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Santamaría, con el número 5, felicita a Pardo por su trofeo a la regularidad antes del partido ante el Mallorca. dm
El título que se esfumó en Mallorca

El título que se esfumó en Mallorca

MI SAQUE DE ESQUINA ·

En 1960 el Racing luchó por el trofeo de campeón de Segunda, pero finalmente se lo llevó su rival, el equipo mallorquín

Viernes, 3 de junio 2022, 07:16

Entre la ambición y el conformismo se encuentra la frontera de la excelencia. Es un simple paso que rebasa una línea imaginaria para definir a los verdaderos campeones, aquéllos que van más allá de cumplir el objetivo y procuran ser únicos.

Pero no es fácil ... lograrlo. Los ascensos aletargan los deseos y se entretienen en la complacencia, como en 1960, con otro de los grandes equipos con los que se deleita la historia racinguista y que logró el ascenso a Primera División como campeón de su grupo. El entrenador, Louis Hon, había logrado combinar con maestría a los valiosos canteranos con los fichajes venidos del C. F. Barcelona. Y desde el inicio, el Racing se situó en las primeras plazas de la clasificación. En la octava jornada, gracias a su victoria por cinco a uno sobre el Sporting (entonces Real Gijón), los cántabros se colocarían líderes. Aquella victoria supuso un punto de inflexión, algo parecido a lo que significó la victoria en Riazor esta temporada, no sólo porque a partir de ese momento el Racing ocupó una primera posición que no abandonaría a lo largo del campeonato, sino porque además batió ampliamente a uno de los equipos más fuertes de la categoría. Se llegó a la penúltima jornada con cierto temor y preocupación cuando se recibió en Santander al Celta. En caso de victoria, los vigueses superarían a los cántabros en la clasificación, arrebatando a los racinguistas el ascenso que tanto tiempo habían sostenido en sus manos. Pero un empate daba el ascenso al equipo santanderino. Fue el partido más emocionante y el que más público atrajo a los Campos de Sport en toda su historia. Los cántabros se adelantaron en el marcador por medio de Sampedro, pero los vigueses empataron a falta de cinco minutos para el final. Fueron cinco minutos de incertidumbre que estalló con el pitido final, como cuando se empató contra el Celta B el pasado primero de mayo.

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