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Tenía razón José Alberto en que la jornada no tenía por qué ser decisiva. En que era una oportunidad para «dar un puñetazo en ... la mesa» y se ha escapado. La derrota en Anduva no ha traído graves daños clasificatorios. El Racing cae a la cuarta posición, es cierto, pero se queda a tres puntos del líder, el Levante y mantiene el colchón de seis con el séptimo puesto. Quedan diez jornadas y treinta puntos por disputarse. Perder contra el Mirandés tampoco era una sorpresa. En el estadio burgalés sólo ha ganado el Granada en lo que va de campeonato. Por algo será. Y la irregularidad no es algo que sea únicamente cosa verdiblanca. Así están todos los de arriba. Pero sí quedan algunas dudas que deben ser resueltas para poder aspirar con absolutas garantías al ascenso a Primera División.
José Alberto, en su valoración posterior ante los medios de comunicación, dividió el encuentro de Anduva en tres partes. Y así fue, aunque el míster fue benévolo con el tramo más favorable a su equipo. Al principio, el Racing, sin sufrir demasiado, sí que estuvo metido en su campo ante el dominio local. A partir del gol, en el 25, los cántabros fueron dueños del encuentro hasta el descanso y se pudieron marchar con más renta. Pero el paso por los vestuarios fue demoledor. Por méritos burgaleses o por deméritos visitantes. O por las dos cosas a la vez. El equipo verdiblanco se cayó y, a partir de ahí, se vio sometido por el rival. No hubo un buen comienzo de la segunda parte, como dijo el míster, porque ya en el 50, Izeta hizo el empate. ¿Las causas? A saber. Entre lo visible, la salida del amonestado Aldasoro del campo, sustituido por un Meseguer que no acaba de arrancar. El centro del campo, que tampoco estaba para tirar cohetes, se deshizo como un azucarillo.
Al hilo de lo anterior, el doble pivote racinguista no pasa por su mejor momento. Eso quedó patente en Miranda de Ebro, por ejemplo, en la escasez de balones que les llegaron a los Arana, Íñigo Vicente y Andrés Martín, que a veces se miraban entre ellos con cara de frustración. Porque la sala de máquinas no funcionó, especialmente en la segunda mitad. Aritz Aldasoro, sin estar en su momento de la temporada, parece el más regular. Y, entre la pérdida de rendimiento generalizada, Maguette Gueye ha dado un pequeño paso adelante. Pero, vamos, tampoco para quedarse el joven futbolista senegalés con el puesto en propiedad. Unai Vencedor está muy lejos del nivel que dio en la primera vuelta y Víctor Meseguer aún no ha dado una nota desde que llegó hace casi tres meses, pese a que el míster le ha dado continuidad en el equipo.
El equipo cántabro tiene a día de hoy una dependencia casi absoluta en ataque de Andrés Martín. De los últimos ocho goles anotados por el Racing, Andrés Martín interviene en todos, ya sea con asistencia o con la consecución del tanto -salvo el de Aldasoro contra el Elche, en el que saca el córner previo, pero no es el último pase-. Es importante que alguien lidere, pero no puede recaer todo en un sólo futbolista. El andaluz, en un momento espectacular, necesita que le secunden otros como Arana y, sobre todo, Íñigo Vicente.
No andaba fino el futbolista de Derio, pero el de Anduva ha sido su peor partido de la temporada con diferencia sobre el segundo. Algo pasa en sus piernas, que han perdido la magia. Después de un mes de octubre sideral, su rendimiento ha ido en línea descendente. Tampoco hay mucha competencia por detrás. Quizá necesite un descanso. En lo físico o en lo mental. Eso lo saben él y el míster mejor que los de fuera. De momento, José Alberto ha seguido apostando por él. Tal vez por esa capacidad que tienen los buenos de romper un partido con un solo toque. El Racing necesita la mejor versión de Íñigo Vicente para pelear por el ascenso. Hay que salvarle. El caso es que el Racing, cuando le perdió por sanción, fue capaz de endosarle seis a su tocayo de Ferrol. No tiene por qué ocurrir nada malo si se le da un respiro y quizá sea la mejor opción a día de hoy.
Ante el Elche, el Racing cambió sus armas, pero fue valiente de otra manera. Sin embargo, contra el Tenerife y ante el Mirandés, fue más conservador. Y eso, a un equipo de naturaleza osada, de jugar a pecho descubierto y que le gusta que pasen cosas sobre el terreno de juego, no le va bien. Contra el cuadro insular, prácticamente desahuciado, le dio para arreglarlo, ayudado también por el cable arbitral. En Anduva, el rival tenía más enjundia. Mucha. Y aunque el choque se puso de cara, no fue suficiente. A los de José Alberto les gusta el rocanrol y no les sienta bien bailar boleros. El dibujo 5-4-1 no dio el resultado que esperaba el técnico asturiano.
Hubo un momento de la temporada en la que el Racing volaba. Y, a esa velocidad, lo de fuera, lo externo, parecía no afectarle. Ni siquiera los golpes dentro del campo. Cayó contra el Cartagena en la primera vuelta y se levantó con una racha de cinco victorias consecutivas y ocho sin perder; casi siempre golpeaba primero y las caras eran distintas. Las sonrisas mandaban. Ahora hay más caras de tensión. De responsabilidad, pero también de la que agarrota las piernas. José Alberto siempre ha reconocido que se trata de un equipo joven. La inexperiencia le puede pasar factura en este aspecto, pese a que gran parte del bloque ya se llevó un buen bofetón el pasado curso en Villarreal. Por eso es necesario que los futbolistas vuelvan a disfrutar en el campo, a creer en lo que hacen y en sus posibilidades. Básicamente, porque ya lo han hecho en otro momento de la campaña. Saben hacerlo. Tampoco ayudan los silbidos de la grada, en algunos momentos, como en el partido contra el Tenerife, cuando el Racing se encuentra peleando por el ascenso. Los Campos de Sport, con cinco partidos en casa y quince puntos por disputarse, van a resultar claves de aquí al final del campeonato.
El Racing ha jugado en lo que va de segunda vuelta frente a dos de sus rivales directos. Y, de cara a la resolución final de la competición, tiene la diferencia de goles perdida ante ambos. Frente al Elche, pese al solvente triunfo por dos tantos a cero, los cántabros no pudieron igualar el 3-0 que se llevaron en la idea en el estadio Martínez Valero. Por su parte, el Mirandés ha sido capaz de vencer en los dos enfrentamientos, tanto en los Campos de Sport (0-1), como en Anduva (2-1). Son situaciones que, a posteriori, se pueden pagar. De hecho, la pasada temporada los de José Alberto se quedaron fuera del play off de ascenso a Primera División por un sólo gol.
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