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Estaba el día de paparda. El equipo en buena dinámica, fiesta previa en Tetuán, en casa y ante un rival que suena más modesto de lo que es, con unos cuantos de los enemigos en la lucha por la fase de ascenso pegando con el ... morro contra el suelo... Vamos, una de esas papardas de las que el protagonista de ayer del tifo ha visto bancos y bancos en ene años de racinguismo. «Aeterna fidelitas ad scutum (Eterna fidelidad al escudo)», rezaba la obra de La Gradona de Los Malditos, alrededor de una imagen del abonado número 1, Mauricio Gómez. El sexto puesto estaba a tiro y dicen que, en «Domingo de Ramos, quien no estrena no tiene manos». El Racing respondió, aprovechó su oportunidad y durmió entre los mejores, a la espera de lo que haga hoy su tocayo de Ferrol en Albacete. ¿Está el play off? Que se ponga. ¿Domingo de qué? Domingo de ¡vamos!.
Racing
Ezkieta, Juan Gutiérrez, Mario García, Germán Sánchez, Manu Hernando, Íñigo Sainz-Maza (Grenier, min. 65), Iván Morante (Aldasoro, min. 75), Peque, Andrés Martín (Mboula, min. 46), Íñigo Vicente (Saúl García, min. 85) y Arana (Roko Baturina, min. 65).
2
-
1
Eldense
Vallejo, Toni Abad, Dumic (Íñigo Piña, min. 46), Carlos Hernández, Sergio Ortuño, Mario Soberón, Clemente (Pedro Capó, min. 59), Chapela (Ortuño, min. 74), Álex Bernal (Cris Montes, min. 46), Marc M. y Timor (Mo Dauda, min. 59).
Equipo arbitral Milla Alvendiz, asistido en las bandas por Tejero García y Ríos Vargas, todos ellos del Comité Andaluz. Cuarto:Mallo Fernández (Castilla y León); VAR: Moreno Aragón (Madrileño) y AVAR: Blázquez Sánchez (Madrileño).
Goles 1-0, min. 27: Peque. 2-0, min. 70: Roko Baturina. 2-1, min. 90+: Ortuño.
Amonestaciones Amarilla al local Germán Sánchez y a los visitantes Timor, Carlos Hernández, Cris Montes, pedro Capó y Dumic
Incidencias Campos de Sport de El Sardinero. Césped en aceptable estado, en una noche fría. 18.603 espectadores.
En el once de José Alberto –que volvía al banquillo tras dos encuentros de castigo–, la paciencia de Juan Gutiérrez tuvo el premio importante tras su debut esta temporada en el Carlos Tartiere. El comillano fue lateral derecho titular en una banda derecha completamente remozada, con la entrada de Andrés Martín en lugar de Mboula. La otra novedad fue la inclusión de Iván Morante en el doble pivote, en detrimento de Aldasoro.
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Borja Cavia
Lo mejor contra las papardas es atacarlas según vienen, así que el Racing les hizo frente ya de salida. La patada a seguir de Íñigo Vicente en el saque de centro estuvo a punto de cobrar sentido. Íñigo Sainz-Maza agarró el rechace de la defensa y dio paso a una acción de Peque, cuyo disparo duro y centrado tocó el meta Vallejo para evitar el gol. No se había cumplido ni el primer minuto y ya comenzó el rocánrol que tanto le gustan a José Alberto y los suyos. Sólo le faltan las melenas al míster.
Pim, pam. Pim, pam. Al Racing le anularon un gol de Arana por un fuera de juego claro del canario, pero era el derrotero claro hacia el que iba el encuentro. Iván Morante lo intentó con un disparo lejano, muy desviado. Mucho más clara fue la tentativa del cántabro Mario Soberón para el Eldense. Tras un buen movimiento, se plantó en el área y su tiro lo despejó bien, a córner, Ezkieta.
Vídeo resumen del partido
El susto le hizo mella a los verdiblancos, que perdieron metros y vieron cómo su rival los ganaba en campo cántabro. El meta racinguista se tuvo que hacer aún más grande para tapar un remate de Chapela en el segundo palo. Peligrosísimo. En el otro área, a los locales les faltaba la última conexión. El que más revoltoso andaba era Andrés Martín. El sevillano lo intentó con disparo raso que repelió Vallejo y que fue el preludio del segundo tanto anulado al Racing. Íñigo Vicente la puso atrás, Arana remató de primeras, volvió a despejar el arquero y Peque, atento, mandó el rechace a gol. Mano arriba y fuera de juego. En Santander, porque en Las Rozas tiraron de pinganillo. Los futbolistas esperaban el saque del portero en el centro del campo. Sin embargo, cuando el colegiado rectificó la decisión, los racinguistas se pegaron una carrera de más de sesenta metros para celebrar el tanto con La Gradona. Menudo sprint. Y Peque, más cerca del lesionado Braithwaite en la batalla por el pichichi. El catalán estaba mejor aquí que con la sub 21. Demostrado.
La acción del tanto verdiblanco tuvo consecuencias negativas. Andrés Martín tuvo que ser atentido de algún problema en los isquiotibiales de su pierna derecha y José Alberto mandó a calentar a Mboula. De todas formas, el Racing y su afición ya habían cogido la ola buena y el partido pasó a ser unidireccional. Arana lo intentó de vaselina, pero la parábola resultó demasiado fácil para Vallejo.
El colegiado mandó a Germán Sánchez a la banda por una hemorragia en la nariz. Y para arañar tiempo a la inferioridad numérica, Íñigo Vicente casi obligó a Ezkieta a hacerse el muerto sobre el césped. Trampuca. El colegiado no pareció tragarse la treta, pero al Racing le salió bastante bien.
El primer tiempo agonizaba, pero el equipo cántabro estuvo a punto de marcharse al vestuario con el segundo a cuestas. De un despeje de Manu Hernando, Íñigo Vicente inventó una acción de peligro y el pase atrás de Peque lo remató, forzado en el segundo poste, Andrés Martín al lateral de la red. Fue lo último antes del descanso. Un intermedio que, como era previsible, iba a traer la salida del tocado Andrés Martín. En su lugar entró Mboula en el extremo derecho.
El Eldense quiso meter una marcha más en ataque pero, con el Racing en ventaja, eso tenía un hándicap claro. Al equipo cántabro le gusta el intercambio de golpes, pero también el soltar el guantazo a la contra. Y eso es lo que pasó. Por partida doble. Vallejo tuvo trabajo. Primero para tapar un remate de Iván Morante y después, para sacar un tiro de Arana tras una buena jugada de Peque.
El equipo alicantino vio que estaba más cerca el 2-0 que el 1-1 y se fue metiendo cada vez más atrás. Y el Racing, encantado. Pero es verdad que le vendría bien a los verdiblancos hacer el segundo para acabar con incertidumbres y papardas sueltas por El Sardinero. Tras un ratuco en el que no pasó gran cosa, Íñigo Vicente sacó un tiro bien colocado que obligó al arquero visitante a estirarse para mandar a córner.
José Alberto llamó a Roko Baturina para sustituir a Arana en punta. El asturiano se mostró vehemente con el croata. El míster se daba golpes en el pecho y el delantero balcánico respondió con un inusual abrazo. Quizá en la búsqueda de la versión 2023 del ariete. Y algo más de motivación se vio por su parte. Al asturiano la estrategia le salió perfecta. Cinco minutos después, Roko Baturina recibía en el área un balón de Mboula y la coló para hacer el segundo. Porque ser entrenador no es sólo poner y quitar jugadores. Satisfacción en el cuerpo técnico.
El siguiente en la nómina de reclamados en la banda era Jeremy, que se cruzó por el camino al banquillo con Pol Moreno. El técnico preparaba su pieza para los partidos igualados a favor. Pero con el segundo tanto, el plan cambió y el míster llamó a Aldasoro. Engrudo para el doble pivote. El sustituido fue Iván Morante. Antes, Ezkieta tuvo que desbaratar un arranque de orgullo del Eldense que terminó con la tentativa de recortar distancias de Cris Montes. Después, un remate de cabeza de Ortuño se marchó por encima del larguero. José Alberto pedía calma en la banda:«Tocar, tocar, tocar». Un testarazo de Mo Dauda lo agarró el meta verdiblanco.
Para eso de mover el balón en el centro del campo, el míster optó por Grenier. A ver si por fin... El galo, que entró en el doble pivote por Íñigo Sainz-Maza. Junto a él entró Saúl García, por Íñigo Vicente para hacer doble lateral en la izquierda. Mientras el francés y el de Vioño aguardaban en la banda, Ezkieta tuvo que esmerarse para sacar de su portería un remate de espuela de Ortuño a la salida de un córner que iba para adentro.
En e tiempo añadido, cuando la gente estaba más a celebrar que a lo que pudiese pasar, Ortuño cabeceó en el segundo palo para recortar distancias. Los Campos de Sport quedaron en silencio, como si les hubiesen pillado en un renuncio. José Alberto se dio la vuelta hacia la grada para pedir un plus. Y la platea rugió. Y casi le da un parraque, cuando Ezkieta despejó de puños, obstaculizado por un atacante y el balón acabó en su portería. El árbitro señaló hacia el campo contrario. ¿Gol? No. Suspiro de alivio. Milla Alvendiz matizó para anunciar la falta sobre el portero y, de paso, devolverle la respiración al personal.
El partido terminó. 50 puntos. ¿Qué 50 puntos? El objetivo innegociable a principio de temporada ya no tiene quién lo recuerde. La noticia tras la victoria de ayer es que el Racing estará en Segunda División la temporada que viene. Bueno, no exactamente. No estará, seguro, en Primera RFEF, después de sumar, a falta de diez jornadas, la presunta marca obligatoria para la permanencia. Pero la otra Primera, la buena, está ahí. Aún lejos, borrosa, pero al final del camino. Y el equipo cántabro, con ese medio centenar de unidades en su casillero, se ha ganado la licencia para soñar. Entre luces de móviles, la grada rezó a su manera: «Oh, Racing Santander, nos van a ver volver».
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