El Racing aprueba un examen de calidad

Con las ausencias de los lesionados Maynau y Óscar Gil y un Adrián Balboa que todavía no ha aterrizado en Santander, el técnico asturiano perfiló por primera vez lo que puede asemejarse, con los mimbres de que dispone en la actualidad, a su hipotético equipo titular. Con un detalle principal: Pablo Torre como mediapunta, con Álvaro Cejudo en el banquillo. El más joven y el más veterano de la plantilla se van a disputar un puesto en el once esta campaña.

El míster dispuso el sistema 4-1-4-1 –ó 4-3-3, según se mire– que parece va a ser el habitual y con una intensa y alta línea de presión. Y el equipo agradó en los primeros minutos. Por su dominio, por su entrega y por sus rápidas transiciones y las buenas combinaciones ofensivas. Precisamente en una de estas, Benktib asistió a Marco Camus. El disparo del cántabro, solo ante el meta, se estrelló en el cuerpo de Iruarrizaga.

Aunque también hubo peros. Nada que no se pueda corregir, pero no por ello menos preocupante. El Racing mostró debilidades en defensa. No sólo en la línea de atrás, sino en la estructura completa. Y en alguna ocasión, el Bilbao Athletic llegó con demasiados efectivos al área rival, aunque el equipo cántabro lo resolvió con esfuerzo y solidaridad.

Ismael Benktib destapó otra vez el tarro de las esencias. El hispano marroquí se inventó un fantástico pase interior que Álvaro Bustos se encargó de culminar. Sin embargo, el portero tocó lo justo para enviar a córner. Pero el extremo asturiano sacó la venganza perfecta de su bota izquierda. Ceballos recibió una falta al borde del área que el ex del Pontevedra se encargó de mandar a generar el aplauso unánime de la grada. La pelota besó el larguero y se fue adentro. Cuesta recordar el último tanto de falta directa de este equipo. Y tuvo otra Bustos, gracias a un pase genial de Pablo Torre. Le dejó solo ante el portero, pero el asturiano le pegó al muñeco.

Rozada, en el descanso, sólo cambió la portería. Pero el Racing ya no tenía la solidez previa al intermedio. Unos quince minutos en los que el Racing, por aquello de dar espectáculo al estilo de la Superbowl, anunció el fichaje de Patrick Soko por sus redes sociales. Al poco de arrancar el segundo periodo, un grave error de Pablo Andrade no supuso el empate porque Baqué estuvo horrible. Su remate, solo ante Lucas Díaz, casi se lo regaló al arquero. Bastante más trabajo le dio al arquero Nico Williams, con un durísimo disparo que repelió el meta.

El Bilbao Athletic le quitó el balón al Racing, que apenas aparecía en campo rival en algún chispazo. Pero siempre sucesos aislados. Así que Rozada, viendo que algunos de sus jugadores ya estaban con la lengua fuera, realizó cuatro sustituciones de golpe. Y, luego otros dos. A priori, el movimiento surtió efecto, porque el equipo cántabro tuvo dos ocasiones clarísimas, consecutivas. Primero, Nico Santos mandó una pelota al palo tras un pase de Cejudo. Acto segundo, a la salida de un córner, Figueras remató de acrobática tijera en el segundo palo y el balón lo despejó Iruarrizaga con muchos apuros. El equipo cántabro dejó de estar a merced.

El técnico asturiano agotó todas sus sustituciones. Benktik, que completó una gran actuación en líneas generales, fue el único que completó los noventa minutos. De todas formas, el choque se había igualado ligeramente, aunque fue el filial rojiblanco el que tuvo las mejores ocasiones. Especialmente una de Artola, solo en la frontal, que mandó la pelota a Tribuna Sur. A los vascos también les faltó pólvora en ataque.

El árbitro debía tener prisa o el partido ya le estaba aburriendo, porque pese a los cambios, según el reloj tocó el minuto noventa, señaló el final. El Racing, esta vez sí, llegó al examen con los deberes hechos. Su estatura cumple con los cánones habituales a estas alturas, aunque está claro que Pedro Menéndez y Javier Rozada aún tienen mucha tarea por delante. Porque lo de este miércoles era un amistoso. En la competición no habrá lugar para ensayos y habrá que dar la talla sin matices.