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Poco antes de las cinco de la tarde, el Racing abandonaba el Hotel ABBA Playa Gijón, donde pasó las horas previas al encuentro. A unos ... cientos de metros de El Molinón. Lo abandonó en cuerpo, porque en espíritu le costó un poco más. Se le pegaron las sábanas. No se había quitado las legañas aún cuando el Sporting ya le había hecho gol. Espabiló en la segunda parte. Se echó agua en la cara, se miró a sí mismo y se reconoció al fin. Empató. Con una jugada fantástica. Pero no le dio para llevarse el triunfo. No tuvo ocasiones para ello. Y el Sporting, tampoco. Esta semana, el equipo cántabro no la vivirá como líder, aunque lo que ahora importa es estar ahí, en el pelotón. Con todas las opciones intactas.
Con las bajas, la alineación de José Alberto parecía bastante encaminada –volvían Michelin y Saúl García en los laterales–, aunque quedaban algunas dudas por resolverse. Pequeñas. Una en el centro de la zaga y otra en el doble pivote. Al final, continuidad. La dupla Manu Hernando-Javi Castro no se movió, pese a que Montero entró en la convocatoria. Y Aldasoro y Meseguer permanecieron en la sala de máquinas, con Vencedor en la recámara.
Sporting
Yáñez, Guille Rosas (Kevin Vázquez, min. 67), Róber Pier, Nacho Martín, Nacho Méndez, Campu (Otero, min. 78), Dotor (Gelabert, min. 65), Maras, Dubasin, Nico Serrano (Pablo García, min. 65) y Diego Sánchez.
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Racing
Ezkieta, Michelin (Mantilla, min. 81), Saúl García, Manu Hernando, Javi Castro, Aldasoro (Vencedor, min. 72), Meseguer (Maguette Gueye, min. 46), Andrés Martín, Íñigo Vicente, Rober González (Pablo Rodríguez, min. 46) y Arana (Karrikaburu, min. 75).
Equipo arbitral: Ais Reig, asistido en las bandas por Campo Hernández y Cantón Vitoria, todos ellos del Comité Valenciano. Cuarto: Figueiredo Comesaña (Gallego); VAR: Ávalos Barrera (Catalán) y AVAR: Gorostegui Fernández-Ortega (Vasco).
Goles: 1-0, min. 2: Dubasin. 1-1, min .58:Andrés Martín.
Amonestaciones: Amarilla a los locales Nacho Méndez, Campu y Róber Pier y a los visitantes Aldasoro, Andrés Martín, Maguette Gueye y Rober González.
Incidencias: El Molinón. Cesped en aceptable estado en una tarde agradable 23.678 espectadores, más de 3.000 de ellos, cántabros.
El Racing no salió con la intensidad que requería la cita. Eso, y las facilidades defensivas de casi siempre, ya tú sabes. Minuto 2. El Sporting tocó. Llegó. Centró. Y Dubasin, con Manu Hernando cubriendo a nadie y una tímida oposición de Michelin, remató a gol. Bastante hizo Ezkieta, que contactó con la pelota. Vale que somos amigos, pero los regalos, para fechas señaladas. ¿Hay alguien ahí?
Como tantas otras veces, la falta de contundencia atrás iba a obligar a un esfuerzo extra arriba. No tardaron los verdiblancos en generar su primera opción importante, con un reverso y un duro disparo de Andrés Martín a los que respondió con seguridad Yáñez.
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El Racing tomó la iniciativa. Tampoco le quedaba otra opción. Pero el partido iba al tran tran. Entre la falta de fluidez verdiblanca y que el árbitro iba a su ritmo tampoco daba para mucha historia la contienda. Así que el Sporting, cómodo y contento. Además, los rojiblancos asomaban de vez en cuando por el área de Ezkieta. 23 minutos tardó el cuadro de José Alberto en cometer su primera falta. Cinco llevaba el Sporting hacía un rato.
Entre lo soso que estaba el partido –especialmente para el que iba perdiendo– y el ritmo continuo, repetitivo, monótono y cansino del tipo del tambor en la grada de animación local, el Racing pareció entrar en un trance. Algún tipo de hipnosis colectiva. Perfecto para el Sporting, que, además de tener el partido dormido, con poco se acercaba al segundo. En una peligrosa contra, Nico Serrano encontró el área y la pegó duro. Se estrelló con Ezkieta, que desvió a córner.
Fue el comienzo de un buen rato de malos minutos para los racinguistas, que tuvieron que achicar peligros. Si los asturianos no se pusieron por delante fue porque... Patatas. Dos rebotes dejaron a Nico Serrano solo ante Ezkieta y el futbolista vasco, en la agenda de Martija en el pasado mercado invernal, remató horrible. Muy cruzado. Gracias. En El Molinón, los locales se frotaban los ojos. Hacía tiempo que no veían jugar a los suyos así. Los racinguistas, los de la grada, salieron al rescate del equipo: «Vamos, dale, Racing. Vamos, campeón». A ver si espabilaban. Porque Dubasin parecía Iniesta y Nico Serrano, la reencarnación navarra de Paco Gento. El descanso debería ayudar a José Alberto a buscar algún remedio a la vuelta verdiblanca a su peor versión.
Movió ficha el míster e introdujo a Pablo Rodríguez y a Maguette Gueye, en sustitución de Rober González y Meseguer. Y casi tiene que hacer un tercer cambio a los pocos segundos de la reanudación, después de que Dubasin empujase a Saúl García, el cántabro se resbalase con el trozo de césped artificial tras la línea de fondo y se llevase un duro golpe en la rodilla. Por fortuna, salió ileso. De vuelta a los recién incorporados, un tiro de Pablo Rodríguez desde la frontal no encontró portería. Pero al menos fue un intento.
Nico Serrano y Dubasin seguían a lo suyo y, tras una pérdida verdiblanca en la medular, una pared entre ambos dejó al pingüino en posición de tiro. Se gustó demasiado, intentó una vaselina y desperdició una buena oportunidad. La afición verdiblanca, como se estaba quedando un poco fría, comenzó a entonar uno de sus nuevos himnos: «Yo quiero tomar y con Arana celebrar. Yo quiero cerveza hasta que me explote la cabeza».., Tuvo efecto inmediato y en un córner desde la esquina donde se encontraba el grueso de la afición cántabra, Andrés Martín puso un balón que Yáñez le quitó a Íñigo Vicente cuando el de Derio esperaba para empujar en el segundo poste. En la siguiente, ni Aldasoro –al que le hicieron un posible penalti– ni Manu Hernando acertaron a llevarla hasta la portería.
El Sporting se vio acosado y el meta local tiene pinta que tiró de artimaña. Que si las botas, que si el juanete, que si una uña mal cortada... De repente, aparece Pablo Rodríguez con unas botas amarillas: «¿Y se las tengo que ir a buscar yo?», preguntaba, incrédulo, el canario al árbitro mientras el cronómetro corría.
De repente, 'La Chispa Adecuada'. En una versión acústica de esa canción, de ese tema de Héroes del Silencio, Enrique Bunbury, antes de empezar a sonar, le dice al guitarrista: «Introduce la magia». Y eso fue lo que sucedió en El Molinón. Recuperación de Saúl García, que combina con Íñigo Vicente. Este la pone atrás para Aldasoro y el de Beasain busca, con un toque por encima, la carrera hacia adelante del de Vioño. El canterano, de primeras y con la derecha, alarga hacia el desmarque de Pablo Rodríguez. El 'demonio', travieso, la puso atrás en el área, Arana la dejó pasar por debajo de las piernas y Andrés Martín la enchufó para hacer el empate.
Esa chispa adecuada y oportuna encendió –o incendió– por fin a un Racing que pasó de muermo a avasallador. El empate no era suficiente. La flecha hacia arriba. Rubén Albés se apresuró a hacer un par de cambios que cortasen el arreón verdiblanco. Y lo logró. Un remate de cabeza de Campu, flojo, lo agarró bien Ezkieta. José Alberto aprovechó para retirar a un recién amonestado Aldasoro e introducir a Vencedor en el centro del campo. Y tres minutos después, a Arana por Karrikaburu en la delantera. Y, como pasaba el tiempo sin situaciones reseñables, un rato más allá, al míster no le tembló la mano para hacer regresar a Mantilla, pese a todos los problemas físicos del camargués en el último año. Mañana será el aniversario desde que comenzó su calvario. Ya es hora de que cambie su suerte. Estuvo rondando el área visitante y que hubiese marcado el gol del triunfo habría cerrado un guion perfecto, pero no se puede pedir todo.
Pablo Rodríguez se quedó a centímetros de rematar un centro de Íñigo Vicente en boca de gol. Y, en la siguiente contra,Manu Hernando aprovechó la siesta de Juan Otero en el área para evitar que los locales se llevasen la victoria. Ahora sí, el palentino estuvo rápido y atento.
A partir de ahí, el Racing no supo y el Sporting no pudo. Los verdiblancos se aturullaban entre una maraña de pases en campo rival y a los asturianos ya no les daba para más. Así que el árbitro pitó el final y repartió los puntos. Como se suele decir en estos casos, habrá que hacerlo bueno en casa contra el Tenerife, porque en esta esquizofrénica Liga y a estas alturas hay que darle valor a puntuar fuera.
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