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Los decibelios descendieron este domingo casi hasta niveles pandémicos en los Campos de Sport. La Gradona de los Malditos cumplió con lo que había anunciado: no hubo ánimos desde la Preferencia Norte como protesta por las medidas tomadas en torno a la afición ... racinguista tras las peleas de grupos radicales en las previas de los partidos frente a Oviedo y Málaga. El silencio de la Preferencia Norte se escuchó en El Sardinero.
La zona central de la platea quedó libre, como escenificación de la huelga de cánticos. Hubo intentos tímidos de interinidad acústica en otros puntos del estadio, pero no tuvieron mucho éxito. Incluso los participantes en el Mundial de bádminton, invitados al encuentro, iniciaron una ola que se quedó en salpicadura.
Rondando el minuto 5, junto al panel de los Malditos, una pancarta: «Animar no es delito». Los únicos gritos que salieron desde Preferencia Norte fueron para acordarse del patrón. «Tebas, vete ya». Una. Dos. Tres veces. Se contagio por las gradas, incluso a coro con el medio centenar de aficionados de la Ponferradina ubicado en la otra esquina del estadio. El mismo lema apareció tiempo después en otra pancarta en la Preferencia Este. Aplausos desde La Gradona por la solidaridad.
Y, como era de esperar, el silencio se hizo notar. Tanto, que cuando el equipo empezó a sentir debilidades tras el fallo del penalti, no tuvo quien le volviese a levantar. Tras el encuentro, el entrenador racinguista, Guillermo Fernández Romo, confirmó el efecto negativo de la situación. «Nos ha afectado y me preocupa, al cien por cien», dijo. En unos términos parecidos a los que usó el capitán, Íñigo Sainz-Maza: «Por supuesto que hemos echado de menos el apoyo de La Gradona en los momentos malos. Para nosotros es fundamental. Si algo nos gusta es el ambiente que se genera en El Sardinero. Hoy no se ha generado y, por supuesto que lo hemos echado en falta».
La tarde estuvo sosa. Porque la situación está enrarecida y porque el partido tampoco fue para guardarlo en vídeo. Pero además, porque el horario de las dos de la tarde es una mala broma. Quizá sea bueno para esos coreanos, –cuando regresen a sus casas– campeones del mundo por equipos de bádminton en Santander y que saltaron al campo y disfrutaron de la experiencia. Pero para los de aquí, para los aficionados de los clubes implicados en la competición, es un marrón.
El problema es que en el Racing es difícil encontrar el momento en el que todo vaya bien. Ahora que el equipo parece que funciona, la actuación de unos pocos ha llevado a la parroquia verdiblanca a una situación incómoda, que al final puede pasar factura hasta a los que deben ser los verdaderos protagonistas, que son los futbolistas y el balón. Recordando a Chuti Molina, que esta ronda la paguen los que la tengan que pagar. Y que regrese la normalidad.
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