

Secciones
Servicios
Destacamos
El Racing ha recuperado esta semana la titularidad de su propia marca, que podía utilizar en virtud de un acuerdo con el Gobierno ... de Cantabria, pero que era de titularidad pública, hasta el extremo que debía, sobre el papel, pagar por su explotación. El viernes pasado, club y Ejecutivo anunciaron que la sociedad ya volvía a ser titular de su propio nombre y escudo tras unas largas conversaciones que desembocaron en el pago de una suma (ninguna de las dos partes ha indicado el montante, aunque restaba un último plazo de dos millones de euros) y el regreso a los Campos de Sport del nombre y escudo del equipo.
Se trata de una situación atípica que se daba ya por común dado lo que se ha prolongado en el tiempo: cerca de dos décadas. Una extraña cesión que se ha extendido mucho más de lo previsto (cerca de una década) y que tiene su explicación en el proceso de compraventa de principìos de siglo y en el caótico contexto en el que navegó el Racing durante la última etapa de Francisco Pernía -proceso concursal incluido- y la de Ángel 'Harry' Lavín, lo que unido a la economía de guerra que se tuvo que aplicar cuando se recuperó la propiedad enquistó lo que en principio solo era una herramienta fiduciaria y se convirtió en un problema.
2005 Se diseña la operación para avalar los créditos participativos que contrató el Gobierno para comprar el Racing, y que debía asumir posteriormente su nuevo propietario. Para avalarlos, se aprobó una subvención de ida y vuelta haciéndose con la propiedad de la marca. El mecanismo se puso en marcha en 2006 y debía concluir en 2017.
2017 El Racing comienza a trabajar en la restitución de sus derechos, pero en un contexto crítico para la sociedad, tanto en lo deportivo como en lo económico, y con incumplimientos de anteriores directivas. Surgen además trabas burocráticas y legales.
2025 Después de 19 años, lo que supone ocho más del periodo inicialmente previsto, el club llega a un acuerdo con el Gobierno de Cantabria para recuperar sus derechos de explotación y su propio nombre Queda ya superado también aquel apunte contable de ida y vuelta de dos millones entre Ejecutivo y Racing.
Todo comienza en 2005, cuando después de la etapa de Dmitry Piterman y con un importante pasivo, Santiago Díaz y su entramado empresarial muestran su deseo de abandonar el Racing al mismo tiempo que como medida de presión se declara la sociedad en causa de disolución. El club tenía un pasivo de alrededor de 17 millones de euros avalados por su matriz y el Gobierno de Cantabria decidió habilitar una operación puente que permitiera hacerse con la titularidad de la mayoría accionarial, asegurar la supervivencia de la sociedad y capitanear la búsqueda de un nuevo propietario. Para ello, era necesario levantar esos avales que la familia Díaz había puesto para sostener la deuda del club con diversas entidades, entre ellas Caja Cantabria.
En consecuencia, para que la compraventa se pudiera llevar a efecto se debía restituir la deuda que el Grupo Sadisa garantizaba, para lo que se contrataron dos créditos participativos a devolver en el futuro por la nueva propiedad que se encontrara, de modo que el Gobierno de Cantabria pudiera hacerse temporalmente con la mayoría acionarial sin emplear recursos públicos. Así se hizo y el club quedó en manos del Ejecutivo por el precio simbólico de un euro por las acciones.
Pero para que todo esto fuera posible, en especial la concesión de los dos créditos, era necesaria una garantía financiera. Por ese motivo, a finales de 2005 se aprobó una subvención de 22 millones de euros repartidos en once años destinada a servir de aval cuyo reintegro debía asegurarse a través de otra palanca financiera. Para ello se diseñó una estrategia: el club cedía al Gobierno la marca para posteriormente alquilarla por los mismos dos millones de euros que recibía como subvención anual. Del mismo modo, durante varios ejercicios la contabilidad del Racing presentaba un movimiento de ida y vuelta que no era más que un apunte contable: dos millones de euros de subvención del Gobierno de Cantabria y el mismo montante en concepto de alquiler y explotación de su propia marca. Se había acordado además la futura devolución de todos estos nombres comerciales, logoimágenes y diseños industriales a la conclusión del contrato.
En aquel momento se tasó la marca en 17,5 millones de euros. Una cantidad que nunca revertió en el equipo, sino que sirvió para que el anterior propietario levantara sus avales. El Racing como sociedad no fue más que un espectador que tuvo que comprometer créditos participativos con los que compensar esa inversión pública.
Posteriormente, la venta en 2006 a un grupo empresarial en el que figuraban, entre otros, Ramiro Cid y Francisco Olmedo, pero en el que finalmente Javier Montalvo, presidente de Silver Eagle, se quedó solo como accionista de referencia, obligó a su empresa a asumir esos créditos participativos y, con ellos, el alquiler de la marca. Sin embargo, la posterior entrada en proceso concursal de la constructora Seop, bandera del grupo, dejó un vacío por el que la marca, que debía haber regresado al Racing en 2017, siguió bajo titularidad pública. Además, no se satisfizo el último plazo.
Precisamente en 2017, en la primera etapa de Manolo Higuera como presidente del club, se trató de recuperar los derechos. Higuera había heredado una sociedad entre el caos y la quiebra y su principal preocupación era, sencillamente, asegurar su supervivencia, pero al mismo tiempo trataba de construir un proyecto deportivo y restituir su patrimonio.
Sin embargo, al dirigirse al Ejecutivo se topó con las trabas planteadas por el Servicio de Asociaciones y la Jefatura de Servicio de la Consejería de Presidencia. Eran necesarios nuevos trámites y no se podía olvidar que, aunque no con relación estricta con la marca, años atrás se habían incumplido compromisos. Entre otras acciones, se volvió a tasar su valor, para establecerlo en 9,3 millones de euros. La cantidad que no se correspondía con el valor de un club -y su marca- en Segunda División B, donde militaba entonces el Racing, como señalaba el propio documento, pero que tenía en cuenta el «recuerdo de marca» y las expectativas de un ascenso dada la tradición del club en Primera y Segunda División.
Por el camino habían surgido además problemas burocráticos y legales. El Tribunal de Cuentas señaló el 10 de marzo de 2016 el incumplimiento de la Ley de Finanzas de Cantabria por el desembolso de 17,5 millones de euros en concepto de «compra de marcas y derechos federativos» hasta 2013.
Años después, una vez restablecida la normalidad institucional y económica del club y tras llegar a un acuerdo económico, el Racing ha recuperado su marca no a través de la Fundación, como se preveía en 2018, sino a título propio, en lo que constituye un nuevo paso hacia la estabilidad y normalidad institucional de una sociedad que está cada vez más cerca de olvidar el caótico principio de siglo que ha vivido. El Racing es ya de nuevo el propietario de su nombre.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.