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Los derbis, da igual la categoría o el contexto, siempre son citas marcadas en el calendario. Por desgracia en Segunda División B y en medio de esta maldita pandemia, Racing y Laredo -que aún debe disputar un partido aplazado frente al Barakaldo el miércoles- ... cuentan los días para verse las caras. Será el domingo, a las 17.00 horas, en los Campos de Sport. Y ambos contendientes, con ambiciones diferentes, llegan en un buen momento de forma y anímico.
Aunque lo harán en circunstancias diferentes, que pueden jugar un papel decisivo en el desenlace del choque. Porque el Racing alcanzará el encuentro después de una semana sin competición por su protocolario descanso. Sin embargo, el Laredo afrontará su tercer partido en ocho días. La falta de ritmo y el descanso contra la tensión competitiva y la carga de trabajo.
Este parón ha llegado en la mejor racha del equipo santanderino en lo que va de esta tortuosa temporada para los verdiblancos. Diez de los últimos doce puntos en juego. Los pejinos mantienen su regularidad en una campaña más que notable. Van sumando, como hicieron el sábado frente al Arenas y, a falta de disputar el choque pendiente contra el colista en Lasesarre, se encuentran en la zona media de la tabla.
Para lo que sí le ha servido a los de Aritz Solabarrieta es para integrar un poco más en el grupo a los recién llegados. Cinco incorporaciones ha realizado el club de El Sardinero en este mercado invernal -Riki, Traver, Capanni, Isma López y Gerson-. En San Lorenzo, contentos con el rendimiento y limitados por el presupuesto, apenas han reclutado a Diego Portilla para cubrir la salida de Roberto Cano.
Los derbis tienen mucho de sentimiento, algo que la pandemia le ha extirpado al fútbol en este tiempo. El partido de la primera vuelta, en San Lorenzo, fue a puerta cerrada, aunque varias decenas de aficionados del Charles desafiaron a los muros del recinto para poder presenciar el choque. Esta vez quizá haya esperanza para un número limitado de personas. La buena evolución de la pandemia podría llevar a las autoridades sanitarias a levantar de nuevo la mano y permitir, al menos, un veinte por ciento del aforo de los Campos de Sport: 4.444 personas. Una circunstancia que, por el hecho de actuar como local, beneficiaría al Racing. Sea como sea, lo que no habrá es una jornada festiva de fútbol, como ocurrió hace dos temporadas, tanto en Santander como en Torrelavega, cuando Racing y Gimnástica se vieron las caras en esta misma categoría.
En lo que a efectivos se refiere, el Laredo estará más mermado en El Sardinero que el Racing. Y no tanto por problemas físicos, porque en la enfermería de San Lorenzo sólo se encuentra el central Borja Ares, que no estará sobre el terreno de juego. Sin embargo, ni Saúl ni Miguel Goñi podrán estar ante el equipo verdiblanco por la cláusula del miedo. Cedidos por el Racing al Charles, el cuadro verdiblanco no quiere problemas con sus jóvenes pupilos. En La Albericia andan esperando a tres futbolistas. Álvaro Bustos, que fue intervenido en su mano izquierda de una fractura del escafoides, está entrenando y, salvo que sus sensaciones no sean buenas, regresará tras perderse el choque contra el Leioa. Bernardo Matic va un poco más justo, aunque tiene muchas opciones de entrar en la convocatoria después de su rotura de fibras de grado I-II en el recto anterior de la pierna derecha. El otro es Marco Camus. El canterano se retiró el pasado sábado de la sesión con problemas en los isquiotibiales de su pierna izquierda y, a falta de un diagnóstico más concreto, es, a día de hoy, el que más complicado lo tiene para disputar el choque.
En lo clasificatorio, el Racing marcha por encima del Laredo, pero eso no quiere decir que le vaya mejor. Porque para los de Solabarrieta estar quintos en la clasificación es un fracaso. Y porque para el Laredo estar sexto a estas alturas es un verdadero éxito que cualquiera hubiera firmado en San Lorenzo allá por el mes de septiembre. Muy meritorio. Tanto es así que los de Manu Calleja podrían llegar a El Sardinero con sólo un punto menos que su rival -eso sí, con un partido más-, si ganan el miércoles al colista. Los verdiblancos tienen 22 y el Charles, 18.
El equipo de Solabarrieta ha recuperado la compostura en casa. Si con Javi Rozada no había perdido ningún partido como local, a la llegada del técnico vasco perdió dos consecutivos y el siguiente lo empató. El triunfo ante el Leioa devolvió la sonrisa al cuadro verdiblanco. Por su parte, el Laredo ha basado su fortaleza en casa -ya sea en San Lorenzo o en el exilio de La Caseta-, donde sólo ha perdido un partido. Pero como visitante le da la vuelta al calcetín. Apenas ha logrado tres puntos actuando de foráneo. Fue en el triunfo contra el Portugalete (0-1).
En las áreas, el Racing tiene cierta ventaja, pese a que no destacan, dentro del grupo liguero, en ninguna de las dos facetas. En la ofensiva, los verdiblancos han hecho 19 goles, lo que les convierte en el cuarto equipo más anotador. El Laredo, con 12 tantos, es el quinto que menos dianas ha hecho, por delante de Leioa (7), Portugalete (9), Arenas (9) y Barakaldo (11).
En la parcela defensiva también ganan los verdiblancos, aunque catorce tantos encajados en el mismo número de partidos es un número impropio de un aspirante a todo. Es el sexto equipo del subgrupo 2A al que más goles le han marcado. El Laredo ha sacado en 19 ocasiones el balón de su meta, lo que le coloca como el segundo peor en este aspecto.
En lo que respecta a la idea de juego, el Laredo es un ejemplo a seguir. Desde el minuto uno tiene las cosas claras. Pocos conceptos, manejados a la perfección. Es prácticamente el mismo equipo ahora que en el partido de pretemporada entre ambos contendientes. Solidario, trabajador, pétreo y efectivo. El Racing de Solabarrieta aún anda asentando su estilo propio. Después de un cambio de entrenador y con varias modificaciones de sistema por parte del actual técnico, el vasco parece haber encontrado en el 4-2-3-1 su dibujo de cabecera. Al que deberá incorporar sus nuevas piezas. Lo que sí parece haber mejorado ostensiblemente es el aspecto psicológico en el vestuario verdiblanco.
En los banquillos se enfrentarán el veterano Manu Calleja, con mil batallas en Segunda B, y al frente de una nave con rumbo fijo, contra el aún aprendiz Aritz Solabarrieta, que quiere demostrar en este derbi que ha logrado tomar el timón y que tiene capacidad para llevar al Racing a su mínimo exigible, que es el de lograr un puesto en la futura Primera RFEF. Lo demás, será el mayor fracaso deportivo del club santanderino.
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