El nuevo Racing se presenta esta tarde en El Sardinero ante el Oviedo

Y para eso el Racing ha experimentado una profunda renovación. Nueva planificación deportiva y nuevos fichajes. El primero de ellos en los despachos. La llegada de Mikel Martija dota al club de la figura del director deportivo, de la que se había prescindido desde que Chuti Molina desalojó la silla tras el descenso del equipo, si se obvia el paso fugaz de José María Amorrortu como responsable de estrategia deportiva y Pedro Menéndez como secretario técnico.

El Racing se ha encomendado al guipuzcoano y la afición también. El racinguismo tiene fe ciega en Martija, que ha traducido los frutos de su trabajo en once fichajes, aunque no se le puede quitar a Romo su parte de protagonismo. De la libreta del madrileño han salido varios nombres que ya conocía de su etapa anterior al Racing. Y hasta el propio Martija reconoció en su presentación que trabaja «codo con codo» con el técnico. Y lo seguirá haciendo, porque aunque el grueso de la plantilla está ya constituido, aún restan las pinceladas, con criterio, eso sí; para aportar al equipo un poco de relumbrón sobre la base que ya se ha creado. Martija está atento al mercado como un pintor a su lienzo. Todavía tiene que ejecutar el último giro de muñeca sobre la tela del que depende que una buena pintura se convierta en una obra de arte. Eso le hace falta al Racing, el hombre diferencial. Y si son más, mejor.

Por ahora al equipo han llegado once fichajes: Rubén Alves, Alfon González, Aritz Aldasoro, Jokin Ezkieta, Dani Fernández, Gerard Fernández 'Peque', Juergen Elitim, Íñigo Vicente, Matheus Aiás, Saúl García -un canterano que regresa al Racing tras su fichaje con 20 años por el Deportivo- y el central Germán Sánchez, que llega de jugar en Primera con el Granada y que se incorporó el jueves. Una operación sobre la que el propio Martija comentó que «hace un mes, posiblemente era imposible. Vamos a seguir en esa línea». Con lo que no se descartan más llegadas que puedan sorprender para bien al racinguismo. De momento el defensa es el único, junto con Mantilla que está aún recuperándose de su operación en el hombro izquierdo, que aún no ha saltado al 'prao' en pretemporada. Está por ver si el gaditano lo hace hoy, en la presentación oficial del equipo. La puesta de largo en El Sardinero y ante los suyos. El momento de demostrar ante su afición que se han convertido en un equipo sólido, solidario, fuerte y con recursos para sobrevivir en una Segunda División en la que nadie regala nada y que muchas veces obliga a jugar con un cuchillo entre los dientes.

Con las llegadas se abre también la puerta de salida. El primero en la rampa, y más con la llegada de Germán, es el canterano Juan Gutiérrez, que podría salir cedido en busca de minutos. Aunque no es el único. Mantilla puede tener el mismo destino.

Será después del choque ante el Oviedo de hoy cuando se avecinen los partidos más exigentes, en los que el Racing no puede permitirse fallar si quiere alcanzar su objetivo de, como mínimo, mantener la categoría. Por eso el técnico ha subido la exigencia en los entrenamientos, sabedor de que la Segunda División demanda más precisión. Esas milésimas de segundo en cada jugada son cruciales y de cada error puede depender el resultado de un partido. Lo bueno es que a pesar de que el Racing se ha subido al tren de la exigencia, por ahora no hay que lamentar lesiones.

Los de Romo culminan esta tarde (19.00 horas) su preparación estival ante el Oviedo, y aunque los ensayos veraniegos son para obviar resultados, probar sistemas, acoplar jugadores, repartir minutos y dar tiempo a que se asienten conceptos, a estas alturas ya se deberían ver algo más que destellos. El de hoy es un ensayo general, pero tiene tintes casi de estreno. El Oviedo es un rival al que el Racing se encontrará dos veces más este curso, es de su Liga, y una buena piedra de toque para comprobar el estado del equipo. Y si se puede, también ganar un partido a un Segunda en verano, que ya se sabe que las victorias dan confianza. Lo que parece innegociable es la pizarra del técnico. Y eso que el madrileño ya demostró el curso pasado que es capaz de adaptarse al más puro estilo darwiniano para sobrevivir y sacar adelante los partidos, pero si algo no varia, si permanece inmutable es el esquema 4-2-3-1 al que es fiel el madrileño, que es de los que debe pensar que si algo funciona, por qué cambiarlo.