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Vino a Santander para jugar el Torneo 'Príncipe de España', y su equipo, el Os Belenenses, se llevó el trofeo a Lisboa. Pero en realidad, aunque el Racing no ganó ningún partido en aquella competición, el trofeo más valioso e importante se lo llevarían los ... cántabros al fichar a aquel jugador.
La estrategia futbolística donde la infantería se refugia detrás del autobús era la preferida del entrenador racinguista, José María Maguregui. Había conseguido el segundo ascenso a Primera con el conjunto cántabro y, aunque su método no gustaba a los exquisitos de los Campos de Sport, tenía todos los respetos de la afición. 'El Magu' prefería a los jugadores marciales y disciplinados, por eso se mostró receloso cuando Joaquim Lucas Duro de Jesús, más conocido como Quinito, apareció con su larga melena, su barba poblada y su vestir moderno y desenfadado.
Quinito nació en Setúbal en 1948. Comenzó a jugar en los juveniles del S. C. Comercio e Industria de su ciudad natal en 1964 y luego pasaría al Vitoria Setúbal, uno de los históricos fundadores de la Primera División de Portugal. Con motivo del inicio de sus estudios de Medicina se trasladaría a Coimbra, a su famosa universidad, circunstancia que le permitió jugar en el Académica Coimbra (1967-69), otro histórico del fútbol portugués, donde debutó en Primera División. Luego se incorporaría al Os Belenenses (1969-75), equipo de Lisboa donde continuó jugando en la máxima categoría de su país.
La vida de Quinito iba a cambiar cuando el Racing invitó al Os Belenenses a jugar el V Torneo 'Príncipe de España' en el verano de 1975, cuando este tipo de competiciones se habían extendido entre los principales clubes. José María Maguregui continuaba al frente del equipo después del nuevo ascenso a Primera y había pedido hombres experimentados en el centro del campo para lograr la permanencia. La directiva consiguió el regreso de Juan Carlos Pérez que, a pesar de contar con ofertas mucho más tentadoras, prefirió venirse al Racing después de su brillante carrera en el Barcelona. Otro hombre importante fue el valenciano Sergio, campeón de Liga en 1971 manejando el centro del campo del Valencia. El tercer jugador aún estaba pendiente tras el frustrado fichaje del finlandés Jouko Suomalainen, internacional con su país, que después de comprometerse e iniciar los entrenamientos en Santander se marchó sin demasiadas explicaciones.
Fue en ese torneo cuando el Racing comenzó la pretemporada, y además del Os Belenenses se contó con la participación del Honved de Hungría. El Racing y el Os Belenenses abrieron el torneo el 14 de agosto. Los portugueses contaban con varios internacionales en sus filas. Maguregui alineó a Santamaría, Díaz, Chinchón, Lolo, Juan Carlos, Geñupi, Sergio, Ufarte, Aitor Aguirre, Portu y Zuviría. El Racing se adelantó gracias a un centro de Díaz que remató Zuviría. En la segunda parte, un fallo de Santamaría peleando un balón por alto proporcionó a los portugueses el empate con el que finalizó el encuentro. El público se quedó prendado de la técnica y el estilo de Quinito.
Al día siguiente, Quinito ratificó su calidad. El equipo lisboeta ganó 4-2 al Honved con una lección de fútbol de Quinito que marcó el cuarto gol de su equipo cruzando la pelota a la salida del guardameta húngaro. Durante aquel torneo se iniciarían las negociaciones para su fichaje.
Quinito fue un jugador diferente. No era el típico futbolista de los años setenta. Bohemio, con inquietudes sociales, era amante de la lectura, la música y la buena comida. Vestía con pantalón de pana, una cuerda a modo de correa y botas camperas, pero conducía un Porsche. Su carácter rebelde también se manifestaba en el campo con una magia especial que no siempre surgía, porque alternaba actuaciones brillantes con partidos en los que desaparecía.
Con su aportación, en aquella temporada el equipo abandonó su obsesión defensiva (fue el más goleado) y se dedicó a crear y a atacar. Es cierto que contribuyó a ello el regate musical de Ufarte, la solidez organizativa de Juan Carlos y el eficaz ariete de Aitor Aguirre que marcó 18 goles, de tal manera que el autobús de Maguregui se convirtió en una pieza de artillería de goles y creatividad. Sólo los cuatro primeros de la clasificación pudieron meter más goles que el Racing en aquella temporada. Su fortaleza en los Campos de Sport se evidenció ganando a los tres mejores en la clasificación final: el campeón, el Real Madrid (1-0); el subcampeón, el Barcelona (2-1) y el tercer clasificado, el Atlético de Madrid (4-3). Además, para escenificar el instinto goleador de aquel equipo, hasta el portero, Juanjo Santamaría, llegaría a marcar un gol, el primero de un guardameta en la Primera División española. Naturalmente, el objetivo de la temporada, la permanencia, se cumplió sin agobios y de forma anticipada.
Después de tres campañas en Santander en Primera (1975-78), Quinito regresaría a su país para retirarse en el Sporting de Braga (1978-80), club en el que también comenzó su labor como técnico. Su apariencia de náufrago en el océano futbolístico de Maguregui dejó en Cantabria un recuerdo grato que sigue grabado como uno de los mejores trofeos del Racing.
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