Los renacidos del Racing

Germán Sánchez llegó a Santander el pasado verano como uno de los futbolistas sobre los que cimentar el nuevo Racing. Pese a su edad -36 años en la actualidad- su rendimiento la temporada anterior en el Granada, en Primera División, parecía suficiente garantía para su incorporación. Pero unos meses entrenando en solitario le habían pasado factura. No estaba para jugar, pese a que Guillermo Fernández Romo lo intentó en dos encuentros -Granada y Tenerife- en los que quedaron en evidencia sus carencias.

Desde entonces, el gaditano se dedicó a trabajar en silencio. Su figura fue afinando. Aunque la solidez de la dupla Pol Moreno-Rubén Alves tampoco le dejó resquicio para meter la cabeza en el once. Sin embargo, a su llegada, José Alberto no dudo. Y ya en su primera alineación, en Cartagena, se cargó a un hombre de absoluta confianza de Guillermo Fernández Romo como Pol Moreno para darle la titularidad al anteriormente llamado a ser el jefe de la zaga. Germán respondió. Con creces. Es verdad que los galones de líder de la defensa verdiblanca será difícil que se los quite a un Rubén Alves enorme, pero el andaluz se ha asentado en el equipo con intención de no volver a salir si no es por obligación.

Por su parte, Saúl García es uno de los grandes beneficiados por el cambio de partitura impuesta por el técnico asturiano. El Racing, hasta diciembre, con las orejeras y la cabeza gacha afanado casi en exclusiva a proteger su portería, levantó la mirada para ampliar sus horizontes hacia el ataque. Así que José Alberto vio clara la permuta.

Otro de la guardia pretoriana de su predecesor que se quedó fuera. Eneko Satrústegui, central reconvertido a lateral izquierdo y también de la guardia pretoriana del madrileño, se vio relegado al banquillo. El míster le dio el peto de los titulares al de Vioño, un carrilero de corte ofensivo y, sobre todo, con buen pie zurdo a la hora de enviar balones al área. Llegó un poco tieso después de bastante tiempo sin jugar con asiduidad y por eso la mejora física también le ha ayudado. Y ya lleva tres de tres en el equipo inicial en el campeonato liguero.

El caso de Aritz Aldasoro tiene matices, aunque, de momento, al centrocampista vasco que le quiten lo bailado. Lo que sí está claro es que ha ascendido en la jerarquía de la nómina de mediocentros, porque si antes el primer recambio era Fausto Tienza, ahora lo es el guipuzcoano.

Y está aprovechando la oportunidad que le está dando la ya larga lesión de Juergen Elitim para mostrar sus verdaderas capacidades y sus credenciales para ponerle difícil al míster la elección cuando regrese el colombiano. También ha jugado como titular los tres encuentros que lleva el técnico asturiano en el banquillo y, de momento, se apunta también a repetir mañana en Mendizorroza.

Y luego está Jordi Mboula, que es el renacido con letras mayúsculas. No porque haya asaltado el once titular con el míster asturiano, sino porque su versión está a años luz de la mostrada anteriormente. En Cartagena ya dejó una pincelada con un fantástico gol. Es cierto que en Copa un error suyo provocó la eliminación racinguista. Pero vamos, tampoco fue un drama.

En Las Palmas continuó elevando el listón y frente al Sporting salió ovacionado por unos Campos de Sport prácticamente llenos. Su tanto contra el equipo asturiano, antológico, para culminar una fantástica actuación. Así que ha pasado de ser un futbolista intrascendente -pese a la insistencia en su titularidad por parte de Guillermo Fernández Romo- a convertirse en uno de los más desequilibrantes del equipo. Ahora ya nadie duda de que debe ser el extremo diestro habitual del conjunto verdiblanco.

Están los renacidos y también el recién nacido. La puerta que se le ha abierto, en su caso, es la del primer equipo. José Alberto ha metido al canterano Yeray Cabanzón en la rueda del primer equipo. Tiene ficha del filial, pero participa en todos los entrenamientos con los mayores. Y al míster no le ha temblado el pulso a la hora de echarle al 'prao'. En el campo del líder, con Íñigo Vicente tocado, le puso como titular en un puesto que no es el suyo predilecto y por delante de otros jugadores más especializados.

Claro, para que unos suban otros tienen que bajar. Hay a quien el relevo en el banquillo no le ha sentado bien. Ya se han citado los casos de Pol Moreno, Eneko Satrústegui o Fausto Tienza. Pero ahí está también el de Marco Camus, un valor para el club pero con el que el míster no ha dado pruebas de contar. Y si el chaval quiere jugar, quizá tenga que salir en el mercado invernal. También otro indiscutible de Romo, como Unai Medina, al que las lesiones tampoco le están ayudando esta campaña, ha pasado a ser el último de la fila en el lateral derecho, tras un Dani Fernández pletórico y un Álvaro Mantilla que parece ajustarse más a los gustos del entrenador.