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Con nueve rivales vascos, Racing y Laredo representarán al futbol cántabro con unas metas muy diferentes.
Universos paralelos

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SEGUNDA B ·

Segunda División B. Grupo 2. Subgrupo A. Así de largo y retorcido es el nombre de la competición en la que se verán las caras Racing y Laredo con objetivos y situaciones divergentes

SERGIO HERRERO | ASER FALAGÁN | JOSÉ COMPOSTIZO

Sábado, 17 de octubre 2020, 07:37

El covid lo cambió todo. También la Segunda B. Ya se barruntaba la remodelación, pero la pandemia y el parón la precipitaron y esta temporada será la última de una categoría que mezclaba de forma caótica equipos profesionales y aficionados. La despedida y cierre tendrá dos protagonistas cántabros: un Racing al que el chutismo envió al pozo y un Laredo que vuelve a ser de bronce tras seis lustros. Los dos emularán en cierto modo, gracias al enrevesado sistema de competición de esta nueva y fugaz Segunda B, el viejo Campeonato del Norte de hace un siglo. Y es que con ellos estarán el Arenas y el Real Unión. Y no el Athletic y la Real, pero sí sus filiales: Bilbao Athletic y Sanse.

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El caso es que los verdiblancos, reinventados en un regreso a su esencia en club de cantera después de fulminarla, deben volver a empezar. El Racing se reconstruye con la sensación de que se han perdido seis años, pero sobre todo los dos últimos, en los que la gestión plenipotenciaria de Chuti Molina esquilmó el club y agotó la paciencia del entorno con la permisividad de Alfredo Pérez y Pedro Ortiz. No tienen esos problemas de concepto en Laredo, donde se afronta el curso desde la modestia y la ilusión; con lo puesto. Ni en otras plazas. Sanse y Bilbao Athletic son los espejos en los que mirarse, como bien sabe Amorrortu.

Racing

El ascenso como emergencia y urgencia histórica

Aficionados del Racing en una imagen de archivo antes de la pandemia. DANIEL PEDRIZA

El fútbol moderno es cosa de invertir. De poner los huevos en una cesta y ver cómo sale la tortilla. El Grupo Pitma, propietario del Racing, se ha mostrado confiado hasta ahora. Le compró la moto al despótico Molina y dos años después le da el bastón de mando a José Mari Amorrortu con una idea diametralmente opuesta. Lo del manchego fue poner la pasta a fondo perdido. Más de tres millones de euros de presupuesto para futbolistas. Había que hacerlo rematadamente mal para no ascender –y casi se consigue–. Riesgo menor. Pero la inversión se fue al garete una temporada después por la falta de flexibilidad e ideas del exdirector deportivo. Ahora, los patrones verdiblancos se juegan la mitad del dinero, pero a un interés claramente variable. Volátil o altamente rentable. Una apuesta en cualquier caso arriesgada.

Porque no solo se trata de la ya conocida y perentoria obligación racinguista de abandonar este maldito infierno de la Segunda División B al que ha regresado. La pandemia lo ha trastocado todo, incluidos los cimientos de una categoría que necesitaba una reforma estructural hace tiempo. Y no colarse entre los tres primeros en la fase inicial de la competición no sólo supone perder la opción de luchar por el ascenso, sino que además aboca a un descenso de facto. Y nadie en su sano juicio se imagina a día de hoy al Racing en el cuarto escalón del fútbol español. Pero en los Campos de Sport nada es imposible y todo es susceptible de empeorar.

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Como arriesgada es la apuesta del Grupo Pitma, también lo es la del secretario técnico, Pedro Menéndez, que a los seis chavales que han saltado al primer equipo –más Lucas Díaz y Siverio–, les ha rodeado de incorporaciones –salvo Cédric, Bustos y Villapalos– de jugadores prácticamente desconocidos. Si salen mal, pocos se sorprenderán. Si se destapan, el asturiano se consagrará como fichador nato. Un Monchi modesto.

Y aunque ese mirar por fin a la cantera genera un plus de esperanza en el racinguismo, el club, en Segunda División B, se ahoga. Si los chavales necesitan paciencia y cariño para crecer, por desgracia el Racing no dispone de ese tiempo, así que los Marco Camus, Diego Ceballos, Pablo Torre, Martín Solar, Íñigo Sainz-Maza y Mantilla tendrán que madurar a pasos agigantados. El cambio de modelo de club es totalmente necesario. El ascenso es absolutamente innegociable.

El grupo estará a las órdenes de un Javi Rozada que es otro melón por abrir. Al técnico asturiano le fue bien en el Lealtad y en el Oviedo B. No tanto en el primer equipo carbayón, aunque la tesitura era muy complicada desde el mismo momento en que se sentó en el banquillo. Ahora se enfrenta a un reto desconocido para él. Ni equipo modesto ni filial; histórico en apuros. Además, aunque las pretemporadas no den puntos, sí inyectan moral, y al Racing de Rozada no le ha ido demasiado bien. No ha aportado muchas esperanzas a una parroquia golpeada una y otra vez por los fracasos de su equipo durante la última década.

Laredo

El complicado reto de estar el año que viene en Segunda RFEF

Los futbolistas del Laredo celebran el ascenso. LUIS PALOMEQUE

El Charles, por su parte, vivía en la incertidumbre en julio: solo trece futbolistas para el primer equipo y algunas dificultades más de lo recomendable para encontrar entrenador. Nueve fichajes, entre cesiones, gente de casa y alguna que otra incorporación estrella, dentro de la modestísima economía de guerra pejina, han pergeñado la plantilla que buscará la permanencia

En portería el recién llegado Rafa Pedrero aspira a disputarle el puesto a Raúl Puras, que salvaguarda el interés rojillo bajo los palos. En la línea defensiva se ha conjugado una mezcla de juventud y experiencia tanto en los laterales como en el centro de la zaga. Toboso y Miguel Goñi se perfilan como titulares en el centro de la defensa, mientras que Guipu y Borja Ares buscarán tener minutos desde un segundo plano. La banda derecha se la disputarán Rasines y Manu Ortiz, mientras que el lado izquierdo el puesto lo alternaran Roberto Cano y Álex Pérez.

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El pivote defensivo estará poblado por una nueva incorporación, como es Faouzi. En las posiciones de interiores y extremos es donde se ha producido un menor baile de jugadores. De los ocho, cinco repiten de la temporada pasada: Juancar, Riky, Felipe, David Sanz y Altadill. El resto (Saúl García y Diego Marta) son nuevos fichajes.

En la punta del ataque, una perla como Oscar Siafá se suma a la entidad pejina con el objetivo de hacer una buena cifra de goles junto a Vinatea, Iván Argos y Álvaro.Tantos que permitan al equipo luchar por no descender. En una plantilla joven, los seis sub 23 son Diego Marta, Miguel Goñi, Altadill, Saúl García, Álvaro y Juancar, y la media de edad es de solo 24,8 años.

El nuevo entrenador del conjunto pejino, Manu Calleja, se ha tomado cada amistoso como si fuera una sesión más de entrenamiento, por lo que en cada partido ha hecho dos equipos para que todos los jugadores disfrutaran de la misma carga de minutos. También ha trabajado en la prevención de lesiones con el objetivo de tener a todos los futbolistas disponibles, algo que será fundamental este año para que, en caso de que se den bajas por lesión o las que pueda causar el covid haya banquillo suficiente para afrontar los partidos con el mayor número de recursos posibles.

En resumen, el Laredo regresa a Segunda B treinta años después con el objetivo de estar el año que viene en la nueva Segunda RFEF (una de las dos categorías en las que se escindirá la de bronce). Tras un efímero paso en dos ocasiones, la entidad vuelve con el deseo de demostrar que ha aprendido la lección del pasado. Una meta que entrañará dificultad, al partir con uno de los planteles más modestos de la categoría. El Charles espera que su proyecto deportivo sea tan estable en la división de bronce como lo ha sido en Tercera y, además, crezca como entidad.

Si el Laredo ha fortalecido esta temporada una línea ésa es la defensa. Han llegado cuatro caras nuevas -Álex Pérez, Goñi, Toboso y Rasines-, cuatro refuerzos para ser titulares en el equipo de Manu Calleja. Y hasta el momento, la nueva retaguardia está respondiendo. Quizá sea por eso que el equipo pejino ha mostrado mejores recursos abajo que arriba, pero Calleja ha tirado de polivalencia para tapar huecos y posibles carencias a lo largo de la temporada.

Los adversarios

Mucha igualdad y más incertidumbres aún

Uno de los rivales por la fase de ascenso será un Bilbao Athletic obligado a reiventarse para seguir generando jugadores para el primer equipo. No oculta sus ansias de ascenso, pero afronta algunas incertidumbres tras sufrir varias bajas, entre ellas las de Vencedor, Sancet y Morcillo, ya con ciertos galones en el primer equipo.

Tercero el año pasado, varios de los jugadores de esta nueva plantilla son cachorros de pleno derecho, fogueados la temporada pasada. Nico Williams, Zárraga, Paredes, Unai, Tascón y Serrano serán los jóvenes con más peso. Y falta ver el rendimiento que pueden alcanzar Diarra, máximo artillero del Basconia con trece tantos.

Otra incógnita será el Barakaldo, que concluyó la pasada temporada luchando por la permanencia, en un año marcado por los problemas institucionales y, sobre todo, por la sanción de 1,1 millones de euros impuesta por la Seguridad Social. Pero tras pactar conHacienda la nueva directiva ha armado un presupuesto a la altura de sus competidores.

Aitor Larrazabal, nuevo entrenador y plenipotenciario director deportivo, ha construido un equipo que combina jugadores vascos –diez en total– para recuperar la identidad del club y ahorrar en los pisos de los futbolistas con fichajes internacionales: los panameños Juan Carlos Vargas y Daniel Aparicio y un delantero que ha pasado por todas las categorías inferiores de la selección rusa como Nikolai Obolskii, ahora de 23 años. En total, catorce fichajes, seis jugadores que continúan y un juvenil.

El Leioa, con Iker Bilbao y Luis Prieto en el banquillo, solo piensa en no repetir el negativo arranque del pasado ejercicio con cinco derrotas seguidas. La plantilla se ha reiventado, sobre todo en el centro del campo. El argentino Matías Sánchez, que procede del Keuruun Pallo finlandés y el coreano Pak Sang Min, tras pasar por la cantera del Valladolid y el Lleida, se han ganado un dorsal en una plantilla corta para poder repartir el ajustado presupuesto. El retorno del volante Gorka Garai, la del lateral Jon Agirrezabala, la del joven Mayordomo y la cesión del extremo Jaime Dios, renovado antes en el Eibar, son sus fichajes más importantes.

El Real Unión ha fichado doce jugadores. Ramos y Rivera (Castilla), Elosegui, Lucbert y Elizondo (Sanse), el veterano Kijera (Mirandés), Donoso (Ponferradina) y Temenuzhkov (Leeds U23) entre otros. «De 102 dos equipos unos pocos tendrán el deseo de estar en Segunda y otros nos contentaremos con mantenernos en el mismo lugar», dice su entrenador, Aitor Zulaika. La formación es la meta de los remozados Sanse y Alavés B, en especial el segundo.

La zona tranquila buscará un Arenas cuya mayor novedad es el regreso a Gobela tras una temporada exiliado por su reforma. Pero deberá estar atento si no quiere tener problemas para una permanencia por la que lucharán en principio el Portugalete y un Amorebieta que de nuevo vuelve a vivir de su cantera y lo que puede pescar en el fútbol vizcaíno.Ambos están llamados a priori a estar en el grupo de cola con el Charles. El Portu tendrá de nuevo a Ezequiel Loza en el banquillo con un cuerpo técnico netamente cántabro. Se han ido algunos de los montañeses que le acompañaron en su desembarco en la margen izquierda, pero a cambio ha fichado a Diego Rozas y Mario Musy, ambos procedentes del Rayo Cantabria, para jugar junto a Borja Camus y de Mediavilla. Otro toque cántabro para el grupo.

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