«Siento orgullo por la plantilla»

Recompuesto, ofreció su rueda de prensa. «Lo primero, agradecer a la propiedad, a Alfredo y Pedro, y a Mikel, aquella tarde de 12 de diciembre después de la salida de Guillermo. Que en aquella reunión en un bar decidieran que yo esté ahora». Así empezó José Alberto su exposición. Pero también les hizo un guiño «a los que menos han jugado y que han tenido un respeto enorme, en el día a día. Lo han llevado de manera maravillosa». Eso fue un detalle de los que unen y marcan la diferencia. Quizás por eso el míster repitió varias veces que «ha sido un placer entrenar a un grupo como este». Después de esto solo le quedaba sincerarse del todo: «Siento orgullo por la plantilla y por cómo ha empujado; como han ido aceptando las decisiones que hemos ido tomando y nunca han bajado los brazos. Ese es el éxito de haber cumplido el objetivo».

José Alberto se sentía a gusto. Liberado. Por fin, relajado del todo. Mandó también un mensaje a la afición, que «fue una maravilla ya que en un partido muy difícil y nos llevó en volandas». Se permitió el lujo de hacer hasta magia «soplando para que ese balón del final haya pegado en el palo y no entrase». Y a pesar de que al entrenador no le gusta fijarse en lo que ocurrió, sí que le obligaron las preguntas a pasar revista a su llegada a Santander. «Es importante entrar bien en los sitios y aquel día fue así. Nosotros queríamos apretar alto y creo recordar que el primer gol fue por una recuperación de Vicente en bloque alto, pues eso al final cuando llegas a un sitio te salen desde el día uno, los jugadores creen en ello». Así es. No hay muchas más vueltas de hoja; en un ejército o cualquier grupo organizado, cuando el jefe hace las cosas convencido y salen bien, «los jugadores creen cuando ven que lo que se plantea sale, que intentas ser justo en el mando, aunque hay veces que se toman decisiones que son difíciles de entender por ellos, pero al final las cosas salen». La trayectoria de José Alberto y su cuerpo técnico desde que cogió el Racing habla por sí sola. «Ahí están que son 33 puntos en veinte jornadas». No lo veía claro el entrenador cuando le llegó la llamada del Racing: «Cuando Pablo –Álvarez– y yo nos sentamos a ver si aceptábamos la oferta, ya veíamos que iba a ser muy difícil por la desventaja que teníamos y porque veíamos que teníamos que hacer una segunda vuelta de play off. Pues la hicimos».

Todo era alegría ayer y como para no. Pero había una idea que se daba por hecha, no obstante, había que escucharla de su boca: ¿Seguirá al frente del Racing el curso que viene?: «Por mi parte, no hay ninguna duda. Contractualmente tengo un año más y quiero seguir, pero tengo que hablar con Mikel y espero que estén contentos con nuestro trabajo. Yo no voy a ser ningún lastre para nadie». Parecía que con esas palabras podía haber una duda, pero realmente lo que quiso hacer fue seguir los códigos de buena conducta que siempre ha utilizado. «Tenemos una oportunidad para seguir creciendo como club. Pero esto es algo que formar parte de dos y una parte quiere seguir y ahora toca que la otra decida. Entiendo que no habrá problemas, porque me consta que la propiedad y Mikel están contentos, pero habrá que seguir hablando». Pues eso, correcto y educado.

Y se emocionó. Era cuestión de tiempo, pero fue el acordarse de quien no puede faltar. «Es muy fácil. De la familia. Al final, cuando las cosas van mal, son los que más sufren. Y esta profesión es jodida, hay que vivirla y yo lo vivo todo con mucha pasión. Ya lo veis. Y cuando lo haces así, ellos sufren mucho. Hoy, tener a la familia en la grada disfrutando... Pues va por ellos». Y se produjo un silencio. Nadie quiso romperlo. «Soy un entrenador pasional, emotivo, y eso es bueno, uno tiene que mostrarse tal y como es», añadió.

Porque el fútbol es un deporte colectivo, pero si esta permanencia tiene un nombre, destaca el de José Alberto. Cuando llegó, el equipo sumaba 18 puntos en veinte jornadas. En otras tantas, ha conseguido 33. Un ritmo de play off de ascenso. De haberlo mantenido durante todo el curso, estaría precisamente ahí, luchando por las eliminatorias de ascenso.

Ayer era además, un tipo relajado. No le faltó ni una pizca de humor, como cuando después de haber salvado la categoría a este asturiano se le ocurrió mirar la clasificación: «Diréis que estoy enfermo, porque me he quedado mirando la clasificación y las posibilidades que tenemos de superar a los equipos que tenemos por delante». Un poco sí, ¿no? Por eso en el vestuario le dijeron que descansase de una vez. «Incluso los jugadores me decían 'deja la clasificación ya y disfruta un poco'. Siempre estoy pensando en lo siguiente».

Y claro. Ya cuando se iban a levantar se acordaron que se había jugado un partido y que el Racing le había ganado al Eibar, el tercero de la Liga. No era muy importante el partido en sí, pero ya que estaban, el míster reconoció que «costó mucho» porque para él «el Eibar es el mejor equipo que pasó por aquí. Si hubiéramos perdido, no podría decir más que: 'Menuda mierda de partido que hemos hecho'. No hemos estado bien, pero hay que saber sufrir». Aseguró sentirse doblemente contento porque el gol «llegó por una jugada ensayada y eso quiere decir que hacemos las cosas bien». Y por último, señaló a «Mantilla y Pol Moreno» como los mejores. «Ellos han hecho un partidazo. Han resistido todo»