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Puede ser que el sábado por la noche la liase el 'comunity manager' –vamos, el que lleva el Facebook, el Twitter, el Instagram y esas cosas– del Racing. El silbidito. Ay, el silbidito. Alguno no se lo podía quitar de la cabeza. «Sólo por ti, ... Racing de Santander». Cuando uno silba es porque está contento, tranquilo. Porque las cosas van bien. Mientras tanto, uno tras otro, los que pasan por los Campos de Sport siguen convirtiéndose en abono para el 'Huerto del Francés'. La furia que sufren los visitantes es la alegría de los de casa. Ayer le tocó a un Burgos aplastado. Mientras tanto, el racinguismo, cual perro apaleado durante años y ahora colmado de caricias y huesos de chuleta, da lo mejor de sí mismo. Fiesta tras fiesta. La parroquia verdiblanca vive un momento dulce. Dulcísimo, que ojalá no se acabase nunca.
Ahí entró Dani Fernández en el once de José Alberto. Se barruntaba. No tanto la forma. Porque el madrileño ocupó el lateral derecho, lógico, pero el que se quedó fuera de la defensa fue Rubén Alves, de quien el míster jura y perjura que se encuentra en perfectas condiciones. Así, otra titularidad –por otro lado, totalmente merecida y ayer le volvió a dar la razón– para Álvaro Mantilla, de nuevo como central. La otra novedad fue la del doble pivote, con Grenier acompañado esta vez por Iván Morante.
Lo que ya empieza a ser costumbre en los Campos de Sport es el ambientazo, ese que no se ve por televisión, y que convierte el fútbol en un espectáculo que va más allá del 105x60. Así, es difícil no salir enchufado al 'prao'. El Racing partió revoltoso. Combina que te combina y con talento por arrobas en zona de tres cuartos. Hubo dos acciones buenas sin final previas al primer lío de la tarde. Tras otra buena posesión larga de los verdiblancos, un disparo desde la frontal de Íñigo Vicente pegó en un zaguero visitante. Cual resorte, los locales pidieron penalti. Entró el VAR a valorar y, tras un tiempo de incertidumbre, el colegiado dijo que 'na de na'.
El Racing salió con intención de comerse al Burgos. O habían almorzado pronto o es que ya era la hora de la merienda. Otra llegada ante un rival abrumado. Una fantástica apertura de Íñigo Vicente a la carrera de Dani Fernández, quien pilló la espalda a Matos. Sin embargo, el remate del madrileño, forzado, se fue a las manos de Caro.
Sudó el Burgos para quitarse al acosador Racing de encima. Diez minutos tardó el cuadro castellano en pisar campo cántabro. Pero lo hizo con poquito peligro. El disparo raso y lejano de Dani Ojeda, manso cual gatito de vídeo de red social, lo atajó Ezkieta sin problemas.
Tas, tas, tas... El conjunto cántabro volvió a percutir. Antes del inicio, la Tribuna Norte, en complot con La Gradona, mostró un mensaje en forma de pancarta: «A furore normannorum libera nos domine». Que viene a ser «de la furia de los hombres del Norte líbranos, Señor». Un adelanto de lo que iban a suplicar los burgaleses a lo largo del choque. El martillo verdiblanco volvió a golpear. Pase al hueco para Arana y el canario, ante el portero, no acertó a ganar el mano a mano.
Igual fue por que los verdiblancos –los del campo y los de la grada– capitalizaban toda la energía en esta zona de la ciudad, pero se fue la luz en el estadio durante apenas unos segundos. Los marcadores dejaron de funcionar. Y aunque los cántabros ya no llegaban con tanta facilidad, el Burgos estaba totalmente superado ante las acometidas verdiblancas. Se apagó también momentáneamente la afición visitante, temerosa de que su desplazamiento no alcanzase buen puerto.
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Borja Cavia
No llegó hasta el minuto 28 el primer intento peligroso del Burgos. No estuvo fina la zaga verdiblanca y Edu Espiau se plantó en el área verdiblanca. ¿Solo? No. A Mantilla le dio el pundonor para ponerse en paralelo al delantero, apostar hombro con hombro y hasta susurrarle algún recado intimidante. La tentativa, agua.
Andrés Martín se cansó del empate. El Racing botó una falta que, sin más, en el centro del campo. Íñigo Vicente combinó en corto con el sevillano, que levantó la cabeza y miró. A su izquierda, subía como un avión Saúl García. También tenía opción de ponerla al área, donde aguardaba una buena retahíla de compañeros. El andaluz ha venido aquí a jugar. Y se la jugó. A pecho descubierto, contra la zaga burgalesista. Rompió al primero. Dejó con el molde al segundo. Y ahí ya optó por la generosidad. La puso al centro para asistir a su competidor por el liderazgo de la anotación racinguista. Peque metió la pierna para mandar el balón a la jaula. El quinto gol del catalán.
Racing
Ezkieta, Dani Fernández, Germán Sánchez (Rubén Alves, min. 83), Mantilla, Grenier, Iván Morante (Aldasoro, min. 72), Andrés Martín, Peque (Marco Sangalli, min. 72), Íñigo Vicente (Lago Junior, min. 83) y Arana (Ekain, min. 58).
3
-
0
Burgos
Caro, Atienza (Appin, min. 60), Navarro (Álex, min. 76), Matos, Saveljich (Grego, min. 46), Dani Ojeda, Bermejo (Mumo, min. 38), Elgezabal (Martín, min. 60), Curro, Córdoba y Edu Espiau.
Equipo arbitral: Lax Franco, del Comité Murciano, asistido en las bandas por López López (Murciano) y Moleón Cuenca (Valenciano). Cuarto: Campos Salinas (Murciano); VAR: Ais Reig (Valenciano) y AVAR: Campo Hernández (Valenciano)
Goles: 1-0, min. 31: Peque. 2-0, min. 49: Mantilla. 3-0, min. 77: Ekain
Amonestaciones: Amarilla al local Iván morante y a los visitantes Grego, Appin y Saveljich.
Incidencias: Campos de Sport de El Sardinero. Césped en buen estado en una tarde fresca, pero apacible. 17.110 espectadores.
Lax Franco, el colegiado, entró en escena. No lo merecía ni de lejos el Burgos, pero empató. Al menos, para el árbitro. Un tiro lejano de Dani Ojeda pegó en una cabeza verdiblanca antes de golpear el larguero y botar en el césped. No se lo pensó mucho el murciano. Gol. Los castellanos se encontraron con un tesoro que casi no sabían ni como celebrar de lo imprevisto. Pero el VAR intervino para cortar el rollo al personal visitante. Sí, el balón había entrado, pero no del todo. Sobre la línea. Bote neutral. A seguir.
Inmediato efecto sí que tuvo el episodio. No en el marcador, pero sí en el juego. El Racing se descentró y el Burgos, que ya había realizado su primer cambio, cogió aliento. El descanso le iba a venir bien a los de José Alberto. Saveljich se elevó, poderoso, sobre la zaga verdiblanca y su cabezazo, que salió demasiado roscado, se marchó fuera, muy cerquita del palo largo. El propio míster asturiano le decía al cuarto que ya estaba acabado. Llegó el intermedio.
Bajó algo el Racing las revoluciones con respecto a la primera mitad. Vamos, que la contienda se igualó. O eso pareció, porque a la primera que tuvieron los verdiblancos... Córner a favor. Saque en corto para Íñigo Vicente y el centro del vasco lo remató Álvaro 'Soluciones' Mantilla junto al poste izquierdo de la meta de Caro. Si el Burgos tenía alguna intención de levantar la cabeza...
Rugieron los Campos de Sport, que quizá viven su momento de mayor coordinación entre unas plateas y otras. Llegó el momento de refrescar y amarrar el triunfo. Eso al menos pensó el míster, que llamó a Ekain para sustituir a Arana. Sin embargo, al otro lado de la línea de cal, los futbolistas tenían ganas de más. Un fantástico robo de Saúl, que combinó con Peque, terminó con un peligroso centro del de Vioño que no encontró rematador.
El Racing, ante un Burgos grogui, continuó a lo suyo. El cansancio en las piernas verdiblancas lo compensaba el empuje continuo de la grada, disfrutona. Cerca estuvo de llegar el tercero. Un balón rebotado tras un tiro de Andrés Martín le cayó a Dani Fernández, cuya volea con la zurda salió defectuosa. Ahí llegaron más cambios en el equipo cántabro. Marco Sangalli y Aldasoro sustituyeron a Iván Morante y Peque. Ahora fue Íñigo Vicente el que, tras una maniobra de las suyas, sacó un zurdazo en busca de la escuadra contraria, mas el balón se marchó fuera.
Y llegó, porque tenía que llegar. Porque el Racing lo estaba buscando y mereciendo. También porque el Burgos estaba agonizando. Tras una serie de rechaces, el balón le cayó a Ekain, que remachó a gol. Lax Franco y su asistente, Moleón Cuenca, se pusieron de acuerdo. No hay fuera de juego. Pero sonó el pinganillo. Dudas. Al final, después de unos compases de que sí, que no, le dieron la razón al colegiado. Grego, en el suelo, rompía la posición antirreglamentaria.
José Alberto implementó sus dos últimos cambios. Rubén Alves y Lago Junior reemplazaron a un Germán Sánchez tocado y a un Íñigo Vicente a reservar. Como a este equipo le sale todo, Andrés Martín lo intentó desde el banquillo verdiblanco. No hubo suerte, pero como complemento a otra fantástica tarde de fiesta no estuvo mal.
El resto del encuentro, no mereció la pena ni mirar al terreno de juego. Era momento para hacer de árbitro de tenis y mover la cabeza de izquierda a derecha. Y de derecha a izquierda. Degustar el ambiente. Saborear la victoria. Porque es justo y porque uno nunca sabe hasta cuando va a durar. Por eso, y apelando en estas mismas páginas al mix de las palabras de Sebastián Ceria y José Alberto: disfrutad, incrédulos.
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