Los sonidos de la Gradona

Vivir un partido de fútbol en la Gradona de los Campos de Sport es algo único. Especial. Hay compadreo, ilusión, tensión y, sobre todo, amor y pasión por unos colores. Acompañe o no el resultado. Es impresionante vivirlo y, por supuesto, escucharlo. El Diario estuvo en la Gradona el pasado domingo en un encuentro trascendental para el equipo (Racing 0-Zaragoza 2) y este es el resultado de los 90 minutos. Así suena la Gradona.

Presentación del rival. La alineación del Zaragoza por la megafonía del estadio desata los primeros abucheos. Un silbido por cada jugador rival. A pesar de que las aficiones se llevan bien, hay que dejar claro que se está en un campo legendario que aspira y sueña con volver a ser de Primera.

Un respiro para entonar el himno oficioso del Racing. Momento sagrado. Todos se saben 'la Fuente de Cacho'.

Cuando el megáfono anuncia la alineación del Racing la historia es muy distinta. La Gradona acoge a cada jugador con aplausos y vítores. Que se sientan en casa.

El árbitro pita el inicio del partido y comienzan los cánticos de la afición. Los tambores marcan el ritmo en el estadio.

Apenas dos minutos después llegó el momento que nadie esperaba. Al menos tan pronto. El Zaragoza se adelanta en el marcador. Pero la Gradona está a la altura. Es la hora de animar más que nunca. «Juntos somos más fuertes», grita el speaker.

Pasan los segundos y la afición no decae. Cántico tras cántico, el Racing llega a la portería contraria y la euforia de la Gradona va a más.

«Volveremos otra vez. Volveremos a Primera como en el 93». El racinguismo sueña con volver a Primera División. Lo roza con la punta de los dedos. Todos con un mismo objetivo.

Los racinguistas también están pendientes de los resultados del resto de equipos. Hay que hacer cálculos. Mientras, en el campo surgen nuevas oportunidades. La Gradona se crece. Ocasión tras ocasión.

«Vamos mi Racing mete un gol». Y como si lo hubieran invocado...

GOOOOOOOOL del Racing. Así se celebra el tanto de Andrés Martín. Saltos, gritos y abrazos de celebración. Auténtica locura en la Gradona.

La alegría dura poco. El colegiado, a instancias del VAR, anula el tanto.

Gol anulado y un arbitraje que para los aficionados deja mucho que desear. Así lo hacen saber.

Hay que seguir animando al Racing. Incluso, con la técnica de poner nervioso al portero del rival en el saque de puerta.

Llega el momento de más angustia. El minuto 63. Íñigo Vicente abandona el terreno de juego en camilla por un fuerte golpe. Manos en la cabeza en la Gradona y signos de preocupación. Vicente tiene que llegar, sí o sí, al encuentro contra el Villarreal B. Desde la grada, ánimos y aplausos al jugador.

Cientos de voces al unísono cantan 'Santander La Marinera'. El tiempo se agota y el Racing aprieta.

«Una última vez». El árbitro pita el final del partido. Un 0-2 agridulce pero que no sentencia nada. Todavía queda enfrentarse al Villarreal B. La afición no ceja en su apoyo a los jugadores.

Y como siempre, la tónica final del partido: el saludo a los jugadores que se acercan a la Gradona. Esta vez no es tan alegre como de costumbre. Hay poco que celebrar. Pero el ánimo se levanta entre todos. Los unos a los otros. Los jugadores aplauden a la Gradona y saltan con ellos. Los aficionados vuelven a mostrar su lealtad.

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