Un día menos de tortura

Dijo Murphy que cualquier situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar. Murphy era un hombre sabio. El Racing cayó bajo la lluvia en medio de un chaparrón que no escampa en

Era el antepenúltimo partido del año. Le dio Solabarrieta premio, si es que se puede llamar premio, a Iván Crespo y a Martín Solar. A uno se le recompensaban la profesionalidad y el saber estar cuando se convirtió en el pagano de las tres derrotas consecutivas a la llegada del técnico. El otro recibía minutos en esta recta final de temporada sin nada en juego. Por lo demás, casi el equipo de gala, salvo Riki, de un entrenador que quería los puntos; que buscaba mejorar la estadística por encima de preparar el próximo curso.

Demasiado calentó guantes Crespo en los primeros minutos, aunque sin verdadero peligro de

Lo demás, sopor en el día de la marmota que son en demasiadas ocasiones los partidos del Racing, casi siempre con muchas dificultades en el arranque y que gana, cuando gana, a golpes de calidad cuando le toca jugar contra un equipo inferior. Contra el Tarazona, ni eso, tal vez porque ya, sin nada en juego, no había ni siquiera actitud entre los verdiblancos, que mordían como en un amistoso, como en un entrenamiento con dorsales. Aunque a veces en un entrenamiento se hace más.

Eso fue todo en el primer acto además de la lesión de Soko, que podía haber servido para dar la alternativa al juvenil Antonio Poo, que se estrenaba en la convocatoria. Pero fue Marco Camus el que le sustituyó. Lo demás, transitar entre la somnolencia del partido y el insomnio de verse venir la que se avecina la próxima temporada si no cambian mucho las cosas.

El partido que se debía haber terminado antes de empezar se complicó más aún al arrancar el segundo tiempo. El recién salido Leo Ramírez batía a un Crespo al que habían vendido por un fallo defensivo encabezado por Matic, cierto. Pero no lo es menos que el de Viveda pudo hacer más. Muchísimo más.

Sirvió el castigo para despertar al menos un poco a un Racing perdido en su propia modorra; en su falta de ideas, ganas o motivación. O de todo ello al mismo tiempo. Tampoco es que importara ni mucho, ni poco ni nada, pero ni siquiera la imagen se pudo rescatar la imagen en el penúltimo partido en los Campos de Sport. O el penúltimo entrenamiento de calidad, si es que lo de ayer fue de calidad.

Como en la ida, el Tarazona mostró las vergüenzas de un equipo al que le ha tocado un grupo muy sencillo y sin embargo no hace más que sufrir más de la cuenta y remontar a arreones para asegurarse ese triste objetivo de mínimos. Y con esa raquítica meta asegurada, ya ni eso.

Jon Ander y Capanni salieron en el segundo tiempo como recurso de Solabarrieta para evitar el sonrojo, pero tampoco sirvió de nada. Apenas para que el vitoriano, que por cierto termina contrato sin que por el momento se le haya dicho nada desde el Racing, terminara el partido renqueante.

La buena noticia, además del ascenso del filial, es que ya solo quedan dos partidos para que se termine esto de una vez. Dos tristes partidos para poner fin a una temporada para olvidar. Para empezar a construir el próximo curso, para animarse a foguerar, de verdad, a algún chaval más, si es que hay opción para ello y no pasa nada raro. Que en El Sardinero siempre es posible. El Racing es así. Y Murphy, un optimista.

...

• Temas
• Aritz Solabarrieta
• Racing Club de Santander
• Campos de Sport de El Sardinero
• Santander
• Cantabria
• Tarazona
• fútbol
• Segunda División B