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Si no puedes ganar, no pierdas. Es básico. Evidente. Pero a veces se olvida. Al Racing, no, porque lo de la portería a cero está en su ADN. En El Alcoraz, muy mermado por la falta de delanteros, el equipo verdiblanco volvió a dar una ... masterclass de lo que es defender. Vale que el Huesca no es ni la sombra del aspirante a subir a Primera División, pero los cántabros pusieron el cable pastor eléctrico en la frontal del área y su rival si sabe de qué color tiene los ojos Miquel Parera será porque le ha visto en cromos o en Google. Con los méritos realizados y un ariete de verdad, igual en vez de un punto habrían sido tres.
A grandes problemas, Peque-ñas soluciones. La epidemia de lesiones en la delantera le obligó a Guillermo Fernández Romo a cambiar de registro. Adiós al delantero de referencia. Hola al habilidoso y eléctrico ratonero. Eso, en un encuentro que vio la vuelta de Juergen Elitim al once inicial. Aplausos. Y nada más. Porque el técnico no sucumbió a la filosofía de las rotaciones ni en esta semana de tres partidos. Lo cierto es que lo del catalán arriba no salió bien. Estuvo desasistido y poco protagonista.
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Y eso que a punto estuvo el nuevo nueve de urgencia en estrenarse en el primer minuto de partido. Pombo se anticipó a Pulido junto a la línea de fondo y la puso atrás, donde Peque, tras control orientado y con la pierna izquierda para subirse al autobús, remató con la buena al lateral de la red. La respuesta oscense fue digna de culebrón venezolano. Tras el intento de despeje de Parera, Juan Carlos disparó, pero el balón se estrelló en su compañero Kevin Carlos, tirado en el suelo.
HUESCA
Andrés Fernández, Ratiu, Rubén, Timor, Vilarrasa, Tomeo (Salvador, min. 81), Kento (Sielva, min. 71), Marc Mateu (Juan Villar, min. 71), Soko (Valentín, min. 56), Kevin Carlos (Carrillo, min. 56) y Juan Carlos.
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RACING
Parera, Dani Fernández, Satrústegui, Pol Moreno, Rubén Alves, Íñigo Sainz-Maza, Juergen Elitim (Fausto Tienza, min. 91), Mboula (Aldasoro, min. 81), Íñigo Vicente (Marco Camus, min. 60), Pombo (Jorge Delgado, min. 91) y Peque (Arturo Molina, min. 60).
Equipo arbitral: Hernández Maeso (Extremeño), asistido en las bandas por Romano García (Asturiano) y González Narváez (Extremeño). Cuarto: Romero Freixas (Catalán); VAR: Sagués Oscoz (Vasco) y AVAR: Quintero González (Andaluz).
Amonestaciones: Amarilla al local Valentín.
Incidencias: El Alcoraz. Césped en buen estado en una tarde agradable. 6.424 espectadores en las gradas.
El Racing tuvo otra buenísima, pero Mboula se hizo el lío en su desmarque. El catalán no esperaba la magnífica asistencia de Pombo y cuando quiso rematar lo hizo mordido y demasiado cruzado. Nada nuevo para el equipo verdiblanco:el perdonar nuestro de cada día.
El choque entró en fase de tensa calma, con el conjunto cántabro defendiendo cómodo los tímidos acercamientos locales. Un momento, a la espera de un córner en contra, que Íñigo Sainz-Maza aprovechó para comerle la oreja un rato a su excompañero Patrick Soko. «No nos la líes», decía decirle el capitán al camerunés. La verdad es que apenas se le vio. En otro saque de esquina, en el otro área, un cabezazo blandito de Pol Moreno lo atrapó Andrés Fernández.
El Racing había bajado de revoluciones. Sin pasar apuros, pero con cada vez menos presencia en campo rival. Quizá lastrado también por la carga de los minutos en las piernas de los insustituibles. El partido ya estaba pidiendo el descanso. Estaba tristón. No tanto como la 'Ordesa' de Manuel Vilas, pero sí andaba pidiendo algún aliciente. El disparo lejano y desviado de Pombo no sirvió de mucho. Tal vez por eso el árbitró mandó a todo el mundo al vestuario de pensar.
En el vestidor racinguista no hizo mucho efecto el intermedio, porque el equipo de Guillermo Fernández Romo salió incluso más feo de lo que terminó la primera mitad. Impreciso, con poca querencia por la posesión, lento... Un error en la entrega de Eneko Satrústegui permitió un duro tiro de Marc Mateu desde la frontal. Lejos del arco.
Mboula, que no andaba fino, de repente le dio por hacer una genialidad. Le tiró el caño a Vilarrasa, conquistó la línea de fondo y puso un centro muy peligroso que no encontró rematador. El técnico madrileño movió el árbol. El empate no era mal resultado, pero el Huesca tampoco era el ejército aragonés asediando Huesca en la Batalla de Alcoraz. Otro fallo de Satrústegui –el único que flojeó en el entramado defensivo– estuvo a punto de darle un susto a Parera, pero el arquero respondió bien.
Como el experimento de Peque no funcionó, Romo intentó otra cosa. Introdujo a Arturo Molina y adelantó a Pombo a la punta. La otra sustitución fue la de Marco Camus por Íñigo Vicente en la banda izquierda. Lo cierto es que a esas alturas el cansancio era el futbolista número 12 en el conjunto racinguista después de una larga e intensa semana. Y además, sin nueve de verdad, lo poco que llegaban los cántabros para poner el balón en el área lo hacían sin destinatario posible. No había ni Perry en zona de remate. Vamos, que no entraba ni el Tato. Y cuando lo hizo Rubén Alves a la salida de un córner, el hispano-brasileño se dio un fuerte golpe en la cabeza al caer tras intentar una chilena que resultó fallida. Un poco de agua y vuelta al terreno de juego.
Al Huesca el paso de los minutos empezó a sentarle regular, algo que permitió al Racing volver a pisar terreno rival. Una genial acción de Marco Camus por la banda izquierda, no acertó a terminarla con éxito Jorge Pombo en el corazón del área.
Los dos entrenadores, Romo y el Cuco Ziganda, veían que sus equipos eran incapaces de ganar el partido. Cambios. En el lado verdiblanco, el madrileño retiró a Mboula y le dio la banda derecha a un mediocentro como Aritz Aldasoro. A tapar. El colegiado fue benévolo con Gerard Valentín, amonestado, al que perdonó la amarilla tras un codazo sobre Arturo Molina.
Se cumplió el minuto 90 y Guillermo Fernández Romo iba a hacer debutar al futbolista del filial Jorge Delgado, que saltó al campo acompañado por Fausto Tienza. Justo antes, el Racing volvió a echar de menos un delantero. Íñigo Sainz-Maza, omnipresente, sacó un buen centro desde la derecha. Y genial fue el movimiento de Arturo Molina en el área para dejar con el molde a dos zagueros, pero el intento de remate, en boca de gol, fue un horror.
El punto es bueno, aunque es cierto que, vistos los méritos de unos y otros, dejó cierta sensación de poco. De que podía haber sido otra cosa. Pero es lo que hay. El Racing necesitaba minimizar los daños de la maldición en la delantera y lo logró haciéndose fuerte atrás. Lo de arriba, de momento, tiene difícil arreglo.
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