Solabarrieta psicoanaliza a su equipo

El gol recibido ante la Real Sociedad B que supuso la derrota, los errores cometidos en el último cuarto de hora del partido ante los donostiarras, el pasito atrás que se dio, el poco protagonismo, la falta de acierto, el empecinamiento de un fútbol directo que no va con los jugadores... La intención es aprender de los fallos y ante el Arenas y en Urriche, frente al Amorebieta, no repetirlos.

Desde la portería al ataque. Todas las líneas se han sometido al análisis del cuerpo técnico. Lucas Díaz ha dado un paso adelante –nunca mejor dicho– y en Irún se pudo comprobar. De la misma manera que el asturiano se ha consolidado en el puesto con grandes intervenciones bajo palos, su juego aéreo no ha sido certero. El gol ante los donostiarras le señaló, le faltó decisión. Se le ha sometido a un trabajo específico para que sea valiente y respalde a la defensa con un mejor dominio de la parcela.

Tres aspectos tácticos que desde que pasó por El Sardinero el Sanse se han potenciado; el marcaje férreo a los delanteros, las subidas de los laterales y la presión alta. Con Mantilla y Gil se gana en intensidad en la marca, quizás por eso Matic y Gerson, más virtuosos del toque que del duelo, esperan su turno. El luxemburgués no estará ante el Amorebieta pues se marcha con su selección y a Matic, con buen dominio del juego aéreo, puede que le reserven para la estrechez de Urriche.

En cuanto a la presión alta, frente al Real Unión quedó claro que lo que ocurrió con el filial donostiarra no volverá a pasar. El Racing adelantará la línea de presión para incomodar al rival y robar en campo ajeno. Ante el Sanse, bien porque los canteranos de la Real Sociedad hicieron méritos, bien porque el equipo se echó atrás y le entregó el balón, se sufrió y se fue incapaz de llevar la manija. Prohibido terminantemente. El cambio fue radical en el Stadium Gal donde el equipo salió a presionar arriba mientras pudo. Todo hace indicar que el partido del domingo será muy distinto a los dos últimos. Solabarrieta, Riki, Traver, Soko... Todos los que han comparecido públicamente esta semana han señalado que, a priori, el Arenas no le discutirá la posesión al Racing. Precisamente por esta circunstancia, se espera que el protagonismo de Riki y Pablo Torre sea capital. Al asturiano se le ha arengado para que vuelva a recoger el bastón de mando y baje a recibir y a sacar la pelota.

Del mismo modo, el regreso del joven canterano en detrimento de un Cedric desacertado –fue titular en Irún– es una clara declaración de intenciones de a qué quiere jugar el equipo el domingo. El echarse atrás, como ocurrió ante el Sanse, obligó a correr a los 'jugones', entre ellos el propio Torre, sin balón y acabaron siendo sustituidos. Falta muy poco, pero nunca es tarde para darse cuenta de que incluso en los peores momentos del equipo, cuando fue capaz de hilvanar cuatro toques seguidos y jugar por abajo, fue mejor que el rival. En Irún, seis minutos acertados e inspirados fueron suficientes para ganar el partido. Solabarrieta y sus ayudantes técnicos –también los que le apoyan desde el despacho– son conscientes de que con el juego directo, y con Gil y Mantilla de constructores, no se crece.

El resto de aspectos que fue tratado –no solo este jueves– señalan la puntería de los delanteros, el juego a balón parado y la necesidad de que los extremos ejerzan de ello. La racha victoriosa –seis triunfos y un empate consecutivos– se rompió por la falta de acierto;los errores no forzados que terminaron fuera y que acabaron siendo determinantes. De ahí que se ensayasen –no solo en la sesión de este jueves– las finalizaciones con Jon Ander, Cedric, Capanni y los hombres de segunda línea. Trabajo extra para Mantilla y Gil en la defensa del juego a balón parado, un aspecto que el Arenas domina. Lo mismo les tocó esforzarse a Traver y Pablo Torre, que serán junto a Riki –dependiendo de la zona del campo– los encargados de sacar los golpes francos.

«Como cántabro es un lujo y para estar orgulloso ver que cada domingo salen unos cuantos canteranos en el primer equipo del Racing», reconoce Leandro Martínez (Colindres, 1994). El habilidoso futbolista, formado en la cantera del Racing, será el domingo uno de los argumentos ofensivos del Arenas de Getxo. «Fuera de casa no tenemos nada que perder, en casa sí hay más presión. Y para nosotros ganar en El Sardinero sería la salvación». Leandro fue el autor del gol vizcaíno en Gobela en aquel empate que le costó el puesto a Javi Rozada.

No se esconde y afirma que para él «será el partido más especial» desde que lleva jugando al fútbol, pero en esta ocasión su objetivo es «repetir lo de la primera vuelta, pero esta vez ojalá ganemos». Subió al primer equipo del Racing en una época «mala para los canteranos» y ahora ve con mucho agrado «este apoyo que parece que se está haciendo; el Racing debe ser lo que fue y cuidar lo de casa». Guarda en su retina el mejor momento como futbolista de su vida: «Yo estuve en la lista del día del plante ante la Real Sociedad en la Copa. Al final no me vestí pero estuve en el centro del campo y fue la mejor experiencia». Recuerdos en verdiblanco. Sin embargo, el domingo será rival y saltará al 'prao' dispuesto a amargarle la vida al equipo de su tierra. «El Racing tiene argumentos para todo, para hacer daño; en un campo como El Sardinero es favorito siempre, pero nosotros fuera de casa somos otros. Tratamos de combinar, de construir y necesitamos ganar.Será un partido muy bonito». Leandro señala que «ahora el Racing está fuerte» y aunque no quiere destacar nada en especial sí que quiere señalar a alguien. «Me gusta cómo lo esta haciendo Mantilla. Es de casa y se está ganando el puesto». Además, por las posiciones en las que juegan ambos, el duelo está servido. «Nos las tendremos juntos», indica con cierta ironía.

Le resulta «raro» ver al Racing en Segunda B, aunque no duda de que «es algo pasajero». El de Colindres ya sabe lo que es ganar al Racing. Fue con el Leioa en Copa del Rey, con Ángel Viadero en el banquillo santanderino. «Aquello fue Copa y el partido del domingo será distinto, aunque se parecen en que ninguno puede fallar».

Lamenta jugar en El Sardinero con límitación de público «porque nosotros jugamos para la gente y sin ella esto no es lo mismo, y mucho menos en un estadio como este». Después de tantos avatares no mira atrás con recelo. «Todo lo contrario. Yo en aquella época lo estaba haciendo bien, pero el club no miraba a la cantera y me llamó el Atlético de Madrid. Ahora me siento alegre de que sí cuiden a los chavales de allí».