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El Racing se ha propuesto aprovechar el parón competitivo en todos los aspectos. Si para los jugadores que llegaron a Santander faltos de forma tres semanas sin partidos oficiales puede ser un periodo extra para recuperar la forma, para el cuerpo técnico es el momento de ensayar los planteamientos que no pudo por falta de tiempo y jugadores. A Javi Rozada le han dado una bola extra inesperada para preparar el estilo de juego que siempre quiso utilizar: 4-4-2.
El míster, ahora que cuenta por primera vez con toda la plantilla, no ha esperado para trabajar el dibujo con el que siempre se ha encontrado más cómodo -en el Lealtad, Vetusta, Oviedo...- desde que ocupa un banquillo. En el mes de julio, cuando se puso el chándal verdiblanco por primera vez, sus primeros intentos fueron encaminados a jugar de esta manera, pero la ausencia de laterales y de delanteros «como a mi me gustan» -aseguró tras el primer amistoso ante la Real Sociedad B- se lo impidió. Sin Pablo Andrade, Joan Maynau... Sin la llegada de Patrick Soko -a quien aún no le dio tiempo a debutar- o los puntas Adrián Balboa o Cedrick, que llegaron muy tarde, el entrenador asturiano buscó soluciones de urgencia. Utilizó en los duelos de pretemporada en banda a chavales de la cantera como Nico Santos, Saúl, Simón... «Ha sido un partido de pretemporada. Pero nos ha faltado estar juntos, que las bandas jueguen como a mí me gustan. No tengo a los jugadores para jugar como quiero», aseguró Rozada en un exceso de sinceridad que llamó la atención.
Primero fue el filial donostiarra, luego la Gimnástica, Lealtad, Bilbao Athletic, Sporting B... Y así hasta el último amistoso ante el Alavés B. A Rozada tampoco le llegaban los centrales que pedía y los que estaban se lesionaban, como fue el caso de Óscar Gil. Con las piezas que manejaba, el asturiano intentó jugar con una defensa de cuatro, con Jordi Figueras y Álvaro Mantilla como centrales, hasta que llegó Alberto Villapalos a quien le recolocó en el centro del zaga. Su primera tentativa fue la de utilizar un 4-2-3-1, sobre el campo, en el que los laterales variaban entre Mantilla, tímidamente Diego Ceballos, ambos por la derecha, y en la izquierda Pablo Andrade. Pero donde encontraba su talón de Aquiles era en las zonas de exterior, donde no contaba con la profundidad que deseaba. Állí, Álvaro Bustos, Pablo Torre, Marco Camus o Álvaro Cejudo se pegaban entre ellos para hacerse hueco en una línea de tres por detrás del delantero. Sin embargo, ninguno encajaba como un guante en un frente ofensivo que no era el predilecto en la pizarra del asturiano. Todos tienen un perfil eminentemente ofensivo y el equipo se parte a la hora de defender.
Para Rozada, el planteamiento con tres centrales y dos carrileros ha sido una medida de urgencia que le ha salido bien. No le ha convencido el juego, pero sí los resultados. Con este dibujo, el Racing ha generado poco fútbol, pero se ha mostrado muy sólido en defensa. El esquema favorece la entrada en el equipo de los centrales, obviamente, que tienen sitio; Óscar Gil ha mostrado una versión muy madura, Figueras al jugar arropado ha mejorado y Matic se ha reforzado. Sin embargo, el mismo esquema perjudica a los futbolistas de ataque, porque se quedan sin sitio. Así las cosas, en un equipo con dos carrileros la línea de creación sale damnificada. Álvaro Cejudo ha visto como se iba al banquillo y otros futbolistas como Marco Camus o Álvaro Bustos, se veían obligados a jugar en una posición con muchas más obligaciones que en su puesto habitual. En la demarcación de carrilero es necesario ocupar la banda entera, dosificar los esfuerzos en ataque para cumplir en defensa y evitar riesgos. De esta manera, es evidente que ambos no pueden sacar todo lo que tienen. El sistema les perjudica. Del mismo modo que ellos salen damnificados, los delanteros se benefician porque pasan a optar a dos plazas, a diferencia de cómo empezó el esquema táctico del Racing en el que sólo había sitio para uno. Así las cosas, a Cedric, que parece el elegido a ser la referencia, le acompañó Adrián Balboa o Jon Ander. Son cuatro efectivos –Siverio es el cuarto– para dos plazas. El planteamiento 3-5-2 permite a Pablo Torre jugar suelto detrás de los dos puntas en una posición en la que se desenvuelve perfectamente y se convierte en un futbolista determinante. En parte, la utilización de este sistema se justifica por la necesidad de que el joven jugador pueda ocupar una posición en el campo en donde realmente haga daño y no se aleje excesivamente de la portería rival.
Así las cosas, y sin que los delanteros que necesitaba el míster -y el equipo- firmasen por el Racing, Rozada veía como el Racing apenas generaba ocasiones en ataque. Los resultados en la época estival no fueron malos, pero el fútbol no era fluido, algo que el entrenador reconocía siempre que era preguntado. Así se llegó a la última semana antes de comenzar la Liga, con un Pablo Torre asentado, con muchas dudas en el juego exterior y sin delanteros que completaran un ataque de su gusto. Y de repente... Andrade y Marco Camus se lesionan y los planteamientos tácticos se dan la vuelta un poco más.
Fue entonces, la víspera del debut ante el Portugalete, cuando Rozada ensayó un sistema nuevo con tres centrales, dos carrileros y dos delanteros. Aprovechó la llegada de Bernardo Matic sobre la bocina y armó una zaga con Jordi Figueras, Bernardo Matic y un Álvaro Mantilla reconvertido por exigencias del guión. Utilizó a Álvaro Bustos e Iñigo Sainz-Maza como carrileros de urgencia y le dio el ataque a Jon Ander y Pablo Torre, con Álvaro Cejudo caído a banda. El resultado fue malo (1-1) y el juego peor. «No podemos permitirnos esto», recalcó un Rozada muy critico. No cambió el dibujo en Lezama -en la segunda jornada liguera mantuvo el mismo dibujo, pero el partido ante el Portu le pasó factura a Álvaro Mantilla y a Álvaro Cejudo; y Nana y Cedric, nada más llegar saltaron al 'prao' sin esperar.
No se ha escondido y siempre lo ha dicho:«Cuando tengamos los jugadores que me gustan, jugaremos así». Y en cuanto los ha tenido ha comenzado a ensayarlo. «Me encuentro mejor de lateral», declaró Maynau. «Me es difícil jugar de carrilero, pero...», señalo Bustos. «Lo que necesite el equipo, pero no es habitual para mí», añadió Camus. Es evidente que el sistema 4-4-2 será bien recibido por la gran mayoría de la plantilla, porque es raro que no hayan jugado con él en su carrera.En cambio el 3-5-2 es un tanto especial que supone un rodaje y multiplicar las obligaciones para alguno de ellos. Como todo, tiene sus pros y sus contras para diferentes tipos de futbolistas. Con este dibujo, sobra un central, probablemente Óscar Gil sea el señalado; tampoco hay sitio para mediapuntas y los hombres de banda deben tener recorrido. Por eso, Álvaro Cejudo –pese a su calidad– o Ismael Benktib pueden tenerlo difícil. Los laterales lo acogen con gusto, puesto que los defensas específicos de banda, con este sistema, se ven más arropados y no se les obliga que abarquen toda la banda. Su obligación será la de defender e incorporarse al ataque cuando se pueda. Diego Ceballos se ha ganado el puesto y Joan Maynau, con Pablo Andrade tocado, tiene el carril zurdo abierto. En el centro del campo sigue habiendo sitio para dos plazas, por lo que será un duelo de competencia individual entre los efectivos:Nana, Martín Solar, Alberto Villapalos e Iñigo Sainz-Maza e, incluso, Ismael Benktib. De ellos jugarán dos. Dos detalles más de este sistema;para Rozada es innegociable jugar con dos delanteros, por lo que la presencia de Pablo Torre se traslada a una banda o a un lugar en un hipotético rombo. Hay sitio para dos puntas, salvo que Torre sea uno de ellos y con ello se ganaría un hombre de banda. Hay matizaciones en este dibujo que sólo depende del deseo de Rozada y del objetivo que busque con ello.
Ante el filial rojiblanco, el resultado volvió a tapar una insatisfacción en el juego; el Racing estuvo serio en defensa, no le inquietó el Bilbao Ahtletic, pero se mostró muy parco en ideas ofensivas. No creo fútbol y volvió a marcharse casi sin general ocasiones. Lo mejor de todo, la efectividad. Las lagunas defensivas en la banda izquierda con un Bustos obligado a ocupar la banda entera, afortunadamente, no fue utilizada por los de Joseba Etxebarria.
Es junto a Pablo Torre el jugador con más talento de la plantilla, sin embargo se quedó sin sitio en el sistema anterior y ahora con el 4-4-2 no es fijo que Rozada lo coloque en banda. El míster quiere un extremo al uso y el cordobés, que cumplió en su carrera en ese puesto, ya no tiene esa capacidad física. Puede salir damnificado con el cambio.
Se ha convertido en el jugador más determinante, pero la necesidad de que juegue cercar de portería hace incierta su posición. O Rozada dibuja un rombo en ataque, con Torre detrás del delantero, o el joven futbolista partirá de banda, pero un tanto alejado de la zona de peligro. Torre seguirá siendo decisivo en el esquema de Rozada en el ataque.
Pese a haber cuajado sendas actuaciones más que notables, ante Athletic B y Alavés B, el defensa puede salir del equipo si se confirma el nuevo esquema. Al pasar a jugar con dos centrales, Jordi Figueras y Bernardo Matic pueden sacarle del centro de la zaga. O bien él o bien Figueras, puesto que Matic parece haber salido reforzado en este inicio de Liga.
Con Pablo Andrade aún renqueante, el catalán gana enteros para ocupar el puesto de lateral izquierdo. Además, el cambio de sistema le abre las puertas, al ser un futbolista específico para la posición. Este parón competitivo le ha servido para ponerse a punto, ya que llegó a Santander fuera de forma y se lesionó en el primer entrenamiento en Santander.
El asturiano es un jugador de banda específico y la modificación del sistema puede favorecerle el sitio, ahora bien la competencia es enorme. Pablo Torre, Álvaro Cejudo, Marco Camus y un desconocido Patrick Soko le pelearán el puesto. El extremo ha funcionado en los tres partidos disputados, pero ahora sale de una lesión que puede hacerle perder el sitio.
En el tercer acto liguero, ante el Alavés B, de nuevo Rozada cambió sus piezas, pero no el tablero. Hubo futbolistas que salieron damnificados y a otros se les abrieron las puertas, pero el sistema no cambió. Con Pablo Andrade de baja y Joan Maynau fuera de forma, al míster seguía sin encajarle el 4-4-2 y repitió el dibujo con tres centrales y dos carrileros. No obstante, su rueda de prensa al finalizar el duelo en El Sardinero ante los vitorianos fue premonitoria. «Seguramente cuando estén todos disponibles juguemos con cuatro en defensa», reconoció. Lo dijo sin que con ello se quisiera dar un tiro en el pie, ya que 'en el fútbol lo que funciona, mejor no cambiarlo' -como en la vida-, pero sí demostrando que su deseo era cambiarlo. Los entrenamientos de esta semana avalan ese más que probable proceso.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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