso (otro internacional que había sido extremo racinguista en las temporadas 1977-79 y que entonces había regresado a jugar al Atlético de Madrid).
También entrarían a formar parte del combinado nacional Agapito Moncaleán (portero racinguista en la campaña 1980-82 que acababa de firmar contrato con el Xerez), Juan Fernández (jugador del Racing desde 1984 que había fichado por el Bergantiños), José Ramón Revilla (racinguista que se incorporó al combinado), Higuera (actual presidente del Racing que había terminado su etapa en el club) y Manolo Preciado (racinguista en las temporadas 1977-82 que pertenecía al Orense).
Fue un bello partido con un primer gol racinguista que llegó en el primer minuto, tras una excelente jugada de Benito que culminó Víctor. Tres minutos más tarde, Juan Carlos García, desde fuera del área, anotó el segundo. La primera parte continuó con un buen fútbol surgido del reparto de Quique desde el centro del campo. Las jugadas se sucedían vertiginosamente de una a otra portería haciendo las delicias de los espectadores. Es lo que tiene jugar por placer, sin la responsabilidad ni la presión que produce la necesidad de ganar. Al llegar al descanso, el Racing vencía 2-0 y en la segunda mitad continuó la misma dinámica, aunque el protagonismo de los aciertos fue para el equipo invitado. Santillana, después de firmar varios de sus espléndidos remates de cabeza (uno de ellos al palo), fue sustituido al cuarto de hora de este periodo entre las ovaciones del público. El delantero, antes de abandonar el campo, se inclinó para besar el césped donde se había dado a conocer como goleador. Y cuando parecía que el juego había decaído, el combinado nacional reaccionó. Pizo Gómez lanzó un centro que remató Marcos para establecer el 2-1 y dos minutos después, tras una endiablada jugada de Pedraza, Marcos remató de cabeza el 2-2 llevándose la romántica gesta de haber marcado el último gol del histórico campo.
No hubo prórroga para decidir el ganador, porque ya había poca luz. Así que los jugadores estuvieron de acuerdo con la decisión del colegiado, Díaz Agüero, en pasar directamente a los penaltis. Edu, Cantudo y Quique marcaron sus respectivos lanzamientos, y Liaño, años después Trofeo Zamora defendiendo la portería del Deportivo de La Coruña, paró los disparos de Marcos, Bustingorri y Arteche. La actuación del portero fue providencial para que el Racing se llevara el trofeo, aunque los jugadores se lo entregaron a Terio para cerrar la entrañable doble despedida.
Fue el último partido con público y energía en las gradas de los Campos de Sport. Dos días después, las palas excavadoras se lo llevaron por delante, y como si las nubes de polvo de escombros fueran cenizas de un ave fénix, a pocos metros surgió el campo municipal que se inauguraría dos meses después. Una vez más se impuso la ley de la naturaleza. El viejo muere mientras el joven se llena de vida
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