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«Nunca es un sacrificio venir a Santander», reconocía irónicamente Quique Estebaranz (Madrid, 1965). Sigue delgadito como entonces, aunque lógicamente con alguna cana más que cuando apareció con apenas 23 años por La Albericia dispuesto a comerse el mundo. Ayer estuvo allí también. Presenció el ... entrenamiento del Racing y al finalizar se quedó a charlar con Guillermo Fernández Romo, su compañero de pupitre. «Coincidimos en la escuela (risas). Sacamos el carné de entrenador juntos y quería saludarle». Antes repartió abrazos a quienes pudieron recordarle su espectacular temporada vestido de racinguista. «Fue el año de mi despegue», señalaba con una sonrisa de oreja a oreja. Llegó procedente de la estructura del Atlético de Madrid, donde no le hicieron un hueco y en Santander se hinchó a meter goles. «Fue una temporada tremenda. Estuve de baja y aun así acabé pichichi. Quedamos quintos, fue una pena, y no subimos. Luego me fui traspasado al Tenerife», recuerda. Compartió ayer también anécdotas con Víctor Diego, el ahora responsable de Relaciones Institucionales del club, con quien no pudo compartir vestuario ya que el cántabro se fue el mismo año a Las Palmas.
Estebaranz ve con «muy buenos ojos la situación del equipo», pero insiste en que «la experiencia dice que no se puede cantar victoria». Asegura que Romo le ha transmitido que en el vestuario «nadie da por hecho nada» y coincide en que esa es la «actitud que hay que tener cuando te encuentras como está el Racing, con mucha ventaja, pero sin tenerlo asegurado». El exracinguista, ahora dedicado a la representación de jugadores, lanza una pregunta: «¿Quién no hubiera firmado esta situación al principio de Liga?». Insiste en que «ojalá todo acabe bien, pero hay que esperar». Estebaranz señala que «la plantilla ha ido a más, la explosión de jugadores ha sido determinante y la capacidad de ganar partidos que ha logrado el equipo le ha dado una moral y confianza enorme en lograr el objetivo».
Quique Estebaranz | Exracinguista
El madrileño echa la vista atrás y lamenta que «equipos históricos como el Racing puedan pasar por momentos tan delicados como este, pero la experiencia dice que esto es algo que ocurre. Ahí está el Atlético de Madrid, que descendió y muchos otros». Destaca «el tremendo apoyo del aficionado al Racing», algo que es -añade el exracinguista- «la clave de mucho de lo que le pasa a este club». Estebaranz estuvo en Santander cuando el Racing logró el ascenso en Getafe, en aquel lejano 1991. «No me lo perdí». También estuvo en El Sardinero cuando no lo consiguió en la promoción con el Barca B en 2017. «Fue una pena. Le tengo mucho cariño». Y le gustaría estar cuando se produzca -si esto ocurre- esta temporada. «Me gustaría, claro, pero quién sabe dónde y cuándo...».
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