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El partido se disputó bajo un intenso aguacero.

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El partido se disputó bajo un intenso aguacero. Daniel Pedriza

Solvencia absoluta

El Racing golea sin paliativos al Calahorra para mantenerse firme como líder y se gana el derecho a soñar el próximo jueves en Copa frente al Betis de Quique Setién

Sergio Herrero

Santander

Domingo, 28 de octubre 2018, 08:21

Entre el Racing actual y los de las anteriores campañas hay muchas diferencias. Pero hay una que sobresale por encima de las demás:su notorio desprecio a la sensación de sufrir. Porque el equipo de Iván Ania ya ha demostrado que sabe jugar con el agua al cuello. Sin embargo, prefiere evitarlo. Le gusta más que el que achique con cubos sea al rival.

Racing

Iván Crespo, Buñuel, Jesús Puras, Julen Castañeda, Óscar Gil (Mirapeix, min. 60), Rafa de Vicente (Soberón, min. 66), Nico Hidalgo (César Díaz, min. 56), Quique Rivero, Jon Ander, Cejudo y Enzo Lombardo.

5

-

0

Calahorra

Nacho Zábal, Cristian Fernández, Morgado, Javi Barrio, Javier Duro, Cárdenas (Raúl Almagro, min. 46), Rodrigo (Alain Barrón, min. 73), Sergio, Ubis (Adrien Goñi, min. 55), Ortega y Barcina.

  • goles: 1-0, min. 12: Jon Ander. 2-0, min. 44: Cejudo. 3-0, min. 51 : Jon Ander. 4-0, min. 55: Quique Rivero. 5-0, min. 74: Jon Ander.

  • árbitros: Martínez Santos (Comité Gallego). Amonestó a los locales Mirapeix y Óscar Gil y a los visitantes Morgado y Sergio.

  • incidencias: Campos de Sport de El Sardinero. Césped rápido pero en buen estado pese a las intensas lluvias caídas en una velada fría y desapacible.

  • el público: 6.260 espectadores en las gradas según los datos ofrecidos por el club, pese al mal tiempo. Medio centenar de seguidores del Calahorra.

Al racinguismo superviviente del pozo le gusta más ver pasar el rodillo cada quince días sobre el césped de su templo. Esta vez le tocó al Calahorra perecer aplastado al paso firme del líder. La del jueves contra el Betis será otra historia, pero el Racing y toda su parroquia se han ganado un salvoconducto para soñar.

Ante el importante trajín que tiene la enfermería verdiblanca en las últimas semanas y con la bendita carga de partidos por la clasificación para los dieciseisavos de Copa, a Iván Ania no le quedó más remedio que hacer encaje de bolillos. Y de la defensa, la zona más castigada, un cubo de Rubik. El asturiano se saltó lo que dictaba la lógica y sorprendió con su elección. La baja definitiva de Jordi Figueras la cubrió haciendo debutar al canterano Jesús Puras en el lateral izquierdo y reconvirtió al habitual del carril zurdo, Julen Castañeda, como central. Para suplir a Sergio Ruiz optó por un centro del campo de toque en medio del diluvio y dio entrada por fin en el once titular a un Álvaro Cejudo llamado a ser jefe de la banda. Cayarga fue el que se cayó del once titular.

El equipo cántabro, sabedor de que a las tres iban a ser las dos y de que el 2-0 tarde o temprano iba a llegar, se puso a manejar el reloj. Pero bien, con el control total de la posesión y sin meter el trasero en el área propia. Los montañeses dispusieron de alguna opción más, como un tiro a la media vuelta de Cejudo que atrapó Zábal. Mientras tanto, los acercamientos riojanos se limitaron a un centro que no pudo rematar Ubis en boca de gol y un tiro de faltade Barcina que agarró Iván Crespo sin problemas.

Y pese a que el Racing no meneó la vid calagurritana con demasiada insistencia,

Otro de los poderes de este Racing es que, sobre todo en casa, es capaz de hacer mucho peores a los rivales. Porque el recién ascendido Calahorra estaba siendo, como el Langreo hasta quince días antes, uno de los modestos más aplicados del campeonato. Pero ayer, al igual que el equipo asturiano, fue un rival dócil para un Racing imponente. El cuadro riojano se descompuso definitivamente. Un buen pase a la espalda de la defensa de Quique Rivero dejó a Nico Hidalgo en una magnífica posición para servir a Jon Ander, que sólo tuvo que empujarla.

La ya

El Racing se había ganado el derecho a pensar con calma ya en el dulce copero del próximo jueves frente al Betis. E Iván Ania dio descanso a Óscar Gil para, esta vez sí, darle la oportunidad del estreno a Mirapeix en el centro de la defensa. Fue una tarde para los chavales, porque poco después Rafa de Vicente caía tendido sobre el césped por problemas en su espalda y el técnico asturiano obsequió al canterano con un ratuco de juego en un choque para lucirse. Y el atacante aprovechó la ocasión con una fantástica acción.

Pero antes, Enzo Lombardo mandó una pelota a la cepa del poste tras uno de sus ya rutinarios pedaleos por la frontal del área. Francia es tierra de ciclistas. El balón, tras chocar contra el palo, en su regresó pegó en la cabeza de Zábal antes de irse fuera. Ahora sí, Soberón quiso ser protagonista, pero compartió el premio. Generoso. El canterano se plantó solo ante el portero, pero en lugar saborear la gloria del gol iniciático con el primer equipo después de muchos años de habitar en La Albericia, cedió a su izquierda para Jon Ander. El vasco remató horrible, al cuerpo del portero. Sin embargo, acertó a la segunda, después de que el rebote le fuese a la cabeza. El tercero de la tarde para el alavés.

El partido se acabó y la afición se volvió a marchar contenta de los Campos de Sport. A lo bueno se acostumbra uno rápido.

Hace apenas año y medio Diego Mirapeix (Santander, 2000) estaba virtualmente fuera del Racing. Si Jordi Figueras, que al final ha entrado en la convocatoria, no está hoy en plenas condiciones, puede ser titular. Debe serlo, salvo que Iván Ania se guarde una ... mayúscula sorpresa. Un juvenil para estimular -solo si el catalán no se recupera a tiempo- a una plantilla tan cara como competitiva que tras un paseo triunfal se llevó la semana pasada la primera bofetada. Y se lo quiere hacer pagar este sábado (19.00 horas) a un Calahorra que solo ha jugado en los Campos de Sport frente al Racing B. Y hace ya un puñado de años. Es la víctima propiciatoria para resarcirse de aquel correctivo de Gijón. Completamente injusto, por cierto. Porque el error forma parte del fútbol. El de los futbolistas, de los entrenadores, de los directivos y hasta de los aficionados y, por supuesto, de los árbitros. Lo que pasa es que lo del fin de semana pasado con los equipos cántabros fue cebarse. Mientras al Racing le escamoteban un penalti, le señalaban otro que no era y le expulsaban a un futbolista de forma casi inaudita, la Gimnástica se topó con una pena máxima en contra que tampoco lo fue. Y pidió otra a favor en el segundo tiempo. Que el fútbol se cebó, vamos. Y que de existir el VAR en la categoría de bronce los resultados hubieran sido diferentes.

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