El revulsivo está en casa
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Un Racing que sigue vivo en la competición por el ascenso recupera a Andrés, el mejor en Andorra, para las cinco últimas jornadasAndrés está de vuelta. En un Racing al que se está haciendo largo, como a todos sus rivales, hasta el extremo de que ha vuelto a dormir en puesto play off, el final de temporada, José Alberto ha recuperado un futbolista diferencial al que una ... sucesión de lesiones ha lastrado desde el mes de diciembre, pero que llega a cambio en un gran momento a los últimos cinco partidos en los que el Racing se jugará sus opciones de entrar en la fase de ascenso.
Desde el banquillo, cambió el partido ante el Andorra y se reivindica ya para reclamar un puesto, el de extremo izquierdo, que solo le arrebataron las roturas de fibras.Ahora, completamente recuperado –esta debe ser la buena tras concatenar dos lesiones y sufrir una recaída– llega fresco a los últimos partidos; esos en los que los candidatos al ascenso, incluido el Racing, están acusando el mal de altura y la acumulación de minutos.
El viernes fue el mejor en Andorra. Su salida desde el banquillo cambió al equipo, marcó el tanto del empate, se le anuló otro –justamente– por fuera de juego, y creó mucho peligro dando además muestras de versatilidad. De extremo derecho a delantero centro cuando José Alberto decidió sustituir a un cansado Arana y colocar a Grenier como mediapunta. En un momento en que hacían falta los puntos, prefirió jugársela con el sevillano como ariete a optar por Baturina. No es un puesto nuevo para él; tampoco esta temporada en un Racing en el que lo ha ocupado cuando las circunstancias lo han exigido.
Zurdo acostumbrado a jugar por la banda derecha, llegó con la etiqueta de delantero, aunque insiste en que aquello fue más una cosa «de los periodistas», habituado como está a desenvolverse por detrás del nueve. Pero también sabe ser la referencia en ataque y se considera un futbolista con gol. De momento suma seis que le colocan como tercer anotador de un muy ofensivo Racing pese a haber disputado solo 20 partidos y catorce como titular. Pero la estadística tiene truco: ha jugado siempre que ha estado disponible. Juega en banda izquierda; a pierna cambiada, al igual que Íñigo Vicente por la derecha y como le gusta a su entrenador para buscar un equipo muy vertical y facilitar el disparo de sus futbolistas de banda. La estrategia ha ido bien y la recuperación del Andrés Martín de la primera vuelta puede ser vital para los verdiblancos.
Llegó sobre el cierre del mercado de invierno como refuerzo para una vanguardia completamente reestructurada. JAL no confiaba en los delanteros del curso anterior y tampoco había una gran disponibilidad económica, de modo que casi sobre la bocina se incorporó tanto a Juan Carlos Arana como a Andrés Martín, ambos como cedidos. El sevillano llegó del Rayo Vallecano y, a diferencia del canario, sin opción de compra. Un contratiempo para un Mikel Martija siempre partidario de incluirlas. Suponía bajar una categoría, pero no tenía demasiados minutos en el Rayo y el propio José Alberto le convenció.
En el Racing buscaba continuidad, y la ha tenido cuando le han respetado las lesiones. También recuperar las sensaciones tras temporada y media en los que los problemas en el hombro afectaron a su rendimiento: «Fue muy duro –explicaba ya en octubre–. Me provocaba mucha inseguridad pensar que llegara alguien por detrás, chocara y se me saliera de nuevo. Fue complicado; no jugaba con naturalidad. Estaba inseguro y eso hace que los controles se te vayan y que no aciertes los pases. Fue muy duro, pero mantuve la calma y salí adelante con la ayuda de mi pareja y mi familia; muy agradecido con la que me ha tocado».
De hecho, la familia fue fundamental para que aquel chico que estudiaba «lo que había que estudiar», sin excesos, pero que devoraba fútbol pudiera dedicarse a ello. Comenzó en la escuela Peloteros de Sevilla, pero en edad juvenil el Córdoba se fijó en él y muchas veces les tocó a sus padres llevarle a la ciudad de la Mezquita, como antes a Sevilla. Hasta que se quedó en la residencia.
Con 19 años debutó en el primer equipo y una sola temporada le sirvió para marcharse traspasado al Rayo Vallecano por dos millones y medio de euros. Dos temporadas en la categoría de plata, la segunda con ascenso, le permitieron debutar en Primera. Un año de transición en el que salió cedido al Tenerife en el mercado de invierno y un segundo en el que las decisiones técnicas y las lesiones le lastraron fueron sus últimas experiencias antes de recalar en Santander. Tiene contrato que concluirá en 2025, con lo que al final de su cesión los madrileños deberán tomar una decisión respecto a su futuro. El verano pasado tantearon su salida, pero ni llegó una propuesta de traspaso lo suficientemente jugosa, lo que propició su cesión
Se integró de inmediato en el equipo y debutó en la cuarta jornada para convertirse pronto en titular y miembro de ese póquer diferencial que permitió al Racing llegar a las vacaciones de fin de año en puestos de play off: el formado por el canario como 'nueve' e Íñigo Vicente, Peque y Andrés en la mediapunta.
Ya se había convertido en referencia cuando el 20 de noviembre una lesión en los isquiotibiales —rotura de fibras de grado 2– le obligó a dejar el terreno de juego a los quince minutos del Levante-Racing, que terminó con victoria verdiblanca. Fue sustituido por Lago Junior, fichado para ser titular y a quien arrebató el puesto nada más llegar a Santander y estuvo inactivo más de un mes, para reincorporarse tras la reanudación liguera, ya en 2024.
Sin embargo, solo pudo disputar dos partidos, las derrotas ante Eibar y Cartagena, este último con expulsión incluida, lo que le costó perderse dos partidos. Su baja no fue tan sensible porque el Racing aprovechó una oportunidad de mercado en la ventana invernal para dotarse de más profundidad de banquillo y alternativas y repescar a unJordi Mboula que no estaba cómodo en un Verona que, pese a militar en la Serie A, atraviesa muchos problemas. La llegada del extremo compensó en cierto modo la baja de Andrés, pero sin el sevillano perdió frescura.
Con el ligero paréntesis se su breve reaparición en febrero en el partido ante el Espanyol, a la que siguió una recaída, Andrés permaneció inactivo hasta que por fin el 10 de marzo volvió al césped. Desde el banquillo, puesto que JAL quería hacerle recuperar poco a poco la dinámica competitiva, fue uno de los artífices del volteo del partido frente al Tenerife y redondeó el marcador con el 4-2. Después, unos minutos ante el Oviedo y el Eldense para, cuando parecía que por fin iba a recuperar su puesto en la banda, volver a caer lesionado. De nuevo rotura de grado 2 y de nuevo en los isquios, en concreto en el bíceps femoral de su pierna derecha, de la que ha reaparecido incluso antes de lo previsto.
El viernes reapareció. Desde el banquillo por un doble motivo: JAL no quería sobrecargarle en su regreso y, de paso, se reservaba un arma para cambiar el escenario si se planteaba adverso. Así fue. El sevillano sustituyó a la hora de partido a Íñigo Sainz-Maza y su salida cambió el guion y el resultado, con un tanto que permitió rescatar un punto y opciones de victoria en un duelo que parecía anquilosado.
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