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Las estrellas de Nando Yosu y Manolo Preciado fueron la llave. La proximidad con los Campos de Sport de El Sardinero ayuda, pero realmente lo que ha convertido a Tetuán en la sede de las celebraciones y festejos antes de los partidos ha sido « ... la buena predisposición que siempre han tenido con nosotros», explica David González, directivo de la Gradona de los Malditos.
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El popular barrio santanderino será mañana, de nuevo, el centro de operaciones de una nueva quedada que han organizado la Asociación de Peñas del Racing y La Gradona de los malditos. Habrá reparto de raciones de marmita y música en directo y una sobremesa larga que compartirán con los bares de la zona. «Ellos son los primeros que se brindan siempre a echar una mano, a colaborar y a ayudar en lo que nos haga falta», añade González. No existe tampoco una conexión histórica ni especial entre la zona y el racinguismo, sino que más bien esa amistad indisoluble que parece haber surgido es reciente. Se remonta a 2017, cuando las estrellas de Nando Yosu y Manolo Preciado ocuparon un espacio en ese paseo de la fama cántabro y muy particular que el barrio recoge en su plaza de Amaliach. «Allí también se recuerda a Ángel Meñaca, el eterno presidente del Rayo Cantabria, y no podemos dejar de pensar que de allí al campo es un paseo», señala Judith Jambrina, presidenta de la APR.
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Desde aquel 2017, el barrio pasó a ser uno de los lugares elegidos para los aficionados. «El barrio aún conserva esa forma tan típica de las calles de Santander; es muy cómodo, amplio y nos tratan muy bien», explica la presidenta del colectivo.
«Estamos encantados. Nos hacen sentirnos un poco parte de todo», señala Justo Pérez, vecino del barrio, de los que no falla «cada vez que montan algo». «Le da ambiente al barrio, claro que sí. Al lado de casa», añade Rosario Mendice, que vive «desde hace muchos años un poco más arriba», en la unión con Barrio Camino y cuyos nietos se han criado «por allí dando patadas al balón».
Ese matrimonio surgido entre los peñistas y la Asociación de Hostelería de la zona provocó que la APR decidiera que los festejos del 105 aniversario del club (2018) se celebrasen allí. Fue entonces cuando la gran predisposición de sus vecinos y hosteleros hicieron lo demás. «Siempre hay buen rollo; nos llaman, colaboran, facilitan las cosas... Aportan unos algo, otros ayudan. Hay buena sintonía y la gente está a gusto», añade Judith Jambrina.
«El barrio aún conserva esa forma tan típica de las calles de Santander. Es cómodo y nos tratan bien»
«Nosotros no hemos dicho que no a nada.Para adelante.Todos salimos beneficiados»
«La buena predisposición llega en un momento en que el racinguismo estaba necesitado de alegrías»
«Ellos son los primeros que se brindan a ayudarnos y que no nos falte de nada»
El Racing parece haber puesto de acuerdo a unas cuantas partes. La APR y la Gradona de los malditos, por un lado, son los precursores de las ideas, y la Asociación de Hostelería de Tetuán le da continuidad. Ahí entra en la ecuación el Ayuntamiento de Santander, que gracias a su fuerza y operatividad se encarga de facilitar las cosas. Los cierres de las calles, la instalación de carpas, ubicación de puntos de luz para la música y los actos... Todo es más sencillo cuando todos caminan en la misma dirección. «El consistorio siempre nos facilita todo; corre de nuestra parte contratar los seguros correspondientes que se requieren para cada acto, pero luego ellos facilitan el consumo y puesta punto de las instalaciones, de la electricidad...», admite González. La otra pata del banco es el Racing, que «ahora colabora y se nota. Se ha dejado atrás esa época en la que el club no ayudaba», explica Aitor Alexandre, miembro de la Gradona. «Estos eventos son necesarios para seguir creando músculo, para hacer que el racinguismo encaje aún más en la sociedad». Para Alexandre, esta buena relación «llega en un momento muy bueno, con lo necesitados que la afición y el Racing estaban de alegrías y de buenos momentos».
La Asociación de Hostelería se implica en todo. Jaime Ruigómez es su presidente y es el primero en ver con buenos ojos todo tipo de apuestas en común que «revitalicen el barrio y creen ambiente». Para Ruigómez, «el Racing es un sentimiento que aglutina a mayores y pequeños y tener en nuestra casa a su afición es un placer; además, los bares y locales de la zona también me consta que se implican, que colaboran... Nosotros no les hemos dicho que no a nada. Para adelante. Todos salimos beneficiados».
Otras veces, cada uno de los once establecimientos que forman parte de la Asociación hacían su parte, pero para mañana será algo común. «Hemos encargado la marmita a Ampros, que hace una labor social tremenda y nos la servirán aquí y a repartirla», explica el presidente hostelero. Al precio de tres euros la ración, se hará una recaudación que en este caso se destinará a la ayuda en el tratamiento que está recibiendo Marcos Muñoz, un joven racinguista que lucha contra un cáncer. Música en directo, sobremesa larga y al campo. No habrá corteo hasta el estadio. La próxima vez no faltará. La tradición no puede perderse.
La Mulata, Asador Aranda, Marucho, Magnolia, Flor de Tetuán, Casa de Comidas, Bar Tino, El gallinero, Bodegas San Fermín, Tapas 53 y Doctor Chicken forman parte de la Asociación de Hostelería que colabora abiertamente con la APR y la Gradona de los Malditos, así como con el Racing y el Ayuntamiento de Santander en todos los eventos que organizan los colectivos verdiblancos antes de los partidos. Los once se involucran con las iniciativas y cada uno pone de su parte para facilitar las reuniones; precios económicos, promociones...
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