Una genialidad de Pombo, una victoria

Por ahora el asturiano prefiere repartir minutos entre ambos porteros, que todavía tienen tiempo para demostrarle al míster por qué han de ser el elegido. En el muro en torno al manacorí, Juan y Mantilla como pareja de centrales, y en los laterales Jorrín por la derecha y Mario y su buen toque por la izquierda. El doble pivote fue para Pombo y el casi recién llegado Iván Morante, mientras que las bandas las ocuparon Yeray y Matheus, con Jeremy y Cedric en la delantera. Era el momento de comprobar cómo se ensamblan los engranajes del equipo a falta de apenas dos semanas para arrancar la Liga contra el Eibar. Aunque con los armeros van a verse las caras mucho antes. El próximo cinco de agosto, con amistoso por partida doble. Contra los de Joseba Etxeberria por la mañana (12.00 horas) y ante el Amorebieta (19.00 horas) por la tarde.

El caso es que en Laguardia la cosa iba a ralentí. A cámara lenta para el Racing, que no acababa de encontrar su sitio y se mostró prácticamente inexistente en los primeros minutos. Orden y espera. Paciencia. A los verdiblancos no les importó no tomar el mando, al menos en la primera mitad. Para eso ya estaban dos ex como Enzo Lombardo y Soko. El peligro del Huesca llegaba por las bandas a la meta de Parera con las internadas de los dos extremos. Pero solo fue hasta que Pombo dijo 'Basta'. El aragonés se sacó una genialidad de la manga y cambió el rumbo del partido en el minuto 18. Pilló por sorpresa a todos, hasta a sus propios compañeros, pero a quien más hizo abrir la boca fue a Álvaro Fernández. Primero de estupor y luego para lamentarse. Y es que cuando el Racing no representaba ningún peligro, Pombo robó la cartera a un rival en campo propio, se perfiló y disparó. Pepinazo.

El Cierzo, que soplaba con ganas en Laguardia, se convirtió en viento del Norte y se alió con los racinguistas para empujar el disparo bombeado de Pombo hasta el fondo de la portería. Eso y que Álvaro Fernández, al que el trallazo del aragonés le pilló desprevenido, puso algo de su parte. 'Trague y mastique', que diría Shakira.

Después del gol el Racing comenzó a despertar y Pombo volvió a la carga. El 'Tigre' se encargo de poner una falta directa a favor de los cántabros y metió el miedo en el cuerpo de nuevo a los oscenses, pero Vilarrasa rechazó la pelota que se marchó fuera. El árbitro pito. Pausa de hidratación, que el calor apretaba en Laguardia. El receso le vino al Racing de perlas. Cambió de cara, de guion y hasta de actitud. José Alberto les debió leer la cartilla porque empezaron a presionar más alto y poner en apuros al Huesca, que hasta entonces estaba saliendo con mucha comodidad desde campo propio. Además de mejorar en el orden defensivo. Les costó a los verdiblancos meterse en el partido, pero poco a poco empezaron a tener las ideas más claras.

Era el momento de entregarse. El Huesca seguía buscando el empate, mientras el Racing trataba de encontrar espacios para hacer el segundo, pero no lograba inquietar a la portería del Huesca. Álvaro Fernández atrapó a la primera el disparo del Jeremy en la frontal del área. Y poco más. Y eso que algunos se revolvían con más ganas que resultado. Yeray caracoleaba con la voracidad de quien quiere demostrar al míster ya desde el minuto uno que es imprescindible. Ganarse el puesto es una condición sine qua non, sobre todo si se tiene en cuenta que la puerta aún sigue abierta, tanto para entrar como para salir.

Tras el descanso José Alberto movió el banquillo. Alves e Íñigo por Mantilla y Matheus. La cosa seguía igual. O casi. El Huesca lo intentaba y el Racing lo repelía. Soko entró como un tiro por la derecha y conectó con Nieto, pero el lanzamiento se fue alto por la portería de Parera. Y a Obeng le pillaron en fuera de juego tras un centro con mucha intención que podría haber puesto en aprietos al Racing. Pero nada. El Huesca se daba contra un muro. No le salían las cosas.

José Alberto pensó que ya era hora de que toda la plantilla exprimiese sus minutos al máximo y movió de nuevo el banquillo. Al fin y al cabo se trataba de repartir protagonismo entre los jugadores para que vayan cogiendo ritmo poco a poco. Era el turno para Sangalli, Lago Junior, Vicente y Pol Moreno, que sustituyeron a Juan, Yeray, Morante y Jorrín. Los recién llegados quisieron demostrar por qué Mikel Martija, últimamente un hombre pegado a un teléfono, se fijó en ellos para confeccionar la plantilla. Y los que continúan o han regresado, buscaban recuperar la confianza que tuvieron en su momento. Lo mismo pensaron Saúl, Diego Campo, Aldasoro, Ekain y Mirapeix cuando les llegó el turno de entrar al campo, pero lo cierto es que no les dio tiempo a mucho más porque el partido se acabó abruptamente antes de lo esperado.

Y más siendo un amistoso de pretemporada. A falta de cinco minutos para el final del encuentro se montó un lío entre Carrillo y Lago Junior que acabó con el árbitro echándose la mano al bolsillo. Roja para los dos citados y para Parera. Y final del encuentro. Portería a cero una vez más, segunda victoria del Racing en pretemporada a la espera la jornada doble del cinco de agosto, y la primera genialidad de Pombo. Que lleguen más.