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La sexta ola de la pandemia de covid, con la variante ómicron tirando del virus, ha logrado romper la burbuja casi impenetrable en que se había convertido el vestuario del Racing desde que el coronavirus entró en nuestras vidas. Durante año y medio, ... sobraban dedos de una mano para contar los contagios sufridos -durante la temporada competitiva- por los futbolistas verdiblancos. En el último mes, ya casi se han agotado los dátiles de ambas extremidades superiores. Nueve futbolistas han dado positivo en este breve período de tiempo en las Instalaciones Nando Yosu de La Albericia.
El último en caer ha sido Miquel Parera, este mismo lunes. El portero titular del equipo de Guillermo Fernández Romo dio positivo en el test de antígenos realizado a toda la plantilla. Unas pruebas que se han intensificado en las últimas semanas en que la incidencia del virus en toda la sociedad se ha recrudecido de forma exponencial.
Por fortuna para todos, todos los afectados hasta el momento han sido leves o asintomáticos, por lo que no ha habido que lamentar problemas graves de salud por el covid dentro del vestuario del Racing.
Y en lo competitivo, el Racing ha tenido -toquen madera para el futuro- bastante fortuna. Solo la ausencia de Unai Medina este pasado domingo frente al San Sebastián de los Reyes ha trastocado los planes del entrenador. El lateral vasco dio positivo en antígenos horas antes del partido y Romo tuvo que tirar de Álvaro Mantilla para cubrir el puesto vacante en el lateral derecho.
El meta, que fue titular el domingo, resultó positivo en los test del lunes.
Se detectó su contagio horas antes del choque ante el San Sebastián de los Reyes.
Tras superar una lesión muscular, se vio afectado por el virus. Ya recuperado.
El futbolista del filial fue uno de los jugadores que no pudo regresar tras el parón.
El gallego se vio afectado por el virus en el parón navideño.
El club anunció su positivo también en la jornada de regreso al trabajo.
No tiene suerte el canterano. No cuenta para el técnico y además cayó contagiado.
Tras superar un confinamiento por contacto estrecho, se vio afectado directamente.
Afectado en diciembre, no pudo entrar en la convocatoria para Almendralejo.
Porque los otros futbolistas que se han perdido algún partido por el virus apenas cuentan para el entrenador verdiblanco. En el último compromiso de 2021, en Almendralejo, hubo dos ausencias. Una, por contagio, la de un Isma López que no entra en los planes del míster y que, si no sale este mes de enero del club será porque la indemnización que debe abonar el Racing para despedirle es considerable. El otro fue el meta Lucas Díaz, en su caso, no por haber contraído la enfermedad en ese momento, si no al estar confinado por ser contacto esrecho de un positivo. El arquero del filial Germán sustituyó al gallego en el banquillo del Francisco de la Hera.
Precisamente Lucas Díaz ha sido uno de los peor parados en este avance del covid por las Instalaciones Nando Yosu. No por los síntomas de la enfermedad, si no porque le ha tocado pasar dos confinamientos prácticamente seguidos. El ya citado por el contacto estrecho y, acto seguido, otro por verse afectado en primera persona. Otro positivo.
El del portero verdiblanco fue uno de los contagios anunciados cuando el equipo volvió a los entrenamientos tras el parón navideño el pasado 27 de diciembre. Hubo otros cuatro en ese regreso al trabajo: Fausto Tienza, Borja Domínguez, Diego Ceballos y el filial Marcos Bustillo. Por fortuna, con dos semanas por delante para el partido frente al San Sebastián de los Reyes, todos ellos pudieron estar disponibles para el choque, después de pasar unos cuantos días encerrados en casa y trabajando con el preparador físico, Xavi Arnedo, por videollamada.
Además, con el trabajo ya reiniciado, cayó otro futbolista más: Pablo Bobadilla. Recién recuperado de una lesión muscular, se vio afectado por el virus mientras disfrutaba de sus primeros días de vuelta al grupo, lo que le mandó fuera de la rutina de nuevo. Superó la enfermedad y se pudo sentar el domingo en el banquillo, aunque llegó demasiado justo de preparación.
Pero esta pandemia es lo objetivo y lo premonitorio. La precaución. Y además de los contagiados comprobados, esa semana Guillermo Fernández Romo tuvo que trabajar sin otra tanda de futbolistas, aquellos que habían sido contacto estrecho de un contagiado. Aunque el protocolo ya dejaba sin cuarentena a los vacunados, los jugadores mantuvieron la disciplina de aislamiento para que el brote no fuese a más. Así, Pablo Torre, Pol Moreno y Jorrín no volvieron el día previsto para el regreso. Estos dos últimos estuvieron más tiempo en sus domicilios, debido a que tenían síntomas gripales pero dieron negativo en los test de antígenos. Algo similar a lo que le ocurre ahora mismo a Sergio Marcos, que ya se perdió el partido del pasado domingo frente al San Sebastián de los Reyes.
Además de los futbolistas afectados por estos encierros por contacto estrecho, también le tocó a uno de los técnicos. En este caso, a Pedro Dorronsoro, responsable del trabajo con los porteros, que tuvo que ser sustituido por el que fuera capitán del Racing, Mario Fernández, durante unos cuantos días.
Eso es lo que ha habido en este último mes, en esta sexta ola, pero en el Racing no pueden bajar la guardia, porque el coronavirus se encuentra más presente que nunca; por la salud de los futbolistas; porque ya no se suspenden partidos por contagios en un vestuario salvo que sea algo exagerado y porque vienen partidos muy importantes para el devenir del equipo cántabro en esta temporada en la recién estrenada Primera RFEF. Guillermo Fernández Romo y los suyos deben ser precavidos. De hecho, el propio técnico hace semanas que ha vuelto a trabajar en los entrenamientos con mascarilla.
Antes del mes de diciembre, en la presente temporada, el covid no había dado mucho la lata en el vestuario racinguista más allá de lo puramente protocolario: distancias, pruebas, mascarillas... En diferentes momentos de la pretemporada, Marco Camus, Álvaro Mantilla y el jugador del filial Dani González se vieron afectados por el virus. Por fortuna, nada importante ni en la salud ni en lo deportivo.
Previamente, y pese a que los test -tanto los de antígenos como las PCR- han sido prácticamente continuos, Jon Ander y Pablo Andrade fueron el único jugador que se vieron afectados en las dos temporadas precedentes. Además, la mala fortuna del delantero vasco le llevó a contraer la enfermedad en dos momentos distintos, aunque con síntomas muy leves. El caso es que, como a la sociedad en general, esta pandemia resulta ya demasiado larga y cansina y en el club verdiblanco también tienen ganas de que esta situación se acabe cuanto antes, aunque aún no se vea el final.
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