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Los de Netflix aún no se han enterado, pero la historia reciente del Racing da para convertirse en una serie de éxito. Porque tendría lo mejor de 'Club de cuervos'; porque Ángel Lavín y Francisco Pernía podrían aparecer con una boina al estilo 'Peaky ... blinders' y porque los movimientos de Frank Underwood en 'House of Cards' se parecen a las últimas elecciones de inquilino para el banquillo verdiblanco. Pero más allá de precuelas, hay que guionizar el presente racinguista. 'Arenas -de Getxo- movedizas' sería un buen título, aunque quizá más típico para una peli de domingo por la tarde. A día de hoy, y después del match ball levantado en Irún la pasada semana, lo que más concuerda es algo poco rimbombante pero sí certero. Breve, conciso y con garra, que decía algún profesor de periodismo. «Victoria o fracaso». Sinopsis: «Un equipo de fútbol histórico cae en una profunda depresión institucional y deportiva a causa de las corruptelas en su gestión. Ahora, estabilizado en los despachos y consciente de que los éxitos del pasado ya no sirven de nada, trata de abandonar un infierno en el que la quiebra siempre le persigue de cerca». Este domingo, en los Campos de Sport, el segundo capítulo.
Porque al equipo de Aritz Solabarrieta, desgraciadamente, sólo le vale ganar. Y ni con esas. Vencer, esperar, volver a vencer la próxima semana al Amorebieta y seguir esperando. Por méritos propios. Por hacer el chon en la primera vuelta de la competición. De poco le sirve ahora ser el mejor del grupo en la segunda vuelta. Haber espabilado antes.
Así que el Racing tiene que agarrarse a la botella medio llena. Y si la ve medio vacía, que la rellene con un poco de agua para que parezca cerca del pleno. La victoria en el Stadium Gal, más que brillante fue eficiente y, sobre todo, hizo olvidar la derrota frente a la Real Sociedad B y mantener con vida al conjunto verdiblanco.
Al racinguismo le gustaría poder pensar que se la va a jugar en la última jornada frente al Amorebieta, en Urritxe. Juego de Tronos. Y puede que sea así, pero ese derecho a ser aspirante se lo tendrá que ganar este domigo. El Arenas ruge menos fuera de la jaula, pero al Racing esta temporada ya le ha mordido incluso algún osito de peluche.
El equipo de Solabarrieta está obligado a ganar. Para tener opciones de seguir peleando por el ascenso a Segunda División y, en el peor de los casos, para atropar todos los puntos posibles de cara a la segunda fase de la competición. Porque si no regresar al fútbol profesional es un fracaso, no lograr un puesto en la futura Primera RFEF sería un descenso en la práctica, un ridículo y quién sabe si incluso la condena a muerte para la entidad.
Y el Racing está obligado a ganar, a pesar de sus bandazos. Ni tiene una idea de juego concreta ni parece que a estas alturas la vaya a tener. Así pues, tendrá que sobreponerse a esa falta de estilo a base de talento, solidaridad, potencial ofensivo y acierto en los momentos claves. Dotes que se verán mermadas esta tarde por la ausencia del que quizá ha sido el futbolista más regular del conjunto verdiblanco a lo largo de toda la temporada: Álvaro Bustos. El asturiano cayó lesionado en Irún y este domingo no estará frente al Arenas. Un Traver en pleno crecimiento será su sustituto.
Ese será el cambio obligado. Salvo sorpresa, Solabarrieta mantendrá el grueso del once que le ha dado una cierta estabilidad competitiva, aunque modificará el guión con respecto al choque frente al Real Unión. El 4-4-2 del Stadium Gal retornará al 4-2-3-1 habitual. Menos fútbol directo; más elaboración. Pablo Torre entrará en la mediapunta en detrimento de uno de los dos delanteros. El técnico tendrá que elegir entre Cedric y Jon Ander. Ambos llevan el mismo número de goles; el nigeriano ha sido titular últimamente, pero las sensaciones que deja no convencen. El míster andará deshojando la margarita. Por lo demás, a priori no habrá más novedades en el equipo verdiblanco.
El Racing se mira a sí mismo, porque es lo que tiene que hacer y, sobre todo, porque el tipo que se asoma cada mañana a su espejo es su peor enemigo. Pero enfrente habrá un rival. Un contrincante que se debilita lejos de su feudo, pero que tiene armas para hacer daño a cualquiera. El Arenas y su fútbol directo ya le dieron sustos -empates- a Bilbao Athletic, Amorebieta y Real Unión en sus respectivos estadios. Así que, que se ande con ojo el Racing. Y aunque el cuadro vizcaíno no acostumbra a ganar como visitante, los cántabros no se pueden dejar ni las migajas. Repitan conmigo: sólo vale ganar.
Un Arenas que se juega la permanencia y que está liderado en ataque por uno de Colindres, Leandro, que tuvo las Instalaciones Nando Yosu de La Albericia como casa. Seguro que sabe a la perfección dónde se le puede hacer daño a este Racing lejos aún de ser un bloque sólido.
Todo ello en unos Campos de Sport en los que habrá público. La venta de entradas continuará este domingo hasta que se terminen las 4.444 localidades disponibles. Los aproximadamente 8.000 abonados verdiblancos dejaron un millar de boletos libres, que ya se puso a la venta para el público en general. Las que queden se dispensarán a lo largo de este domingo. Parece poco probable que se agote el papel, pero todo puede pasar.
Los cientos, miles, que estén en las gradas de los Campos de Sport este domingo por la tade saben que el capítulo de hoy, más allá de que el desarrollo sea mejor o peor, sólo tiene dos posibles desenlaces. O seguir con vida o lamentar. O victoria o fracaso. En la parroquia verdiblanca, últimamente sólo proyectan dramas y están deseando marcharse para casa con una sonrisa. Aunque la próxima semana haya que volver a apretar los dientes para un nuevo capítulo. Más triste que alegre, pero nadie podrá negar que ser del Racing, vivir el Racing, siempre tiene emoción.
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