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Para las grandes ocasiones, uno saca la vajilla buena. Para las celebraciones, porque aunque sea la décima jornada de Liga y todavía no haya nada que llevarse a la boca, el racinguismo vive en una fiesta continua. No es para menos después de casi estar ... muerto y de vivir más de una década de infierno en infierno. El Racing sacó un triunfo fantástico. De oficio y de pegada. De futuro campeón. Quizá lo sea o quizá no. Quizá ascienda o quizá no. Pero ayer los tres puntos sacados de Cádiz se los bebió en tacita de plata. Sorbito a sorbito. Sigue imparable, y probablemente en algún momento frenará, pero entonces, que le quiten lo recorrido. Eso sí, ahora mismo es líder, destacado, y lo seguirá siendo al menos un par de jornadas más. Sus perseguidores, si quieren darle caza, que se pongan a rueda de la ilusión.
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Decía José Alberto el viernes que estas dos semanas repletas de partidos las iba a afrontar día a día, como Rambo. Y, por eso, en el primer envite fue con todo. No hubo cambios en el once con respecto a la victoria frente al Levante. Incluso Javi Castro se mantuvo en alineación pese al regreso de Manu Hernando. El madrileño aprovechó su oportunidad y se ganó la continuidad. Y a ver quién le quita de ahí ahora.
El Cádiz pegó un pelotazo en el saque inicial y metió al Racing en su campo. Presión alta. Y los cántabros, incómodos, pero no mucho. Iba a ser cuestión de estar serio y de tener paciencia. Chris Ramos cabeceó un centro desde la izquierda, centrado, a las manos de Ezkieta. Los verdiblancos tardaron casi siete minutos en cruzar la medular. Tímidos avances.
Los amarillos siguieron apretando, hasta que ya en el 18 los verdiblancos lograron conectar. Jugón con jugón, clic verde. Andrés Martín sirvió al espacio para Pablo Rodríguez y el canario intentó asistir de tacón para la llegada mortal de Arana. Fali, jugándose la salud, logró desbaratar la ocasión.
El verse vulnerable le metió el miedo en el cuerpo al apurado Cádiz. Ahí entró una de las cosas que Pablo Álvarez estuvo trabajando durante la semana en su intento de sacar rédito a las acciones a balón parado. Javi Castro, a sacar los córners. En corto. Los dos primeros experimentos no salieron bien.
Cádiz
David Gil, Fali, Alcaraz (Iván Alejo, min. 68), Chus, Ocampo, Kouamé (Melendo, min. 79), Matos, Iza (Escalante, min. 68), Ontiveros (Mwepu, min. 85), Carlos Fernández y Chris Ramos (Sobrino, min. 85)
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Racing
Ezkieta, Michelin (Marco Sangalli, min. 41), Mario García, Javi Castro, Montero, Aldasoro, Vencedor, Íñigo Vicente (Íñigo Sainz-Maza, min. 87), Andrés Martín (Carrascal, min. 88), Pablo Rodríguez (Suleiman Camara, min. 66) y Arana (Karrikaburu, min, 66).
Equipo arbitral: Arcediano Monescillo (Comité de Castilla-La Mancha). Asistido en las bandas por Valverde Monsalve (Canarias) y Sanz Torcal (Aragón). Cuarto: Pérez Pedraza (Canario); VAR: Gálvez Rascón (Madrid) y AVAR: López Freixá (Cataluña).
Gol: 0-1, min. 56: Arana
Amonestaciones: Amarilla a los locales Iza, Chris Ramos, Chust, Iván Alejo, Fali y Alcaraz y a los visitantes Javi Castro, Suleiman Camara y Michelin
Incidencias: Nueva Mirandilla. Césped en mal estado en una tarde soleada. 15.454 espectadores; unos 500 de ellos, racinguistas.
Se la jugó Montero. Carlos Fernández roneaba por la frontal del área racinguista y el central cometió la definición gráfica de un empujón. No intentó ni frenar al atacante. De la que pasaba por allí, los dos brazos en ristre. Sobre la línea. Entre que le metió un buen meneo y que el cadista tenía ganas de caerse, se fue a hacer la croqueta. El árbitro no hizo ni el amago. Venga, sigan.
Mario García se vistió de Javi Castro y acabó dentro de la portería como en los capítulos de Oliver y Benji. Salvador. Ocampo estaba creando bastantes problemas a la banda diestra del Racing. El uruguayo ganó la línea de fondo. Pase de la muerte. YCarlos Fernández lo tenía todo a su favor. Le tiró a dar al chaval, que acabó en el fondo de las mallas, pero evitó que los andaluces se adelantasen en el marcador.
El Racing cambió la estrategia en los córners. Del invento de Javi Castro al 'saca tú. No, saca tú' de Íñigo Vicente y Andrés Martín. Sin muchos alardes, eso sí que generó más peligro. Pero la mejor ocasión verdiblanca del primer tiempo llegó después de una genial maniobra del mago de Derio, que habilitó la llegada de Pablo Rodríguez. El canario, con poco ángulo, estrelló el balón contra el lateral de la red.
Michelin tuvo que ser sustituido antes del descanso. Tiempo antes, había recibido un duro rodillazo en la espalda. El galo intentó seguir, pero llegó un momento en el que dijo 'rien de rien', exigido al máximo como estaba con el latoso Ocampo. José Alberto intentó no abrir la ventana de cambio, pero finalmente no le quedó más remedio que dar entrada a Marco Sangalli.
El choque llevaba ya un buen rato 'trabao'. Con más respeto que descaro. Y este tipo de encuentros se desatascan a balón parado. La tuvo el Racing a la salida de un córner. Andrés Martín sacó en corto para Marco Sangalli. El vasco la pegó, duro, y David Gil se la quitó de encima como pudo. El rechace le cayó en el segundo palo a Pablo Rodríguez, que no fue capaz de controlar.
Si alguien tenía la obligación de ganar era el Cádiz. Por eso, el Racing, tranquilo, estaba a lo suyo. Ya lo suyo salió tras el intermedio. A esperar a que el otro se equivocase para darle con el mazo. Chust se hizo el lío en la salida del balón e Íñigo Vicente, catedrático del robo alto, le birló el balón. Recuperación y asistencia en un solo toque. Andrés Martín se quedó solo ante David Gil, pero su disparo lo obstaculizó Fali para evitar el tanto. Empezó el rún rún en la grada y los nervios en los futbolistas amarillos. Los de José Alberto tenían el choque donde querían.
Y, sí. El Cádiz falló en otra entrega en el centro del campo. El ataque racinguista finalizó en saque de esquina. Y en el córner, esta vez sí, el Racing sacó petróleo. En el segundo palo, Arana se elevó sobre la defensa y cabeceó perfecto. Con el giro, los tiempos y el impacto que manda la teoría. 0-1. Que le amplíen el contrato todas las semanas.
Quedaba mucho. Más de media hora. Era momento de ser listo, de tener cabeza y de seguir jugando con la ansiedad local. El Cádiz lo intentó con dos tentativas de Ontiveros. Una, floja a las manos de de Ezkieta. La segunda, en un disparo cruzado que no encontró portería. Luego fue Carlos Fernández el que probó sin mucha fe. El Racing se metía atrás, vale, pero eso exigía defender bien y ser maligno a la contra. José Alberto dio entrada a Karrikaburu y Suleiman Camara por Arana y Pablo Rodríguez.
La cosa se veía bien. Bueno, todos menos Ezkieta, que tuvo que ser atendido porque algo se le metió en el ojo izquierdo tras una entrada a destiempo de Chris Ramos. El Cádiz no estaba inquietando demasiado. Poco que contar en este tramo de encuentro. Aún así, José Alberto sacó la hormigonera, por lo que pudiese pasar. Íñigo Sainz-Maza y Marco Carrascal –pese a que Manu Hernando estaba en el banquillo– sustituyeron a Íñigo Vicente y Andrés Martín.
Sin problemas, el Racing aguantó lo que quedaba. Los dos minutos de tiempo reglamentario y los nueve de añadido. Y podían haber seguido jugando mes y medio, porque la frustración gaditana llegaba hasta el Peñón de Gibraltar. Faltas y más faltas, es lo único que hizo el equipo de Paco López. El pitido final permitió a los cántabros celebrar y a los andaluces dejar de sufrir.
Los números verdiblancos son incontestables. 23 puntos de 30 posibles. Cinco de cinco triunfos como visitante (los mismos que sumó en toda la temporada pasada), cinco encuentros con portería a cero, sólo una derrota... Es complicado no ser optimista con este arranque liguero del campeonato por parte del Racing. Y qué bien se ve todo con una sonrisa.
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