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El Racing de José Alberto es profeta en su tierra. A sus datos sólo hay que remitirse. El mensaje y la filosofía del míster asturiano han calado en la parroquia de los Campos de Sport. Pero lejos, por más que ha llamado a timbres, casi ... siempre, como impenitente encorbatado con folletines, panfletos y placa identificativa en la solapa de una americana negra, le han dado con la puerta en las narices. Desde que llegó al equipo cántabro, sólo en una Rosaleda de la que al técnico le echaron anteriormente con escaso cariño, ha logrado imponer su fe futbolística. Este martes, en Tenerife, más de lo mismo. Lo que iba para una imagen más seria y sólida que la de Leganés terminó con dos graves desajustes defensivos que le costaron caro a los verdiblancos. Y así, terminan el díptico de dos encuentros seguidos lejos de El Sardinero con una racha rota, dos derrotas consecutivas, una imagen empeorada, unos cuantos goles encajados y dudas que no existían. Diagnóstico: agorafobia. Miedo a lo que no es casa. Al menos ya no hay riesgo de exceso de euforia. Por fortuna, el sábado el equipo vuelve a su Huerto del Francés.
Tenerife
Juan Soriano, Medrano, León, Sergio González, Amo, Alexandre, Roberto López (Bodiger, min. 80), Waldo (Mo Dauda, min. 71), Enric Gallego (Ángel, min. 54), Mellot y Luismi Cruz.
2
-
0
Racing
Ezkieta, Dani Fernández, Pol Moreno, Rubén Alves, Mario García, Íñigo Sainz-Maza (Iván Morante, min. 56), Aldasoro (Grenier, min. 80), Marco Sangalli (Yeray, min. 80), Íñigo Vicente, Ekain (Arana, min. 56) y Lago Junior (Andrés Martín, min. 56).
Equipo Arbitral: Sánchez López, del Comité Murciano. Asistido en las bandas por Mira García (Catalán) y Hernández García (Murciano). Cuarto: Alemán Pérez (Canario); VAR: Sagués Oscoz (Vasco) y AVAR: Lax Franco Salvador (Murciano).
Goles: 1-0, min. 62: Ángel, de penalti. 2-0, min. 65: Ángel.
Amonestaciones: Amarilla al local Luismi Cruz y a los visitantes Marco Sangalli, Aldasoro, Rubén Alves, Iván Morante y Dani Fernández.
Incidencias: Heliodoro Rodríguez López. Césped en irregular estado en una noche apacible y cálida. 14.717 espectadores.
Con la exigencia de la semana tripartita y con el duelo del sábado frente al Sporting rodeado por un círculo rojo en el calendario racinguista –y remarcado además en el del entrenador–, José Alberto le dio la vuelta casi completa al calcetín. Del once de Leganés al de Tenerife sólo repitieron tres futbolistas: Ezkieta, Pol Moreno y Aldasoro. Así, Dani Fernández y Mario García tuvieron su primera oportunidad esta temporada; Rubén Alves e Íñigo Vicente regresaron a la titularidad y Marco Sangalli, Lago Junior, Íñigo Sainz-Maza y Ekain completaron la novedosa alineación. Quizá también en búsqueda de argumentos distintos con los que romper la maldición fuera de casa.
El partido arrancó con un guion previsible. El Racing, con su rollo de presión alta y combinación rápida en campo rival. El Tenerife, con la lección aprendida, no se andaba con muchas florituras atrás. Arriba, Enric Gallego servía como destino referente de balones largos si la cosa se complicaba atrás. A pesar de todo, el atosigamiento cántabro tenía un grado bastante alto de efectividad en los robos.
Fueron los verdiblancos los que protagonizaron el primer buen acercamiento. Ekain retrasó de tacón para Mario García. El canterano optó por no poner uno de sus caramelos al área y cedió a su derecha a un Marco Sangalli que trasteaba por banda contraria. El goleador en Leganés no supo si chutar o centrar. Al final, le salió un híbrido que no fue a ninguna parte. Bueno, sí, a saque lateral para el Tenerife. Los canarios respondieron con un centro al segundo palo que Waldo, de volea, mandó desviado. Lo demás, por parte local, tiros sin fe desde Granadilla de Abona lo más cerca.
El caso es que el Tenerife fue ganando presencia en campo racinguista. A los de José Alberto pareció agotárseles la efervescencia inicial. Una serie de saques de esquina consecutivos para los locales pudo terminar en disgusto visitante. El balón, colgado al área, encontró a Enric Gallego a su aire. Gracias, que el delantero remató horrible, porque la posición era muy clara.
Sin embargo, la acción fue un síntoma más del momento en que estaba entrando el partido. El conjunto cántabro empezó a estar a merced de su rival. Pertrechado atrás, sí, sólido como casi siempre, pero jugando con fuego. Íñigo Vicente sacó la bombona de oxígeno. Retrasó su posición en la salida de balón y su equipo pudo respirar algo en sus momentos de mayores aprietos. Cuando parecía que el Racing había logrado anestesiar a su enemigo, el 'Tete' puso a prueba a Ezkieta con un tiro duro de Waldo que obligó al meta navarro a trabajar en serio.
Mario García va ganando poco a poco galones. Lento, pero seguro. Ayer, fue el encargado de sacar desde la esquina. No es casualidad. Un centro suyo en el primer córner lo cabeceó Rubén Alves en el segundo palo, aunque, con mucha oposición, el balón no se acercó a la portería. Poco después, un tiro de Dani Fernández lo amortiguó Medrano, facilitando la parada de Juan Soriano. De vuelta a una relativa igualdad sobre el terreno de juego, llegó el descanso del encuentro.
El público del Heliodoro Rodríguez López bailó durante el intermedio con el juego de luces al ritmo del 'Freed from desire' de Gala. Ese que en los Campos de Sport sirvió de base para éxitos como 'Couly is on fire' o el posterior 'Cedric is on fire'. El equipo local salió a fuego del vestuario. Sendos disparos de Sergio González y Roberto López pusieron en apuros a Ezkieta nada más empezar.
El estadio se quedó en silencio acto seguido. Un balón aéreo provocó un brutal choque entre Rubén Alves y Enric Gallego. El central racinguista golpeó con el hombro al delantero. Ambos cayeron a plomo al suelo y al jugador del Tenerife le comenzó a brotar a borbotones la sangre de su labio inferior. El primer gesto de uno de sus compañeros fue ponerle en posición de decúbito supino y meterle los dedos en la boca. No fue necesario. El futbolista local, aturdido y dolorido, se recuperó. Al final, también salió mal parado el racinguista, con problemas en su hombro derecho.
Mientras los protagonistas del suceso eran atendidos fuera, el Tenerife tuvo una buena ocasión, pero Roberto López, en una franca posición, no fue capaz de dirigir su remate final con la puntera. Enric Gallego intentó volver al juego, pero finalmente tuvo que se sustituido. Rubén Alves se mantuvo en disputa.
No tuvo que cambiar al zaguero, pero José Alberto hizo un triple cambio. El asturiano introdujo a Andrés Martín, Arana e Iván Morante y retiró a Lago Junior, Ekain e Íñigo Sainz-Maza. Hombres por hombres, pero con un mayor perfil técnico los incorporados que los retirados.
Parecía que el Racing había aprovechado que el partido se había quedado grogui para retomar algo de control, pero una acción de ataque mal gestionada terminó de la peor manera. A los verdiblancos les pillaron a la contra; el balón llegó a Luismi Cruz en el perfil izquierdo y el extremo tinerfeñista se fue hacia el área. Nadie fue capaz de pararlo. Al menos, no sin falta. Rubén Alves barrió al atacante y el colegiado señaló el punto de penalti. Las protestas sólo sirvieron para llevarse para casa dos caramelitos de limón. El recién incorporado Ángel transformó la pena máxima.
El Racing entró en bucle. Absorbido por un agujero negro. Le volvieron a pillar en calzoncillos. Un genial pase al primer toque dejó a Ángel solo, a la espalda de los dos centrales verdiblancos, y sólo tuvo que avanzar y encarar a Ezkieta para superarlo con calma. Dos goles en apenas un ratuco.
Como en Leganés, el conjunto cántabro iba a reaccionar en el tramo final. Otra vez cuando ya olía a imposible. Sí, ahí ya le dio más fluidez al ataque, aunque andaba el Tenerife con la caña puesta para pillar otra contra mortal. Corredera encontró un rechace tras un saque de esquina y obligó a Ezkieta a detener el disparo en dos tiempos.
José Alberto agotó sus dos últimos cambios. Grenier y Yeray sustituyeron a Aldasoro y Marco Sangalli. Precisamente el canterano verdiblanco fue a poner a prueba a Juan Soriano con una fantástica volea que, por desgracia, salió demasiado centrada y facilitó el trabajo al guardameta. Tiempo después, fue Andrés Martín el que lo intentó sin éxito.
El Racing trató de darle al menos incertidumbre al choque, como el viernes anterior, pero, por dentro, los futbolistas verdiblancos y hasta el propio técnico estaban contando los minutos para volver a casa. A su zona de confort. El pitido definitivo del colegiado terminó con el dolor.
Este miércoles, en el avión de vuelta desde Tenerife, quizá se produzca de nuevo la transformación. Cuando la expedición sobrevuele la Ría del Carmen y vea a su derecha la Bahía de Santander, podrá volver a ser el Doctor Jekyll de los Campos de Sport, y no el Mr. Hyde de cualquier otro emplazamiento del mundo mundial. Jugando en El Sardinero, el Sporting sí debe venir con miedo.
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