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El ejemplo de que en el Racing esta temporada existe un gen ganador es el de Quique Rivero. El cántabro llevaba tres partidos sin jugar, incluso en alguno no estuvo ni convocado. El pasado domingo no le tembló el pulso en el minuto 89 para tirar un penalti definitivo: ... «Cuando estoy en el campo el tirador soy yo», asegura. No se trata de que un jugador en cuestión -en este caso el canterano- tenga mucha personalidad sino que va más allá. «Estoy disponible para jugar lo máximo. Tengo confianza y los compañeros confían en mí y creo que esto es muy importante». Ni más ni menos. El equipo es más que nunca un grupo de futbolistas.
El autor del gol de la victoria ante el Izarra destaca la clave del éxito de estos cinco meses: «La temporada que llevamos y el nivel que ha dado la plantilla no se hace con once jugadores ni con doce. Se hace con una plantilla larga y buena», añade. Destaca el potencial colectivo de un Racing en el que cada vez es más difícil hacerse un hueco y esa exigencia individual por no quedarse fuera de la ruleta redunda en el bien del grupo. «Todos los integrantes valoramos los minutos que tenemos y sabemos que si no lo hacemos bien, incluso si no lo haces en los entrenamientos, no juegas».
1 Vitoria-Racing 0-2. Quique Rivero
2 Barakaldo-Racing 0-1. Dani Segovia
3 Sporting B-Racing 3-1. Quique Rivero
4 Racing-Calahorra 5-0. Quique Rivero
5 Racing-Athletic B 3-1. Quique Rivero
6 Amorebieta-Racing 1-3. Álvaro Cejudo
7 Arenas Getxo-Racing 0-1. Rafa de Vicente
8 Racing-Izarra 1-0. Quique Rivero
La competencia no es algo nuevo. Sin ella el equipo se vuelve previsible y mediocre y a diferencia de lo que se pueda pensar, -explica Rivero- «los puntos que llevamos y la diferencia que tenemos con respecto al segundo es por eso, no porque haya dos jugadores buenos». El caso del cántabro es singular. Su fútbol y sus características son muy precisas. «Saco más mis virtudes cuando tenemos el balón y mis virtudes vienen bien al equipo para que tenga el balón». Este juego de palabras define a la perfección lo que se consigue cuando él está en el campo. Ante el Izarra saltó al terreno de juego en la última media hora e hizo crecer al equipo. No le preocupa la forma de ganar de los últimos partidos: de penalti y muy justo. Y lo explica de un modo convincente: «Llevamos cuatro partidos ganando, como quien dice en los últimos minutos, pero siempre en las segundas partes estamos el 80% en el área rival y así es más fácil que las ocasiones las hagamos nosotros».
No cabe duda de que el dominio del Racing en los minutos finales es demoledor, aunque tampoco es menos cierto que en las primeras mitades sí que pierde gas. Y ese mal le afectó ante el Izarra: «Nos precipitamos mucho en querer finalizar y dimos pases de menos. Somos críticos», reconoce el futbolista. El propio Rivero admite que «ahora nos está costando más dominar los partidos y estamos más cerca de ganar que de perder; al principio dominábamos más y creábamos más ocasiones».
Rivero no cambia el registro ni para jugar ni para decir lo que piensa. «Con esa frialdad cuando salen bien las cosas te elogian y cuando salen mal... Esto es como todo, tengo mi manera de jugar y en muchos momentos le viene bien al equipo. Y ayer -por el domingo- lo necesitaba», reconoció. Y en parte tuvo razón. Su fútbol le hizo dar un paso adelante a su equipo. También admitió que «el nivel de la plantilla es altísimo y todos estamos para lo mismo».
No obstante, y pese a no haber participado en las últimas jornadas, el cántabro se ve disponible y confiado: «Yo me veo jugando todos. Voy a todos los campos pensando que voy a jugar siempre». Y es que con los cinco jugadores que hay para el puesto de pivote -ahora con la llegada de Mario Ortiz- lo de jugar se pone caro. «No hay un pivote igual y muchas características para diferentes partidos. Eso es muy bueno para el equipo».
En cuanto a la forma de tirar los penaltis, poco más que decir. «No suelo ser nervioso y no pienso mucho cuando tengo que tirar. Sé muy bien cómo los quiero tirar y el tirador soy yo cuando estoy en el campo». Genio y figura. No se amilana. Finalmente, admite que lo de «ganar en el último minuto, a la épica, engancha a la gente y es de agradecer que la gente venga. Y pone un ejemplo de lo importante que es: «El día del Mirandés a partir del empate a dos el público nos llevaron en volandas».
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