

Secciones
Servicios
Destacamos
El Eibar publicó ayer un cartel anunciador del partido de esta tarde. «Llega a Ipurúa el verdadero duelo del Cantábrico», era el lema, ilustrado por ... dos tripulaciones vestidas con los colores de ambos contendientes. La localidad guipuzcoana no tiene contacto con el mar, así que el autor de la obra quizá se inspiró en el hecho de que el Racing parece haber pillado la ola buena. Y ahí debe seguir. No será fácil, porque Ipurua y su inquilino no son cosas fáciles, pero el equipo de Guillermo Fernández Romo, en el último partido ante Las Palmas, dio la impresión de ser capaz de afrontar retos complicados.
La dificultad de la cita la convierte en una buena oportunidad para confirmar que lo de los cuatro primeros partidos, cero puntos, cero goles, está olvidado. Evidentemente, lo del casillero clasificatorio ha quedado atrás por cuatro unidades. Lo otro, el míster aún lo tiene clavado entre ceja y ceja: «La realidad dice que en cinco de los seis partidos no hemos sido capaces de marcar». Es la principal asignatura pendiente de los verdiblancos.
Precisamente en esa parcela ofensiva es donde el equipo cántabro viaja más mermado por una baja. Hay un par de ausentes -Unai Medina y Dani Fernández- en el lateral derecho, pero Mantilla ahora mismo vale por dos. Sin embargo, la sanción de Jorge Pombo, el mediapunta, ha trastocado los planes del entrenador, que quizá a estas horas, mientras usted echa una leída al periódico, aún le anda dando vueltas a la búsqueda de sustituto. Las opciones son múltiples, pero todas ellas muy diferentes en cuanto a características.
A priori, la que más papeletes parece tener es la de colocar a Íñigo Vicente detrás de Sekou Gassama y darle la banda izquierda a un Marco Camus que se ha ganado una nueva oportunidad para quitarse el cartelito de revulsivo. Pero en esta ecuación ha entrado el hasta ahora lesionado Arturo Molina. El murciano vale como comodín. Puede actuar en el centro. Y puede hacerlo pegado a la línea. Además, el míster le tiene mucha fe. O Romo podría dar marcha atrás y devolver a la mediapunta a un Juergen que ha funcionado en su puesto original de mediocentro, pero no tanto en las cuatro primeras fechas en una posición más adelantada. Volver a eso... No tiene buena pinta. Las otras dos propuestas pasan por ubicar a Matheus Aiás como segundo punta, aunque eso restaría último pase y dejaría el banquillo sin nueves; o darle la titularidad a un especialista más eléctrico que Pombo, como Peque. Se antoja la opción más remota. Por lo demás, alcanzada cierta estabilidad, no debería haber más cambios en el once titular. Pueden empezar a recitar de memoria.
En donde puede estar la clave del partido ya lo vaticinó Guillermo Fernández Romo en la rueda de prensa previa y lo refrendó el técnico local, Gaizka Garitano, también en su comparecencia. El ritmo que le mete al juego el Eibar. Aguantar esos envites será vital para el cuadro cántabro. Eso, en un encuentro en el que el entrenador madrileño cree que «habrá que atacar mucho más que defender».
El reto verdiblanco frente al área rival aumenta de dificultad al ver la estadística en su feudo del conjunto armero. Tres victorias de tres. Una de ellas, por cuatro goles a cero frente al poderoso Granada. Y sólo ha encajado un tanto, en la primera jornada, contra el Tenerife. Hay que romper la estadística. Fuera de casa, los vascos han sido más irregulares, con un empate y dos derrotas, pero eso aquí tiene menos importancia.
El problema para el Racing es que, de momento, las cuatro primeras jornadas siguen siendo un lastre importante y, aunque queda un mundo, verse ahí abajo en la clasificación no es plato de buen gusto. Ganando, asomaría la cabezuca por encima de los puestos de descenso. Empatando, se quedaría por ahí, pero casi todo el mundo firmaría de antemano sacar un punto de la casa de uno de los pretendientes al ascenso.
La corriente que lleva al equipo verdiblanco es positiva tras la victoria en El Molinón y la igualada -meritoria de algo más- contra otro gallo como la Unión Deportiva Las Palmas. Esa inercia es la que hay que aprovechar. Aunque en el vestuario, técnico y futbolistas, se aferran a esa máxima típica de ni antes éramos tan malos ni ahora tan buenos. Han mantenido la línea de confianza absoluta en el trabajo semanal sin sacar pecho tras el punto de inflexión. Eso les honra. Aunque quizá también son conscientes de que el fútbol es tan volátil que, tras el naufragio inicial y subirse a la cresta de la ola, dentro de dos semanas puedes estar otra vez con el agua al cuello. Así que mejor mantener el perfil bajo.
Habrá lleno en Ipurúa. Vale que el estadio guipuzcoano tiene capacidad para poco más de 8.100 espectadores, pero no suelen colgar el cartel de 'no hay billetes' habitualmente. La afición verdiblanca ha agotado el papel, pero hasta que no estén todos sentados, será difícil estimar el número de seguidores verdiblancos en las gradas. Porque el club armero envió apenas 306 boletos a Santander. 153 fueron repartidos a través de la Asociación de Peñas Racinguistas. La otra mitad, se pusieron en venta en las taquillas de los Campos de Sport. Pero, desde un primer momento, aquellos que pensaron que hacer cola en El Sardinero para hacerse con una de las pocas entradas era demasiado arriesgado, se afanaron en reservar su localidad a través de la página web de la entidad armera. Así, hasta que ya no quedaron más. Por eso, no se puede hacer un cálculo de los aficionados cántabros que habrá esta tarde en Eibar. Lo que está asegurado es el buen ambiente antes y durante el encuentro.
Decía el Eibar en su tuit anunciador del encuentro: «¡Desde hace mucho que no nos vemos, pero estamos seguros de que será el gran duelo del Cantábrico!». La afirmación es valiente para un club que comparte Comunidad Autónoma con Athletic de Bilbao y Real Sociedad. Pero si lo dicen, será por algo. El caso es que Ipurua, con sus peculiares características y su aún más especial enclave, es uno de esos estadios del fútbol español en los que este deporte, pese al inmenso negocio que le rodea, mantiene aún pequeñas dosis de su esencia. Un escenario idóneo para que el Racing siga creciendo en su camino a asentarse de nuevo en el balompié profesional.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.